Badosa cae en las garras de Keys

Es Madison Keys una de esas tenistas a las que no conviene, bajo ningún concepto, dejarles tomar las riendas del partido. Metida en un hoyo en los últimos tiempos, parece asomar poco a poco la cabeza y este domingo dio buena cuenta de Paula Badosa, que venía con la lección aprendida –“es muy americana, le gusta jugar a lo grande”, advertía en la previa–, pero nada pudo hacer. La norteamericana, en forma de tromba, cogió el toro por los cuernos desde el principio y el duelo se tradujo en un quiero y no puedo para la catalana, apeada finalmente en los octavos por 6-3 y 6-1, en 1h 09m.

No se marcha de vacío Badosa. A sus 24 años y en plena progresión, este lunes podría lucir en el quinto puesto del ranking de la WTA y estrenaría condición: por primera vez en su carrera, sería la referencia española. Virtualmente subirá un puesto y Garbiñe Muguruza descenderá tres, al sexto. En cualquier caso, se fue dolida porque la ambición era máxima en este Open de Australia. Tras destaparse el curso pasado con un pelotazo en Indian Wells y la ascensión más llamativa del circuito, veía una gran oportunidad de refrendar su estatus y golpear en un grande, pero la estadounidense no le dio opción.

“He ido desde la primera bola a por el partido, en cada uno de los puntos”, expresó Keys, estadounidense de cuño, cien por cien pegada. Cada bola franca es un bingo para ella. Achuchó desde el primer peloteo y oprimió a Badosa en cada situación. Disfrutó en los turnos de servicio y mordió en cada resto. Sometida a un estrés constante, la española fue a remolque desde el principio y cedió terreno rápido. No logró granjearse ninguna opción de rotura en la primera manga y aunque atinó en la que tuvo en la segunda, la respuesta de la rival fue extremadamente contundente: hasta 16 se procuró Keys, convirtiendo cinco.

En su día, la estadounidense era una de las raquetas más prometedoras del circuito, top-10, pero a los 26 años busca el reenganche. En 2015 alcanzó la penúltima ronda en Australia, en 2017 fue finalista en Nueva York y en 2018 repitió semifinales en Roland Garros y el US Open. A partir de ahí, se diluyó. Lesiones y un desfile de entrenadores por su banquillo hasta hoy, momento en el que intenta recuperar la estabilidad. Empuja a su estilo: cada pelota es a todo o nada. Y, esta vez, la jugada le salió redonda; 26 ganadores, por 10 de la española. Badosa trató de contragolpear en el segundo set, pero el volante del duelo tenía una sola dueña.

“Mi nivel está subiendo”

“No fue mi día, nada más que decir”, resumió en inglés. “Ella ha ido a por ello y le ha salido todo. Cuando una jugadora está jugando tan bien, debo ser más agresiva y dar un paso más. Tampoco estaba al cien por cien de energía”, agregó en español, sin ninguna representante nacional ya en el cuadro.

Equilibradas en errores –dos menos la vencedora, 18-20–, la estadística en el servicio subraya lo que se vio desde la grada. Badosa se quedó en un pobre 57% con los primeros y sangró en la alternativa (32%). Exigida de inicio a fin, sin tregua, trató de rehacerse con el break, pero al siguiente juego incurrió en dos dobles faltas (10 al final) que determinaron definitivamente su suerte. Se cerró, por tanto, la primera aventura del año. Aterrizó con el trofeo de Sídney bajo el brazo, pero se impuso la derecha de Keys, reciente ganadora en Adelaida. El gran golpe en un grande queda aplazado.

“Estoy subiendo en el ranking y hay grandes torneos por delante. Me voy con un título y he jugado partidos muy buenos. Es mi primer año como top-10, crece la presión y creo que el nivel está subiendo. Quiero consolidarme entre las mejores y he empezado muy bien”, se despidió en positivo.

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