El bloque de investidura promete continuar pese a su no a la reforma laboral

La reforma laboral saldrá adelante, con intriga hasta el último momento, con un resultado apuradísimo y con la mayoría del llamado bloque de investidura en contra. El debate sobre la convalidación del decreto ha concluido este mediodía, aún a la espera de la votación prevista para esta tarde, tras haber comenzado con un susto, el protagonizado por los dos diputados que decantarán la mayoría, los de Unión del Pueblo Navarro (UPN), que sorprendieron a primera hora de la mañana criticando las indicaciones de su partido para que voten a favor y luego acabaron admitiendo que acatarán las directrices. Los parlamentarios de UPN han evitado participar en el debate, en el que los principales socios de investidura del Gobierno han ratificado su no a la reforma, aunque al mismo tiempo han dejado claro que esto no supondrá la ruptura de la base parlamentaria que sostiene al Ejecutivo de coalición. “No se acaba el mundo”, ha dicho gráficamente Gabriel Rufián, de ERC, tras un duro discurso contra un proyecto que ha llegado a calificar de “estafa”.

El resultado del debate ha quedado resumido en las palabras de Ferran Bel, portavoz del PDeCAT, cuyos cuatro votos serán claves también para sacar adelante la reforma pactada por los agentes sociales: “La derecha ha hecho un esfuerzo para adelantar por la derecha a la patronal y la izquierda ha hecho un esfuerzo para adelantar por la izquierda a los sindicatos”. Estos últimos no han faltado a la cita, con los secretarios generales de CC OO, Unai Sordo, y UGT, Pepe Álvarez, siguiendo el debate desde la tribuna.

La vicepresidenta segunda y ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, había abierto la sesión con una defensa de su reforma, apasionada por momentos, pero también con la confesión de que se siente “entristecida” por las dificultades para sacar adelante un proyecto fruto de nueve meses de intrincadas negociaciones entre sindicatos y patronal. Entre otras cosas, Díaz se ha quejado de que algunos de los grupos con los que ha negociado en las últimas semanas ni siquiera han querido entrar en el contenido de la reforma. “Ha sido un debate superficial y así no vamos a superar el descrédito de la política”, ha lamentado. La alusión estaba dirigida sobre todo a ERC, ya que la vicepresidenta ha excluido de su reproche expresamente al PNV, al que sí ha agradecido, pese a su no, que entrase en la discusión sobre los puntos concretos de la reforma. Díaz, de todos modo, ha tomado cuidado para no confrontar con los socios de investidura que le han dado la espalda y solo ha entrado a debatir con la portavoz del PP, Cuca Gamarra.

La ministra y cabeza visible de Unidas Podemos en el Gobierno se ha afanado en mostrar con ejemplos muy concretos cómo la reforma mejorará las condiciones laborales de miles de trabajadores. “Yo estoy aquí para mejorar la vida de la gente”, ha proclamado. Y a continuación, a veces con nombres y apellidos, con datos sobre el alza que van a experimentar sus salarios, ha ido hablando de las camareras de piso, de los empleados de los centros de llamadas, de los obreros de las empresas auxiliares del naval. Y ahí ha apelado claramente a las fuerzas de izquierda que se oponen a un texto que, apuntó, fomenta los contratos indefinidos e impide que determinadas empresas se descuelguen de los convenios colectivos: “Explíquenle a Cádiz, a los trabajadores de Endesa o a las camareras de piso que, si por ustedes fuera, mañana las personas trabajadoras se levantarían sin ultractividad [la prevalencia de un convenio hasta que no se negocie otro]”.

