Djokovic: un set perdido, abandono y adiós ante el finalista Zverev

Novak Djokovic resiste lo que da de sí su muslo, exactamente 1h 21m, cuando ya ha cedido el primer parcial frente a Alexander Zverev (7-6(5) y el dolor no le permite continuar. Australia despide a su rey entre el murmullo, primero, y algunos abucheos después. El serbio, de 37 años, no se había ejercitado los dos últimos días, pero la abrupta despedida en la red pilla al público de la central a contrapié. Porta el raquetero al hombro el serbio: ¿Se va? Efectivamente, así es. No capturará, por tanto, ese 25º grande jamás alcanzado por ningún tenista; él y la local Margaret Court siguen en tablas. Intercede su rival en el discurso, elegante el alemán: “Por favor, chicos, no abucheéis a un jugador cuando sale lesionado. Sé que pagaron sus entradas… pero Novak ha dado su vida por este deporte durante los 20 últimos años”.
Djokovic aterrizó en el torneo coincidiendo con la publicación de una entrevista en la que denunciaba una conspiración contra él hace tres años, cuando fue deportado del país; después, optó por el silencio a pie de pista tras vencer al checo Jiri Lehecka en los octavos al entender que un periodista de Channel 9 se había burlado de él y los compatriotas que le apoyaban en Melbourne Park; y en última instancia, el balcánico se marcha dolorido y habla resignado. “He hecho todo lo posible para manejar el desgarro muscular, pero al final del primer set empecé a sentir más y más dolor. Lo he intentado…”, desliza a pie de pista a Jim Courier. Luego, en la sala de conferencias, se extiende y dice que de haber ganado esa primera manga hubiera tenido igualmente problemas para continuar sobre la pista.
Hace dos años sufrió un contratiempo de las mismas características —desgarro de tres centímetros antes de empezar a competir—, pero esta vez, dice, ha sido demasiado para él. “Estoy decepcionado y molesto”, admite. “Entonces lo gestioné mejor, pero no me molestaba tanto. Tuve un día extra de descanso y pensé que la cosa iba a ir lo suficientemente bien, pero no ha sido el caso”, apunta; “las lesiones son el mayor enemigo de un deportista profesional. En el pasado tuve que lidiar veces con una situación así, e incluso me ayudó a jugar mejor y a ganar el torneo, pero hoy no ha sido así. A veces juega a tu favor, otras veces no. También depende del otro jugador, de cómo lo esté manejando él también. Esa es la belleza de los deportes de uno contra uno; no hay reemplazo, no te puedes ir una hora ni te pueden sustituir”.
[Noticia de última hora, en breve les ofreceremos la ampliación].
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