Castilla y León abre un ciclo de dos años de batallas electorales

La presidenta de Ciudadanos, Inés Arrimadas, y el candidato a la presidencia de la Junta de Castilla y León, Francisco Igea, este jueves durante un acto del partido en Valladolid.
La presidenta de Ciudadanos, Inés Arrimadas, y el candidato a la presidencia de la Junta de Castilla y León, Francisco Igea, este jueves durante un acto del partido en Valladolid.R. GARCÍA (EFE)

Casi dos de cada tres ciudadanos de Castilla y León entrevistados por el CIS declaran poco o nulo interés en la campaña a las elecciones autonómicas que arrancó a las 00.00 horas de este viernes. Mientras, las tertulias de Madrid llevan semanas discutiendo con pasión de esa cita regional, marcada para el próximo 13 de febrero. Hace tiempo que la política española vive en una campaña electoral permanente y cualquier llamada a las urnas en cualquier parte del territorio despierta tambores de guerra en los estados mayores de los partidos, por mucho que sus desvelos apenas coincidan con los de la ciudadanía. El año pasado fueron Cataluña y Madrid, ahora Castilla y León y más pronto que tarde Andalucía. En la comunidad más despoblada de España se abre un fatigoso ciclo electoral de casi dos años, que culminará en 2023 con las municipales y autonómicas, última estación antes de la batalla final por La Moncloa.

Hasta ahora, las autonómicas de Castilla y León eran unas más de las que celebraban simultáneamente en toda España coincidiendo con las municipales. Esta vez, el PP las ha convertido en otra cosa. La disolución anticipada de las Cortes regionales, decidida por el presidente, el popular Alfonso Fernández Mañueco, pretextando una fantasmagórica moción de censura que estarían urdiendo sus hasta ahora socios de Ciudadanos, ha colocado todo el foco de la política nacional en una comunidad con nueve provincias que abarcan el 18% del territorio español y solo acogen al 5% de la población. La campaña ya tuvo su aperitivo con la interminable polémica sobre el ministro de Consumo, Alberto Garzón, y sus opiniones acerca de la calidad de la carne, un alboroto nacional destinado al consumo interno de un territorio muy ganadero.

El plan de los populares es encadenar una sucesión de triunfos para relanzar la alternativa de Pablo Casado y a la vez diluir lo que se ha vuelto su principal dolor de cabeza, la gran victoria cosechada en mayo pasado por la contestataria presidenta de Madrid, Isabel Díaz Ayuso. Todas las encuestas, salvo el CIS, han insuflado viento en las velas de Casado, que se volcará en la campaña como ningún otro líder nacional. Pero al PP no le basta con ganar. Necesita una victoria con margen suficiente para no depender de Vox, catapultado en los sondeos. La necesidad de gobernar con la extrema derecha podría convertir el hipotético triunfo electoral más en un lastre que en un trofeo. Estas son las líneas estratégicas de los partidos para las dos próximas semanas.

Casado, con todo. Aunque ha gobernado gracias a su pacto con Cs, Mañueco fue superado por el PSOE en las últimas elecciones. Ahora, aspira a emular la victoria de Ayuso en Madrid, con la holgura suficiente para que Vox no tenga más remedio que dejarlo gobernar, aunque fuera con una abstención, informa Elsa García de Blas. Ni Génova ni el PP regional quieren gobernar con Vox, unos por temor a que eso movilice a la izquierda en comicios posteriores y otros porque creen que esa coalición sería problemática.

Casado necesita otra victoria autonómica para subir escalones hacia La Moncloa. El plan de Génova es desgastar a la izquierda en las urnas y reforzarse ante Ayuso, el principal desafío al liderazgo de Casado. Con una nueva victoria, no sería solo Ayuso, sino la marca PP la que se rodearía de un aura ganadora. Casado, que es palentino, va a volcarse en la campaña recorriendo las nueve provincias. El desembarco del PP será total: también participarán en la campaña todos los presidentes autonómicos y los expresidentes del Gobierno José María Aznar y Mariano Rajoy.

