Alcaraz gana el Torneo Conde de Godó tras derrotar a Tsitsipas
Carlos Alcaraz elevó este domingo su segundo trofeo del Godó al imponerse en la final a Stefanos Tsitsipas por 6-3 y 6-4 (en 1h 20m). El español, de 19 años, refrendó su superioridad frente al griego –al que ha derrotado las cuatro veces que ambos se han cruzado– y revalidó el trofeo conquistado hace un año. Resolutivo desde el principio de la semana, el de El Palmar completó su desfile en Pedralbes con otra magnífica actuación y engarzó el noveno trofeo de su carrera, el tercero este año y el sexto sobre tierra batida.
Hoy por hoy, el circuito masculino se sintetiza en dos claros bloques: Alcaraz y, después, todos los demás. El joven prodigio sigue imponiendo su tenis de rompe y rasga, creativo e incisivo; a la imaginación va añadiéndole poso y sobre todo una correcta lectura de las situaciones. En el episodio definitivo del torneo entendió que con su ritmo intermedio de bola le bastaba para resolver, de modo que planteó la velocidad de crucero y poco a poco fue desarmando al griego, al que de paso cosió a dejadas, a cada cual más precisa y más certera; nueve de ellas le concedieron el punto.
Tiene recursos Alcaraz para todo y los emplea de forma instintiva, pero poco a poco está aprendiendo a qué debe proponer ante cada situación. A lo largo de la semana ofreció tal vez más oficio que brillo, ese intangible determinante del que adolece la gran mayoría de los integrantes de la última generación. Lució bíceps ante Borges, se arremangó ante Bautista y Davidovich y no le dio opción alguna a Evans; como rúbrica, una demostración de facultades y de que en estos no hay jugador que le haga sombra.
Aunque cedió el servicio temprano, supo enmendarse y tomar el timón del partido hasta el final. Selló con autoridad la primera manga y por la misma vía la segunda, mientras Tsitsipas iba dándole vueltas al coco y descomprimiéndose. Combativo y a la vez resignado, no desistió, que no es poco, pero no pudo resistir a los acelerones de Alcaraz ni a su tremenda determinación. Donde otros sufren, él disfruta. Va agrandándose el murciano y en la cita que se avecina en Madrid no solo encabezará el cartel, sino que será el indiscutible tenista a batir.
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