De Italia a Brasil: los actores de doblaje de ‘La casa de papel’ nos explican cómo es poner voz al gran éxito español de Netflix

La casa de papel se ha mantenido hasta sus últimos capítulos, estrenados el pasado 3 de diciembre, como el gran éxito de Netflix. Es de lejos su contenido más visto en la semana del 29 de noviembre al 5 diciembre, con 190 millones de horas de reproducción en sus tres primeros días de emisión, según datos de la compañía. La serie nacida en Atresmedia se ha hecho popular en todo el planeta gracias a los más de 190 países a los que llega la plataforma estadounidense. El interés de la producción en el extranjero ha generado un fenómeno poco común en la industria española. Ha sido doblada a un buen número de idiomas, cuando lo habitual es que el doblaje español se encargue de acercar las producciones extranjeras a nuestras lenguas oficiales.

Andrea Lavagnino es la voz italiana de El Profesor. Admirador del trabajo interpretativo de Álvaro Morte, quien encarna al personaje en pantalla, explica que ha preparado su trabajo analizando el rostro del español. “Un buen actor de doblaje mira a los ojos, no a la boca”, cuenta a este periódico desde Italia, pocas horas después de la emisión de los últimos episodios de la ficción. “Al contrario de lo que puedan pensar los no expertos, utilizamos nuestra propia voz, intentando aportar colores, matices y emociones. Cuando la gente me pide que ponga la voz de El Profesor, solo puedo responder: “¡Es esta. Es la mía!”. No somos imitadores, somos intérpretes”, asegura. Los espectadores de su país conocen a la serie de Álex Pina como La casa di carta.

Para Sébastien Hébrant, la versión sonora de El Profesor en los países de habla francesa, la calidad de la serie desde sus primeros capítulos dio un excelente material de trabajo a los actores de doblaje. “Fue una agradable sorpresa cuando la descubrimos durante la grabación en el estudio. Nos sedujo el tema, el nivel de su producción y también la interpretación de los actores”, recuerda desde Bélgica. “Mi personaje tiene muchas sutilezas y eso es muy interesante el trabajo de doblaje. Es un hombre enigmático, muestra fragilidad y timidez y al mismo tiempo es el carismático líder de la banda, capaz de humor y seducción. Era necesario encontrar esa dicotomía en la interpretación y en la voz”.

Carla Martelli pone voz a Tokio para Brasil. “Es un personaje y una historia con las que sientes empatía desde el principio, lo que siempre hace más fácil trabajar así”, cuenta la actriz de doblaje. El reto en este caso era el doble papel de Úrsula Corberó, porque Tokio es también la narradora de la serie. “Prefería rodar primero las narraciones, porque tienen un tono, ritmo y energía distintos, y luego las escenas de acción, que requieren de más expresividad y fuerza vocal”, explica. Se siente tan cercana al personaje de Corberó que en algún momento se ha pasado 20 minutos llorando por algunas de las tramas que ha tenido que doblar, cuenta.

Martelli además habla español y ha trabajado doblando muchas producciones en nuestro idioma, como el personaje de Marta Etura en las adaptaciones cinematográficas de la trilogía de Baztán, de la escritora Dolores Redondo.

Que La casa de papel sea un relato de acción, y por tanto muy visual, y que al mismo tiempo tenga diálogos extensos para que los personajes expliquen al espectador sus planes de robo es otra de esas dicotomías que complica la labor de los actores de doblaje. “Tienes que hacer que esas frases sean fáciles de entender y que a la vez seduzcan al espectador”, comenta Hébrant. Sus espectadores, tanto en Francia como en Bélgica, respetan el título original de la serie. Para ellos es La casa de papel, al igual que ocurre en Brasil. En Alemania, por ejemplo, se llama Haus des Geldes (La casa del dinero).

Adaptarse al español

Para un italiano como Lavagnino doblar una serie española también resulta más fácil de lo habitual, por la proximidad de los dos idiomas. Aunque, por otro lado, esa similitud le obliga a prestar especial atención a la sincronización labial. “Cuanto más se parezcan las palabras originales al italiano, más se notará una posible desincronización”, dice. Para su colega belga es un placer doblar contenidos hablados en español, aunque el sonido fuerte de la ‘r’ sea todo un desafío a la hora de sincronizar los labios con la versión en francés. “El español no es el idioma más sencillo para doblar, pero sin duda lo es mucho más que el coreano”, comenta Hébrant con ironía, en referencia al reciente éxito mundial de las historias procedentes del país asíatico, que se han sumado a su lista de proyectos para doblar.

En España, la gran cantidad de plataformas de contenido a la carta se ha convertido en un arma de doble filo para la industria del doblaje, que no cuenta con un convenio actual que defienda los derechos de sus trabajadores. Por un lado, estas nuevas empresas aumentan las posibilidades de empleo, al emitir una enorme cantidad de producciones extranjeras. Por otro, exigen tiempos de trabajo muy cortos, para estrenar los capítulos casi a la vez que en su país de origen, precarizando así las condiciones de trabajo.

En el caso de otros países, ocurre algo similar, cuentan sus trabajadores. “El sector se enfrenta un mercado que degrada el eclecticismo del individuo a favor de la uniformidad de la masa”, comenta Lavagnino, gran admirador del espíritu revolucionario de La casa de papel. “Buscan que nuestro trabajo con cincel se convierta en algo propio de una línea de montaje”, dice. Por su parte, Hébrant apunta que, aunque existe una regulación en Bélgica desde el año 2008 que establece los pagos que deben percibir los actores de voz, el sueldo es muy inferior al de lugares como Francia. Como ejemplo, pone su sueldo por encarnar la voz del protagonista de La casa de papel: 75 euros netos por episodio. “La labor de doblaje queda, por tanto, como una labor complementaria a otros proyectos como actores”, lamenta.

En cambio, según comenta Carla Martellli, al profesión de artista de doblaje en Brasil está reconocida por el público y la industria. “Los profesionales nos sentimos bien pagados y respetados, aunque todo [convenio laboral] se puede mejorar”, defiende, “y siempre queda algún prejuicio en contra de lo que hacemos. Hay quien considera que desvirtúa el material original”.

El canal oficial de La casa de papel en YouTube, que cuenta con 1,74 millones de suscriptores, explicaba en abril de 2020 en uno de sus vídeos que uno de los actores de la serie se ha encargado de doblarse a sí mismo en varios idiomas. El actor croata Luka Peroš, intérprete de Marsella en la ficción, se crio en varios países debido a la profesión de su padre, que era ingeniero petroquímico. Así que el actor es políglota. Tras rodar en español, ha puesto voz a su personaje en otras cinco ocasiones: en inglés, francés, alemán, italiano y portugués.

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