Arranca la campaña electoral de la incertidumbre
La política española se ha sumergido en un mar de incertidumbre. Lo reconocen en la sala de máquinas de los dos grandes partidos en el arranque de la campaña de unas elecciones municipales y autonómicas que nadie duda de que serán decisivas, porque se celebran a solo seis meses de las generales: todo está abierto. La macroencuesta del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) difundida este jueves, que todos los estrategas estudian con detenimiento porque es la de mayor muestra, pese a que la derecha insiste en denunciar su sesgo en favor del PSOE, apunta a un escenario ajustadísimo el 28 de mayo. Según el sondeo, los socialistas podrían retener sus principales feudos, mientras Isabel Díaz Ayuso acaricia la mayoría absoluta en Madrid; pero salvo en el caso de la presidenta madrileña y en el del alcalde de Vigo, el socialista Abel Caballero, a quienes nadie parece amenazar la victoria, el resto de los candidatos sufrirá un escrutinio de vértigo en la noche electoral. El CIS revela que la clave local tendrá mucho peso, pese a que la lectura será nacional. Están en disputa dos relatos: la resistencia de la izquierda o el cambio de ciclo en favor del PP.
La izquierda insiste en que hay partido a pesar de que el PP lidera la mayoría de las encuestas de ámbito nacional y de que las fuerzas progresistas ponen más en juego el 28 de mayo que la derecha, porque defienden los Gobiernos de nueve comunidades autónomas frente a los dos que aspira a revalidar el PP. El sondeo del CIS permite a los socialistas salir a la campaña con optimismo, aunque todo pende de un hilo, porque apunta a que el PSOE ganará en votos las municipales y resiste en general allí donde gobierna por el tirón de sus candidatos.
El barómetro ―que hay que tomar con prudencia, porque sus estimaciones han sobrestimado a la izquierda de forma sistemática desde 2018, cuando José Félix Tezanos llegó a la dirección, según han demostrado los análisis de Kiko Llaneras en EL PAÍS― asegura que la izquierda podría conservar sus gobiernos de la Comunidad Valenciana, Castilla-La Mancha, Extremadura, Asturias, Baleares y Canarias. Y que el PP podría hacerse con La Rioja, gana en Cantabria, donde la sorpresa es que el partido del presidente Miguel Ángel Revilla (el PRC) se hunde a la tercera posición, y tiene la posibilidad de arrebatar al PSOE Aragón. La nueva coalición de la España Vaciada tendrá la llave.
Jero Morales (EFE)
Los populares salen a la campaña con sus gobiernos de Madrid y Murcia muy consolidados, con una Ayuso sobre todo muy fuerte, pero, en cambio, la pelea está abierta en el Ayuntamiento de Madrid, según el CIS, con una posibilidad de vuelco hacia la izquierda que ninguna encuesta hasta ahora había barajado. En Barcelona, Ada Colau gana por la mínima, prácticamente empatada con Jaume Collboni, mientras los socialistas conservarían Sevilla, lo mismo que Compromís la ciudad de Valencia. Pero todo está en el aire.
El PP reconoce que si se cumpliera el pronóstico del CIS el resultado sería “insuficiente” para Alberto Núñez Feijóo, que se ha puesto el listón de ganar en votos las municipales y arrebatar nuevos gobiernos a la izquierda. “No escapamos del reto que nos hemos fijado, tenemos contemplado que la noche electoral pueda escribirse la crónica de que no hay cambio de ciclo si no conseguimos coger muchos Gobiernos al PSOE. Pero Feijóo se juega menos que Sánchez, porque si el PSOE aguanta, sigue habiendo partido. Y, al contrario, si pierden varios Gobiernos, entonces ¿cómo iba a revertir Sánchez esa situación? Arrancaría su cuenta atrás”, defienden en el equipo directo de Feijóo. Los socialistas sostienen que no divisan ese escenario, sino uno de riesgo para el líder del PP. “Estamos en condiciones de revalidar todo, y en condiciones de pelear por Barcelona e incluso por Zaragoza. Somos optimistas aunque no hay nada hecho, pero si conservamos nuestros Gobiernos, les ganamos en las municipales y Ayuso saca mayoría absoluta, la tormenta perfecta es para Feijóo. Siempre nos sorprendió que planteara esto como una moción de censura, porque se le puede volver en contra a él internamente”, contraponen en el comité de campaña del PSOE.
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Rodrigo Jimenez (EFE)
La campaña arranca ahora y los partidos pelearán por imponer sus temas en el debate público en los quince días hasta las elecciones, pero los socialistas defienden que han dominado la agenda toda la precampaña, desde que saltó la polémica por el parque natural de Doñana, y que están consiguiendo pelear al PP la bandera de que la derecha gestiona mejor la economía. El Gobierno se mueve además hiperactivo con un carrusel de anuncios de medidas sociales, desde la vivienda a la sequía ―este jueves el Consejo de Ministros aprobó un paquete de ayudas de 2.190 millones de euros para los efectos de la falta de agua― que apenas deja espacio a la derecha para colocar otros asuntos. Pero el PP también tiene sus armas, y los populares dan mucha importancia a la controversia por las listas de Bildu, en las que la asociación de víctimas Covite ha denunciado que concurren 44 condenados por pertenecer a ETA, y que rápidamente Feijóo ha aprovechado para golpear a Sánchez.
“Gobiernan con Bildu y no les repugna”, criticó este jueves el líder del PP en Valencia, mientras el PSOE también se desmarcaba de la decisión de la coalición abertzale. “Son unas listas que no nos gustan y que además reabren innecesaria e injustamente el dolor de las víctimas”, lamentó la portavoz socialista y ministra de Educación, Pilar Alegría, mientras la ministra de Defensa, Margarita Robles, pidió a Bildu que se “replanteara” las actuaciones que hagan daño a las víctimas del terrorismo. La secretaria general de Podemos, Ione Belarra, se quejó de que el PP pusiera el foco en este asunto, que los populares están convencidos de que pone muy incómodos a los socios de la coalición gubernamental por sus acuerdos con Bildu. “La derecha no sabe hacer una campaña electoral sin hablar de ETA y ahora estamos ya en una situación muy diferente a la de hace 10 años, por suerte para todos”, reflexionó la ministra.
Pero el 28-M se votará a los presidentes autonómicos y a los alcaldes, por más que los partidos le hayan dado enfoque nacional a estas elecciones y Pedro Sánchez y Alberto Núñez Feijóo se hayan echado a la espalda la campaña con caravanas propias de unas elecciones generales, así que será más un superdomingo con cientos de batallas simultáneas con sus propias claves y singularidades territoriales. De la fotografía de la macroencuesta del CIS sí pueden extraer algunas tendencias generales de cómo salen los partidos a la partida. La derecha, en general, parte muy movilizada, frente a una izquierda más tibia, en la que el PSOE resiste; el PP se beneficia de la desaparición de Ciudadanos en todas las autonomías ―solo tiene posibilidades de entrar en el Ayuntamiento de Madrid― y necesita el empuje de Vox, mientras Unidas Podemos y su capacidad de aguante tendrán la llave de muchos gobiernos. Resistencia de la izquierda o cambio de ciclo. Los partidos echarán el resto, conscientes de que el 28-M lo reseteará todo.
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