Cautela en el primer día sin mascarillas en interiores: “No me la voy a quitar ahora”

Dos años después, los españoles pueden permanecer en espacios interiores sin mascarilla. Salvo en residencias, centros sanitarios y transporte público, desde este miércoles no hay obligación de llevar boca y nariz cubiertas, como detalla la publicación de la norma en el Boletín Oficial del Estado. Pero esto no quiere decir que las mascarillas desaparezcan. De la misma forma que muchas personas han seguido usándolas en la calle cuando se levantó la obligatoriedad, este miércoles por la mañana se han visto muchas mascarillas en espacios interiores donde no era necesario utilizarlas. No es solo una percepción: una encuesta de 40dB. para EL PAÍS indica que la mayoría de los españoles cree que es pronto para retirar las mascarillas en interiores y la seguirá llevando. Es el caso de Oxana, de 51 años, que espera en un banco de la estación de Atocha, en Madrid, que llegue la hora de ir a trabajar. Tiene la mascarilla bien colocada y mantiene la distancia. “Me ha protegido durante dos años, no me la voy a a quitar ahora. Si en todo este tiempo nunca pillé la covid, es sobre todo gracia a ella”.

Oxana reconoce que ahora el riesgo es menor y que ha pasado de las mascarillas FFP2 a las quirúrgicas. Según la norma publicada en el BOE no es obligatorio llevarla en la estación y los andenes, pero sí en los vagones. Los altavoces de la estación recuerdan la obligatoriedad de la prenda. “¡Pero si el metro es subterráneo, cómo vamos a estar sin mascarilla! Hay momentos cuando en los andenes hay más gente que en el tren”, afirma Lucía, de 51 años, trabajadora de Metro de Madrid. En esa circunstancia, la norma no obliga a usar mascarilla, pero sí la aconseja: “Se recomienda un uso responsable de la mascarilla en los espacios cerrados de uso público en los que las personas transitan o permanecen un tiempo prolongado. Asimismo, se recomienda el uso responsable de la mascarilla en los eventos multitudinarios”.

Natalia Camacho, de 46 años, cree que “ha llegado el tiempo para quitársela”. Aunque, de primeras, se mantiene prudente: ha pasado el covid tres veces y prefiere, personalmente, seguir con la protección “un poco más”. Viaja a Alicante, donde trabaja. A pesar del levantamiento de la prohibición, las mascarillas también se seguirán viendo en muchas oficinas. La nueva normativa del Ministerio de Sanidad da la potestad a la empresa de decidir si sus trabajadores deben seguir usándolas en espacios interiores. La resolución depende del servicio de prevención de riesgos laborales de cada centro de trabajo. David González, de 49 años, explica mientras espera el AVE a Sevilla que la empresa donde trabaja aún no ha comunicado si tendrán que seguir con los cubrebocas en la oficina: “No me importaría quitármela, puede ser que haya llegado el momento”. El hecho de que la letra pequeña de la norma no se haya conocido hasta este mismo miércoles ha retrasado la toma de decisiones tanto en las empresas privadas como en el sector público, dejando a muchos trabajadores este miércoles en un mar de dudas: ¿prioriza el texto del Boletín Oficial del Estado que decreta el fin de la obligatoriedad o el protocolo actual de cada compañía? La empresa puede decidir sobre sus trabajadores, pero no sobre sus clientes.

En el comercio, donde gran parte de la parte de la plantilla trabaja en contacto directo con el cliente, se está optando por diferentes vías, aunque con la cautela como punto en común. Algunas grandes empresas están empezando a explicar cuál será su política, al menos en un primer momento, lo que puede dar pistas sobre cómo va a ser esta nueva normalidad. Mercadona ha decidido que el uso de las mascarillas sea voluntario para sus trabajadores (deja de ser obligatorio) y recomendado a los empleados considerados más vulnerables, como las embarazadas, los mayores de 60 años y los inmunodeprimidos. En cuanto a Carrefour, fuentes de la empresa informan de que por ahora va a mantener el uso de las mascarillas y, en función de la evolución, se estudiarán nuevas medidas próximamente. El Corte Inglés explicó este marte que esperaba a que se publique el real decreto en el BOE para pronunciarse.

Pasajeros en la estación de Atocha de Madrid, este miércoles.
Pasajeros en la estación de Atocha de Madrid, este miércoles.JUAN BARBOSA (EL PAÍS)

El grupo de moda Mango ha explicado este martes que, de momento, recomendará a sus equipos de tienda que mantengan las mascarillas siempre que no se pueda mantener la distancia de seguridad interpersonal. Y en la sede central, aconseja un “uso responsable”, en especial en aquellos sitios en los que haya suficiente distancia entre empleados.

