Ana Belén, en el arranque de la gala de los Goya: “Es urgente que todos exijamos certezas de igualdad”

Frente al silencio de décadas ha habido algo de ruido. Aunque, más que un grito masivo del cine español, en la alfombra roja de los premios Goya se han oído este sábado voces aisladas de hartazgo y condena. De la violencia contra las mujeres. De los abusos. De la omertà. La publicación hace dos semanas en EL PAÍS de un artículo en el que tres mujeres acusaban al director Carlos Vermut de violencia sexual ha sobrevolado el desfile previo a la gala en Valladolid, aunque no ha centrado la conversación. Pero sí ha sido protagonista en el principio de la gala, que ha arrancado con un contundente discurso de Ana Belén, copresentadora de la ceremonia junto a Javier Ambrossi y Javier Calvo, Los Javis: “Las mujeres del cine, como todas, no queremos intentos para vivir. Es urgente que todos exijamos certezas de igualdad y eso pasa por condenar todos los abusos y el abuso sexual. Y por revisar de manera profunda las estructuras que lo permiten”.

Poco antes, en la alfombra roja, el séptimo arte se llevó casi todo el protagonismo. De vez en cuando, eso sí, los invitados a la gala echaron una mirada hacia el elefante en la habitación. “Tenemos que aprovechar esta ocasión para un debate real y profundo. Y reflexionar sobre cómo está nuestro sistema judicial que hace que a veces acudir a la prensa te dé más garantías. Es un tema estructural”, pidió la directora Carla Simón, nominada este año por el corto Carta a mi madre para mi hijo. Y otros protagonistas, como Elena Martín, Alba Flores, Bárbara Lennie o Alberto Amman, apuntaron en la misma dirección: un problema de la sociedad, con raíces profundas, que se refleja en el cine. Aunque también hubo quien, como José Sacristán, lo consideró “un asunto personal” debido a ciertos individuos, más que a la industria como tal.

“Primero, apoyo absoluto e incondicional a todas las víctimas”, defendió la actriz Elena Anaya. Una premisa que se repetía en los discursos de los cineastas e intérpretes más reivindicativos. “El cambio no puede ser a costa de que unas mujeres se arriesguen exponiéndose mucho porque eso tiene un precio”, afirmó Flores. La importancia de crear un entorno más seguro para proteger a quien ha sufrido o sigue sufriendo estas violencias y ayudar a denunciarlas fue otra reivindicación recurrente, de Leonor Watling a Estibaliz Urresola, directora de la favorita 20.000 especies de abejas. Y, a la vez, para que “quien tenga conductas abusivas se lo piense dos veces”, como apuntó Simón.

El equipo de la película
El equipo de la película “20.000 especies de abejas” posa a su llegada a la ceremonia.
Mariscal (EFE)

Antes de las palabras, en los últimos días ha habido acciones concretas. El Ministerio de Cultura ha prometido la creación de una oficina de apoyo a las víctimas de violencia machista, incluidas las que no las hayan denunciado ante la policía o los juzgados. “Tenemos que cambiar muchas cosas, la violencia contra las mujeres es una violencia estructural”, declaró el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez a su llegada a la ceremonia. El ministro de Cultura, Ernest Urtasun, y la vicepresidenta y ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, se solidarizaron con las víctimas e insistieron en prometerles protección. “Todo lo que se vive en la cultura tiene que ver con múltiples formas de precariedad”, dijo Díaz. Y añadió: “Se acabó”.

Carla Simón subrayó que la Academia del cine catalán tiene desde hace tiempo un organismo parecido al que quiere crear Cultura y que “está funcionando”. Además, Cima, la asociación de mujeres cineastas, realizará junto con el Ministerio de Igualdad un informe “integral” sobre el sector, con la idea de juntar primero toda la información posible y luego impulsar las reformas necesarias. La misma organización también anunció que entregaría a los nominados que quisieran un pai pai con el lema “se acabó” —heredado de las protestas en el fútbol tras el beso no consentido de Luis Rubiales a Jenny Hermoso—, aunque no hubo muchas muestras de ellos en la alfombra roja.

También se vio alguna chapa pidiendo un alto el fuego en Gaza y el fin del comercio de armas con Israel. En cambio, las protestas de los agricultores —que están colapsando España y Europa y amenazaban la víspera con impedir el acceso a la gala— casi no tuvieron eco en la alfombra roja, salvo por el apunte de Isabel Coixet: “Si me hubieran dado una chapa, también me la hubiera puesto”. Aunque sí se hicieron oír delante de la gala: unos 400 manifestantes se concentraron ante la Feria de Valladolid, arrojando bengalas y petardos, además de insultos al sector de la cultura y los medios de comunicación.

El equipo de
El equipo de “La sociedad de la Nieve”, de Juan Antonio Bayona, a su llegada a la gala.Mariscal (EFE)

Dentro del edificio, varias nominadas —por primera vez había mujeres en el 61% de las candidaturas, individuales o colectivas, como calculó Cima— pedían cambios concretos y enseñaban el camino. “La reflexión no es distinta a la que hemos tenido constantemente y que en los últimos 10 años nos ha llevado a rodajes diferentes, a vínculos distintos con actrices y actores, a la incorporación de nuevas figuras profesionales, y sobre todo a tener una actitud activista y política ante la vida en todo lo que se pueda”, destacó la directora Elena Martín, nominada por Creatura.

Frente a la convicción mayoritaria de un problema de todos, general, José Sacristán, que trabajó con Carlos Vermut en Magical Girl, ofreció una interpretación diferente: “Son comportamientos personales, no creo que la industria esté tan enferma y tan necia como para diagnosticarla en general. Me parece una necedad también que se sacrifique la obra: que quien ha cometido un delito lo pague, pero no su obra”. Bárbara Lennie, protagonista de Magical Girl, señaló: “El abuso de poder es algo horizontal en la sociedad. Creo que lo fundamental es lo educacional”.

Yolanda Díaz saluda a las puertas de la gala.
Yolanda Díaz saluda a las puertas de la gala.Emilio Fraile

Hace dos semanas, la opinión de José Coronado sobre este tema, en la gala de los premios Feroz, generó polémicas. Pidió a las víctimas denunciar desde el primer momento y agregó: “Lo que no vale es denunciar al año o a los dos años”. Luego, el actor, nominado por Cerrar los ojos, se disculpó en un mensaje en redes sociales. Este sábado, preguntado de nuevo, señaló: “No he tenido que reflexionar nada. Sé lo que pienso ahora y hace 15 días. Puede ser que se malentendiera o me expresase mal, pero está muy clara mi posición”. Tristán Ulloa, un rato después ante el mismo micrófono, ofreció un argumento muy distinto: “He oído a compañeros decir que hay que denunciar en el momento o no. El foco no está en la víctima sino en el agresor”.

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