El 97% de jóvenes afirma haber sufrido algún tipo de violencia sexual en entornos digitales cuando eran menores

Prácticamente la totalidad de los jóvenes (97%) entre 18 a 21 años asegura haber sufrido algún tipo de violencia sexual en entornos digitales cuando eran menores de edad. Así lo revela el último informe de Save The Children, Redes que atrapan. La explotación sexual de la infancia y la adolescencia en entornos digitales, publicado este martes. “La era digital ha amplificado los riesgos ya existentes”, dice el documento, y resalta que los jóvenes tienen poca percepción de peligro frente este problema.
La violencia sexual en la red abarca diversas modalidades y con el paso del tiempo surgen nuevas, impulsadas por el avance de las aplicaciones, las tecnologías y los canales digitales. Algunas que menciona el informe son el grooming, una de las más conocidas, que se trata del embaucamiento de una persona adulta hacia un menor con fines sexuales. También resalta el sexting, la difusión de contenido íntimo sin autorización, o el consumo, producción y difusión de material sexual infantil. Destaca, por otro lado, el incremento de extorsión hacia los niños para enviar material íntimo o sexual, así como el uso de inteligencia artificial para crear este tipo de contenido.
Las diversas formas de violencia no constituyen fenómenos aislados. Muchas veces están conectadas entre sí y forman parte de un mismo proceso. Un niño puede ser víctima de varias a la vez.
Para conocer las percepciones y conductas online durante la infancia y adolescencia, Save The Children realizó una encuesta a más de 1.000 jóvenes entre 18 y 21 años. En esta, un 26% aseguró haber sido presionado, cuando era menor, para enviar contenido íntimo o sexual y un 20% indicó haber sido amenazado para mostrar este tipo de contenido.
Ese es el caso que relata Lucía López, una educadora de Save The Children en Alicante. El año pasado, una niña de 12 años se acercó a ella, con mucha vergüenza y timidez, para decirle que había recibido mensajes amenazantes: “O compartía un vídeo de carácter sexual o, si no, iban a pasar fotos de ella desnuda”, explica Lucía en un video compartido por la organización. “En todo momento ella creyó que la culpa era de ella, no había compartido fotos, pero no estaba segura sobre qué fotos estaban hablando”, agrega.
Al ser un caso de violencia sexual, la organización conversó con su familia y con la Fiscalía. Tras ello, también hablaron con sus compañeros. “Es lo que viven en el día a día”, dice Lucía, “por lo que empatizaron con ella”. Muchos aseguraron que habían recibido mensajes parecidos.
De hecho, según el informe, el 38% indicó haber recibido comentarios o fotos sexuales sin haberlo solicitado. Y uno de cada tres refirió haber tenido contacto con una persona adulta con fines sexuales en el entorno digital (grooming) cuando era menor de edad.
El grooming es una de las principales formas de captación de los niños. Se basa en la manipulación, engaño o coacción para obtener materiales digitales de contenido sexual, generar encuentros sexuales o involucrar al menor en redes de explotación. En 2023, el Ministerio del Interior registró 525 denuncias por hechos relacionados con esto ―un incremento respecto a las 408 denuncias registradas el año anterior―.
De todas formas, las cifras representan solo la punta del iceberg, ya que muchos casos no se denuncian y otros ni siquiera son reconocidos como tales por los propios menores, por lo que no llegan a comunicarse, explica Catalina Perazzo, directora de Influencia y Desarrollo Territorial de Save The Children. Esto se hace aún más difícil en los entornos digitales. En septiembre del año pasado, la Fiscalía reconoció que defender a los niños y adolescentes frente a los depredadores de las redes era un objetivo “casi imposible”.
La encuesta también consultó por las vías de contacto usadas por los explotadores. Entre las principales refieren Instagram con un 68%, luego WhatsApp y Grindr (48%) y X (44%). Cabe destacar el contacto por los juegos online y de streaming con un 44%.
No existe solo un perfil de quién se acerca a los menores con intenciones sexuales, aunque sí se han identificado patrones comunes. El informe señala que, en la gran mayoría de los casos, el agresor es un hombre con una edad promedio de 28 años. Generalmente actúa solo en el entorno digital y suele ser una persona desconocida para la víctima, aunque en algunos casos pertenece a su entorno cercano. En la mitad de los episodios, el explotador no oculta su identidad.
Sin percepción de peligro
Una de las preocupaciones destacadas es la baja percepción de riesgo que tienen los menores frente a las distintas formas de violencia sexual en línea. Por ejemplo, aunque la mitad de los jóvenes considera que el contacto con desconocidos es uno de los principales peligros en el entorno digital, solo uno de cada tres percibe como riesgoso el envío consentido de imágenes íntimas a adultos. Únicamente el 24 % dijo conocer el significado de grooming.
Durante su infancia o adolescencia, un 27% de los encuestados indicaron haber enviado contenido propio íntimo o sexual voluntariamente. Sin embargo, la mayoría no lo consideraba un riesgo. El informe resalta el peligro de estos contenidos: “Pueden ser redistribuidos sin consentimiento, utilizados por personas adultas con fines sexuales o terminar circulando en entornos donde pueden ser explotados”.
Por otro lado, el 65% no percibía como amenaza el envío o reenvío de imágenes sin el consentimiento de la persona.
Las razones por las que los jóvenes comparten estos contenidos son porque no conocen el peligro, creen que es normal, buscan atención, quieren recibir dinero o intentan encajar con sus amistades, entre otros. “En la adolescencia se piensa que uno es invencible, que no va a pasar nada… que la persona a la que yo le mande mis fotos no las compartirá”, explica Perazzo.
Lo mismo sucede con las imágenes creadas por la inteligencia artificial, un problema que cada vez se hace más grande: uno de cada cinco jóvenes afirma conocer a alguien que haya enviado este tipo de material para mostrar desnudos, siendo menor de edad y sin consentimiento. Sin embargo, siete de cada 10 no ven la amenaza en la manipulación de fotos o vídeos mediante IA.
Perazzo atribuye esta situación a la falta de conocimiento y formación de los jóvenes. “Hay mensajes generales que sí llegan, como que el uso excesivo del móvil es malo. Pero riesgos concretos, como el grooming o la difusión de imágenes, a ese detalle no entran. Piensan ‘no me puede pasar a mí’”, sostiene.
Para los especialistas de Save The Children, es necesario educar a los niños y adolescentes respecto al uso de las tecnologías para que estén alertas. En cuanto a las escuelas, consideran que se debe introducir de manera transversal en el currículum educativo, en función de las edades, dos contenidos: el uso responsable de internet y, por otro lado, la educación afectivo-sexual.
Además, en el hogar es fundamental que los padres hablen con sus hijos sobre la realidad que pueden encontrar en internet, expliquen qué conductas son aceptables y cuáles no, y establezcan límites de forma conjunta. También es clave crear un espacio de confianza para que los niños se sientan seguros al comunicar cualquier situación de riesgo, en caso de ser víctimas.
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