Entre las empresas energéticas, Repsol está a la espera para tomar decisiones, pero “es probable que en aquellos lugares en los que no se pueda garantizar la distancia de seguridad, se mantenga la mascarilla”, indican fuentes de la empresa. Así, lo más posible es que no sea obligatoria en oficinas cuando haya 1,5 metros de separación, pero sí en estaciones de servicio. Iberdrola ha comunicado la eliminación de la obligatoriedad en el puesto individual de trabajo siempre que se mantenga la distancia de seguridad y en exteriores. Sí se seguirá exigiendo en las zonas comunes. Es una política parecida a la de Endesa, que acepta que no se use el cubrebocas frente al ordenador y en las zonas de paso, pero sí lo requiere en salas de reuniones.

Respecto a las entidades financieras, la asociación Española de la Banca (AEB) ha explicado a Servimedia que seguirán exigiendo el uso de mascarillas en sus oficinas cuando no se pueda garantizar la distancia de seguridad. Reiteró que cada entidad tomará sus decisiones en función de lo establecido en el real decreto y de las características de sus oficinas.

Los trabajadores públicos tendrán que esperar a la decisión del servicio de prevención de cada oficina para saber si deben seguir llevando mascarilla o no. No habrá una consigna única para todas las administraciones públicas, “como no lo ha habido en ningún momento de la pandemia, cada centro de trabajo tiene unas circunstancias diferentes y es el servicio de prevención el que debe evaluar el riesgo”, indica una portavoz del Ministerio de Sanidad. Estos servicios de prevención modulan su análisis en función de las recomendaciones del protocolo Procedimiento de actuación para los servicios de prevención de riesgos laborales frente a la exposición al SARS-CoV-2, coordinado por la Subdirección General de Sanidad Ambiental y Salud Laboral y la Dirección General de Salud Pública, y aprobado por la Ponencia de Salud Laboral y por la Comisión de Salud Pública. Sanidad anuncia que “en los próximos días” se actualizará teniendo en cuenta el escenario sin obligatoriedad de mascarillas. El informe de la Ponencia de Alertas que sustenta el fin de los cubrebocas en interiores aconseja una distancia interpersonal de más de 1,5 metros y ventilación adecuada.

El principal sindicato de funcionario, CSIF, criticó que el martes el Gobierno aún no hubiera dado a las administraciones públicas directrices sobre la retirada de las mascarillas en interiores y reclamó la convocatoria extraordinaria de los comités de seguridad y salud laboral en los diferentes ámbitos: “En todo caso, CSIF velará por que se cumplan las medidas de seguridad, ventilación y separación de los puestos de trabajo a metro y medio”. Comisiones Obreras también se mostró crítico con la falta de detalles aportados por el Gobierno. “Iremos a las oficinas BOE en mano para ver qué sacamos en claro”, critica un portavoz del área pública de CC OO.

También hay incertidumbre en los centros educativos. Dos autonomías, Andalucía y Canarias, confirmaron ayer a este periódico que, en principio, en sus centros escolares, profesores y alumnos tienen que seguir llevando la mascarilla este miércoles. Otras responden tajantemente que no hay que llevar mascarilla y algunas lo hacen de forma vaga, ante de conocer la literalidad de la nueva norma.

92% de vacunados

Son las ocho de la mañana y a las puertas del centro de salud San José de A Coruña una veintena de personas enmascaradas espera turno para un análisis de sangre. No es preciso recordarle a nadie que en el ambulatorio las mascarillas siguen siendo obligatorias. Pero una mujer mayor se la ha olvidado. Con un pañuelo de papel arrugado se cubre la boca y burla la mirada del vigilante para entrar. En la fila, Julia Aldecoa, de 22 años, reflexiona sobre los dilemas que la embargan en la histórica jornada que arranca este miércoles. Los profesores del centro donde estudia, la Escuela de Artes Pablo Picasso de A Coruña, seguirán dando clase con mascarilla, explica, y ella en principio también, aunque “irá viendo lo que hacen los demás”. En los bares piensa dejársela cuando se dirija a los camareros. “Es algo personal. Hay que pensar también en los trabajadores que están todo el día con mucha gente porque la pandemia no ha pasado. Lo haré por ellos”, aduce.

El fin de la obligatoriedad casi total de las mascarillas se toma en un contexto sanitario favorable, con más del 92% de la población mayor de 12 años vacunada contra la covid-19. “Así, conforme a los datos recibidos a través de la Red Nacional de Vigilancia Epidemiológica, la tasa de hospitalización entre los casos ha pasado de un promedio de alrededor del 7% en la onda epidémica de diciembre 2020 a febrero 2021 a 1,19 % en la onda epidémica de diciembre 2021 a marzo 2022, mientras que la de ingreso en UCI ha variado de un 0,67 % a un 0,06% y la de letalidad ha pasado de un 1,46 % a un 0,19 % para la población total. Este efecto se observa, con cierta variabilidad, en todos los grupos de edad. El contexto descrito permite adaptar algunas de las medidas de control de la transmisión que se vienen implementando”, justifica el Gobierno en el BOE.

La norma plantea una excepción en la obligatoriedad del uso de la mascarilla en los centros sanitarios: para las personas ingresadas mientras estén en sus habitaciones. Además, especifica que en las residencias se tienen que usar mientras trabajadores y residentes estén en zonas compartidas, pero no en dependencias privadas.

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