El Atlético de Madrid, de una celebración esperpéntica a un traspié

El VAR puede dejar imágenes insólitas y esperpénticas como la que deparó el gol de Correa que daba una victoria al Atlético que finalmente no se dio. Empató el Getafe de penalti en los últimos minutos y retrató el mal partido de los rojiblancos. El traspié le quitó foco al tanto local, celebrado con su autor ya cambiado y sentado en el banquillo. Había marcado Correa tras aprovechar un despeje muerto de David Soria a duro disparo lejano de Lemar. El asistente levantó la bandera y Simeone aprovechó para mandar al banquillo al francés y al argentino. Todo normal hasta que Mateu Lahoz fue avisado por los encargados del videoarbitraje. La concesión final del tanto desembocó en el surrealismo. Simeone y los jugadores del Atlético salieron disparados a celebrar el gol con Correa, ya abrigado junto al resto de los reservas. Morata le hizo salir a saludar, ante el júbilo de una hinchada que había asistido a un partido espeso.

ATMAtlético
Atlético

1

Oblak, Savic, Mario Hermoso, Nahuel Molina, Reinildo Mandava, De Paul (Depay, min. 84), Correa (Carrasco, min. 60), Lemar (Marcos Llorente, min. 61), Koke, Griezmann y Morata (Saúl, min. 75)

GET Getafe

1

Getafe

David Soria, Gastón Álvarez, Portu (Damián Suárez, min. 92), Djene, Omar Alderete, Domingos Duarte, Aleñá (Gonzalo Villar, min. 72), Arambarri (Munir, min. 76), Luis Milla (Ángel Algobia, min. 72), Mayoral y Enes Ünal

Goles 1-0 min. 60: Correa. 1-1 min. 82: Enes Ünal.

Árbitro Antonio Miguel Mateu Lahoz

Tarjetas amarillas Djene (min. 1), Portu (min. 34), Aleñá (min. 47), Koke (min. 57), Saúl (min. 81), Depay (min. 90), Munir (min. 94) y Gastón Álvarez (min. 95)

El Atlético se había desplegado de arranque bajo los prolongados y lúgubres silencios que se viven en el Metropolitano, solo rotos cuando cada parte recrimina a la otra sus apoyos (Simeone) o sus fobias (la dirigencia). Un ambiente que deja todo el peso de calentar al personal a los jugadores. Y estos hicieron muy poco por generar entusiasmo en el primer acto. Dio igual que el entrenador argentino pusiera el mismo once que le miró a la cara al Madrid en la Copa. O que el visitante fuera el Getafe, en el que Quique Sánchez Flores vive una contrarrejoj hacia su destitución. Tampoco pareció prender la mecha entre los futbolistas rojiblancos que el Villarreal, competidor directo por los puestos en la Liga de Campeones, le concediera su primera victoria al colista Elche.

Los brotes verdes que emanan desde la alineación, con la consolidación de la apuesta por los tres delanteros (Correa, Morata y Griezmann), y desde un juego más afinado en los últimos partidos apenas emergieron. Entre la frialdad del graderío, el ritmo de diésel y la defensa de tres centrales del Getafe, al Atlético se le hizo bola el duelo hasta el entretiempo. Tuvo coletazos de Correa y De Paul. Este dejó solo a Griezmann en el punto de penalti, pero el galo remató manso y con poca intención en el ajuste.

Un posible penalti de Djené a Morata y un gol bien anulado a este fue todo lo que pudieron producir los rojiblancos. Echó de menos el equipo de Simeone a un Griezmann más dañino e intervencionista. Depende mucho el Atlético de que el francés alumbre los últimos metros. Y también echa en falta que Lemar acabe por ser ese futbolista desequilibrante por el que el club desembolsó 70 millones de euros por el 70% de su pase al Mónaco. Se ha convertido en un jugador intrascendente que ha perdido lo mejor a lo que puede renunciar un futbolista de sus características. No se atreve a encarar o a arriesgar con pases que rompan líneas.

Si poco hizo el Atlético, menos hizo el Getafe en la primera mitad. Desalmados sus futbolistas, plasmaban un partido funcionarial. Muchos de sus jugadores parecen aguardar ya el punto y final a la etapa de Quique. Se desperezaron un par de veces: una llegada de Portu que Borja Mayoral finalizó con un disparo alto y un segundo derechazo de Enes Unal tras recoger el rebote de la barrera en una falta directa lanzada también por el turco.

El silencio castigador acompañó a los jugadores del Atlético a los vestuarios. De allí salieron más activados, urgidos por la necesidad de facturar tres puntos vitales tras el traspié del Villarreal. Hubo más empuje que juego. Seguían sin encontrar los rojiblancos vías para desmontar la defensa del Getafe. Hasta que pasada la hora de juego llegó el estrambótico lance del tanto de Correa y de la insólita celebración. Ya había operado Simeone con los cambios, así que Carrasco y Marcos Llorente, que reaparecía tras dos semanas de baja, tomaron las posiciones del argentino y de Lemar.

No veía Simeone claro el partido y pretendió cerrarlo con la entrada de Saúl por Morata. Un mensaje que el Getafe interpretó como el momento de apelar al menos al orgullo de resignarse a la derrota. Y se encontró con unas manos de Saúl en un salto en una disputa en el área. Enes Unal reventó el lanzamiento a la derecha de Oblak. Con apenas 10 minutos, solo una cabalgada de Carrasco y su posterior cruzado amenazaron de verdad a David Soria. La entrada final de Depay supuso una rectificación de Simeone a su intento por guardar el resultado.

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