Bruselas hunde las previsiones de crecimiento para España y la relega a la cola de la recuperación en la zona euro

La vicepresidenta primera española, Nadia Calviño, y el comisario europeo de Economía, Paolo Gentiloni.
La vicepresidenta primera española, Nadia Calviño, y el comisario europeo de Economía, Paolo Gentiloni.Thierry Monasse (Getty Images)

España crece y sale de la crisis causa por la pandemia, pero lo hace a un ritmo menor de lo previsto y, además, con el grave riesgo de quedarse muy por detrás de los socios europeos. Las previsiones económicas divulgadas por la Comisión Europea este jueves radiografían este diagnóstico con claridad. Para 2021, el pronóstico es que la actividad crezca un 4,6%, 1,6 puntos menos de lo que calculaba antes del verano y 1,9 menos de lo que espera el Gobierno y ha dibujado en el cuadro sobre el que asientan los Presupuestos para el año que viene. En 2022, el rebote será del 5,5%, de nuevo significativamente por debajo de lo que pensaba antes del verano.

Al hundimiento económico de 2020, el mayor visto en varias generaciones, está siguiendo una recuperación fuerte. La mayoría de países de la Unión Europea volverán a los niveles de Producto Interior Bruto (PIB) anteriores a la crisis este año, pronostica el equipo que dirige el comisario de Economía, Paolo Gentiloni. Francia recuperará el PIB perdido a finales de este mismo año. Un poco después lo hará Alemania, al comienzo de 2022, y luego Italia, en la próxima primavera. España, en cambio, no regresará a ese estadio hasta el segundo trimestre de 2023.

El empeoramiento de los vaticinios sobre España contrastan con la ligera mejora de los números para el conjunto de la zona euro, que cerrará el año con un PIB un 5% mayor que en 2020, dos décimas más de lo que se esperaba antes del verano. Por el contrario, para 2022 se da el movimiento contrario, del 4,5% al 4,3%.

Esta rebaja en las previsiones de crecimiento de España va más allá de lo que puso sobre la mesa el FMI hace unas semanas, que pronosticaba un incremento del 5,7% este año y un 6,4% para el que viene. Y se suman al decepcionante dato de PIB que divulgó el INE a finales de octubre. Todo eso dibuja un escenario macroeconómico en el que queda bastante claro que el vaticinio sobre el que se han asentado los presupuestos españoles para 2022 es casi imposible de cumplir.

Los números de la Comisión para España se asientan en la esperanza de que el consumo privado se mantenga fuerte “por el impulso de los ahorros acumulados durante la pandemia y la recuperación del empleo”. “Además, la implementación del Plan de Recuperación y Resiliencia cogerá tracción e impulsará la inversión pública y privada”, continúa el documento presentado este jueves. De nuevo, como sucedió en la salida de la crisis anterior, el sector exterior tendrá una contribución positiva, “gracias a la gradual normalización del turismo internacional”.

El problema es que esto no es suficiente para salir del furgón de cola de la recuperación, con la situación agravada por la marcha de los precios. “La inflación en el área euro marcará un pico del 3,7% en el último trimestre de este año y seguirá en niveles altos durante la primera mitad de 2022″, anticipan los economistas de la Comisión. Esto, sin duda, aumentará la presión sobre el Banco Central Europeo para que acelere la retirada de los estímulos y suba los tipos de interés, lo que sería un lastre para un país con el volumen de deuda pública que tiene España.

Ese pasivo seguirá en los próximos años bastante por encima del 100% del PIB. Las previsiones de Bruselas apuntan, incluso, que este año el déficit alcanzará el 8,1% y la deuda crecerá del 120% al 120,6%. Será en 2022 y 2023 cuando empiece a bajar, al 118,2% y al 116,9%, respectivamente.

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