El PSOE no tira la toalla. Tras su victoria en las autonómicas de 2019 por primera vez desde 1983, los socialistas se resisten a dar por perdidas las elecciones y se reivindican como la única garantía de cambio frente a 35 años de gobiernos populares, informa José Marcos. El objetivo es atraer a parte de los 200.000 votantes de Cs, aunque, a diferencia de las elecciones de Madrid, su candidato, Luis Tudanca, ha evitado los guiños al electorado de centroderecha. A quien sí tiende la mano es a las plataformas de la España Vaciada que concurrirán en varias provincias, vistas como potenciales aliados si el PP no suma con Vox. Pedro Sánchez participará en cuatro actos de campaña, que también reforzarán los presidentes autonómicos, el exjefe del Gobierno José Luis Rodríguez Zapatero y la vicepresidenta primera, Nadia Calviño. Los socialistas venderán actuaciones del Gobierno con especial impacto en esa comunidad, como la subida de las pensiones y las medidas para combatir la despoblación.

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Cs, contra la “traición”. Tras casi tres años de Gobierno con el PP, la formación liberal ha hecho de la “traición” de Mañueco su gran bandera, informa Virginia Martínez. En 2019 logró 12 escaños y ahora algunas encuestas la sitúan en riesgo de desaparecer. Su candidato, el exvicepresidente Francisco Igea, anuncia que no volverá a apoyar a Mañueco, aunque aspira a ser de nuevo decisivo para constituir Gobierno. Igea incidirá en los resultados de su gestión en la Junta, sobre todo la lucha contra la pandemia, dirigida por una consejera de Cs. La unidad en torno al candidato, en el pasado crítico con la dirección del partido, es total, empezando por Inés Arrimadas, que estará muy presente en la campaña.

Primera cita sin Iglesias. Unidas Podemos admite que Castilla y León es un territorio difícil para su mensaje y sus aspiraciones no van más allá de mejorar ligeramente los dos modestos escaños de 2019 con un candidato que repite, Pablo Fernández. Serán las primeras elecciones sin Pablo Iglesias en el liderazgo. Su sustituta en el Gobierno, Yolanda Díaz, volcada en construir un proyecto diferente, ha tomado distancias y solo a última hora ha anunciado su participación en un único acto aún por definir, informa Paula Chouza. Los casos de corrupción del PP regional y el ecologismo, tras la polémica de Garzón y las macrogranjas, serán dos de las bazas más empleadas.

Vox quiere ser llave. La carrera que de verdad interesa a Vox es la de La Moncloa, y Castilla y León será solo una ronda preparatoria, informa Miguel González. Santiago Abascal lo tiene fácil para poder declararse satisfecho, ya que parte de un solo escaño logrado en 2019. Si consigue hacerse con la llave para hacer presidente a Mañueco, podrá cantar victoria y habrá demostrado a Casado que para llegar a La Moncloa tendrá que hacerlo de su mano. Y esta vez advierte de que su apoyo no será gratis como en Madrid. Aunque el lema de su campaña es Siembra, Vox no ha arado en Castilla y León durante estos dos años y medio. Ha sufrido problemas internos y Abascal, en una decisión personal, ha improvisado como candidato a un joven de 30 años, Juan García-Gallardo, que se afilió a Vox hace seis meses y a quien nadie en el partido conocía.

Estreno de España Vaciada. En una comunidad donde los ciudadanos sitúan la despoblación como primer problema, la plataforma que pretende aglutinar a la España Vaciada hará su estreno. Con ese nombre se presenta por cuatro provincias y a ella se une Soria ¡Ya!, que lleva años batallando y a la que el CIS sitúa como primera fuerza en esa circunscripción, informa Juan Navarro. Otro dos grupos provinciales, Unión del Pueblo Leonés y Por Ávila, ya estaban en las Cortes salientes. Todos ellos pueden ser decisivos.

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