El ansiado “tren rápido” de Extremadura comienza a circular por la región más de dos décadas después de su anuncio

22 años después de la promesa, Extremadura cuenta desde este jueves con un tren más rápido para disminuir los tiempos entre los principales municipios de la región y la capital de España. Comenzará a funcionar el próximo 19 de julio, tal y como ha anunciado este jueves la ministra de Transportes, Raquel Sánchez, durante un viaje inaugural. No, no será un AVE, como se anunció a bombo y platillo en 2000 por José María Aznar. A partir de ahora, eso sí, la mejora afectará solo al trayecto entre Plasencia y Badajoz. Es decir, que la línea que va desde la capital de España hasta Plasencia seguirá siendo convencional, con sus inconvenientes habituales: sin electrificar y sin doble vía. En líneas generales, la reducción de los tiempos será para aquellos pasajeros que vengan de Madrid y hagan su trayecto hasta Cáceres, Mérida y Badajoz. No así hasta Plasencia, que seguirá en los mismos tiempos de siempre: tres horas. El nuevo tren, por tanto, únicamente circulará por Extremadura. No hay fecha aún para la mejora de Plasencia y Madrid, un tramo clave entre ambas comunidades y que permitiría reducir drásticamente los tiempos.

¿Qué beneficios tendrá el usuario entonces? Aquellos que inicien su trayecto en la estación de Atocha se bajarán ahora en la nueva estación de trenes de Plasencia, se subirán en el nuevo Alvia y emprenderán allí de nuevo su viaje hacia Cáceres, Mérida y Badajoz, a más velocidad que antes gracias a la mejora de gran parte de las vías. El denominado “tren rápido extremeño” será un servicio ferroviario de alta velocidad que disminuirá relativamente el trayecto con la capital de España en 45 minutos. Sin duda, una mejora que también se suma al rediseño y lavado de cara de las estaciones de Badajoz, Cáceres, Mérida y Plasencia.

Sin embargo, las principales carencias de este nuevo servicio que ha hecho este jueves su primer viaje son las vías por la que circula. El tren seguirá atravesando vías de ancho ibérico. Estas líneas solo funcionan en España y Portugal y, por tanto, no permite la circulación de los trenes AVE, que necesitan un ancho de vía más amplio.

Extremadura cuenta con una red ferroviaria de 725 kilómetros. Por aquí circulaban hasta hace unos meses dos modelos de tren—de siete y 12 años de antigüedad— que, solo en algunos puntos, llegaban a una velocidad punta de 160 kilómetros por hora. La media, según datos del Gobierno extremeño, se sitúa entre 80 y 100. Hasta el 8 de octubre de 2019, el 15% de sus traviesas eran del siglo XIX. De madera. Las más antiguas de España. “No tiene explicación que esta región carezca de una infraestructura adecuada al siglo XXI”, decía en 2017 el entonces presidente de Administración de Infraestructuras Ferroviarias (Adif), Juan Bravo. “La puntualidad está acondicionada a las características de las infraestructuras y son insuficientes”, añadía Ramón Azuara, por entonces director general de Renfe Viajeros.

El viaje entre Madrid y Badajoz es de los peores de España porque se efectúa mayoritariamente en un tren de media distancia. El último Talgo partió de Badajoz a Madrid en diciembre de 2010 con la promesa de que su sustituto regional mejoraría el servicio. Nunca fue así. De hecho, el Talgo regresó en 2018, pero solo a algunos puntos y una vez al día. Es decir, hasta hace tres años, Extremadura era la única región de España que no disponía de ferrocarriles de larga distancia. Tampoco había Alvias: trenes que pueden circular hasta 250 kilómetros por hora, con asientos más cómodos, con cafetería, con radio, con auriculares, con televisores. Pequeños placeres a los que optan todos los usuarios que realizan trayectos de más de cinco horas, excepto estos. Estos los trenes que comenzarán a circular a partir del próximo 19 de julio, pero solo entre Plasencia y Badajoz.

Pese al nuevo tren, todavía no existe la doble vía en todo el trayecto. En esta comunidad del suroeste de España de más de un millón de habitantes solo existe un carril y, por tanto, en algún momento del trayecto se cruza el tren que sube con el que baja, y uno de los dos tiene que pararse en alguna estación para que no se produzca ningún accidente. Un hecho que sigue provocando numerosos retrasos, viajes en autobús y cancelaciones. Además, junto con Murcia, es la única que no cuenta todavía con líneas electrificadas—más calidad al servicio—. La demanda de las mejoras del tren llegó a tal punto, que cerca de 40.000 extremeños protestaron en la Plaza de España de Madrid el 18 de noviembre de 2017 al grito de “tren digno ya”.

Una desconexión sin precedentes

El primer aislamiento que sufrió esta región sucedió en la Nochevieja de 1984. Ese día Renfe cerró la línea Plasencia-Salamanca-Astorga. Desconectó para siempre a la comunidad con el norte de España. Desde entonces, si un extremeño quiere ir a Salamanca en tren, por ejemplo, tiene que hacerlo por Madrid. Desde junio de 2015 estos carriles se están desmantelando para formar una vía verde: solo para senderistas y ciclistas. Adiós definitivo a la utópica resurrección de este tramo, pese a que diferentes estudios académicos lo han recomendado de nuevo.

El segundo abandono ocurrió en 2012. Después de 75 años, el tren Madrid-Lisboa, conocido como Lusitania, dejó de pasar por aquí y ahora atraviesa municipios de la provincia de Salamanca. Y el tercero se viene desarrollando desde el año 2000 con la promesa de la alta velocidad. Hace 17 años España y Portugal acordaron que el AVE pasaría por el campo extremeño. “Habrá un AVE”, dijo Aznar en 2002. “Prioridad máxima”, dijo la entonces ministra de Fomento, Magdalena Álvarez (PSOE) en 2007. Llegó 2012 y el expresidente Monago (PP) acuñó el término de tren rápido en sustitución del AVE. Y vino 2013 y la exministra del ramo, Ana Pastor, aseguró que estaría listo para 2015. Después para 2016. Luego que para 2017, 2018, 2019, 2020 y 2021. Finalmente, ha sido parcial y en julio de 2022.

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