Su llamamiento solo ha encontrado eco en dos grupos de izquierda, más allá del PSOE y Unidas Podemos: Más País-Equo y Compromís. Por lo demás, ERC, EH Bildu, BNG o la CUP han ido repitiendo los mismos argumentos: se ha incumplido el compromiso de derogar íntegramente la reforma del PP, se ha otorgado a la patronal un derecho de veto y se ha perdido “la oportunidad histórica” de aprovechar la mayoría de izquierdas en el Congreso, como ha subrayado el diputado abertzale Oskar Matute. Rufián, que no ha cruzado ni una vez la mirada con Díaz mientras esta seguía su discurso desde el banco azul, ha sido el más hiriente y ha rematado afirmando que su grupo no puede apoyar una reforma que aplauden “la CEOE, FAES, el Banco Santander y Ciudadanos”.

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Y aun así, los socios de investidura han asegurado que el bloque de investidura no se va a romper por este tropiezo. “Mañana seguiremos hablando”, ha anunciado Rufián, porque ERC es “consciente de cuál es la alternativa” al actual Gobierno. Términos muy parecidos a los empleados por Matute, quien ha prometido que su grupo hará todo lo posible para cerrar el paso “a la derecha y la ultraderecha”.

El PNV también confirmó su ‘no’ a primera hora de la mañana, tras haber estado negociando hasta la noche anterior con el Ministerio de Trabajo. Su rechazo ha sido mucho más matizado, envuelto en agradecimientos a Díaz por su voluntad negociadora y centrado exclusivamente en lo que ha sido su reivindicación única, incluir en la reforma la prevalencia de los convenios autonómicos sobre los estatales. El portavoz del PNV, Aitor Esteban, se ha permitido una confidencia, al asegurar que el presidente de la patronal, Antonio Garamendi, confesó a su partido en privado que esa cláusula no hubiese alterado en nada sustancial el texto pactado por los agentes sociales. Frente a las amables palabras hacia la ministra de Trabajo, Esteban ha dejado caer reproches a los socialistas por haber asumido la imposición de la patronal de que no se podía “tocar ni una coma” del proyecto. En un argumento muy repetido por otros portavoces, el nacionalista vasco ha manifestado que eso equivale a privar al Parlamento de su exclusiva potestad de legislar.

El decisivo apoyo de Ciudadanos ha permitido a la maltrecha formación liberal cobrar de nuevo protagonismo en el Congreso. Sus diputados se encargaron de hacer visible incluso físicamente, todos portando mascarillas naranjas que resaltaban sobre el mar de escaños del hemiciclo. Ha sido su líder, Inés Arrimadas, la que ha salido a la tribuna para presumir de que su grupo “siempre actúa con responsabilidad en los momentos importantes” y que en esta ocasión ha conseguido que “pierdan ERC y Bildu” mientras España gana “credibilidad” en Europa por el acuerdo entre sindicatos y patronal. “Hoy me siento más orgullosa que nunca de ser presidenta de Ciudadanos”, ha finalizado. El argumento de Arrimadas, que el Congreso no debería ir en contra de un acuerdo entre los agentes sociales, también lo han esgrimido los grupos más pequeños favorables a la reforma, como Coalición Canaria, Nueva Canarias, Partido Regionalista de Cantabria y Teruel Existe. Joan Baldoví, de Compromís, ha reconocido que el proyecto no va tan lejos como le hubiese gustado, pero ha señalado que “tumbar esta reforma no garantiza que vaya a haber otra”. Tanto él como Inés Sabanés, de Más País-Equo, han insistido también la idea de que, a partir de ahora, debe “recomponerse” el bloque de la investidura.

Díaz había basado buena parte de la defensa de su proyecto en atacar la reforma laboral del PP, contra la que, según confesó, ella misma hizo huelga y que provocó “la mayor devaluación salarial de nuestra historia”. Ahí ha entrado en combate con la popular Gamarra, quien ha sostenido que fue esa reforma la que permitió a España crear empleo tras la Gran Recesión. Gamarra ha mostrado las argumentaciones diferentes que ha venido empleando el PP para justificar su rechazo. Por una parte, ha afirmado que el Gobierno ha renunciado a su propósito inicial de derogación. “Usted ha pasado de líder de los piquetes a líder de la troika”, ha espetado a Díaz. Pero al mismo tiempo, la portavoz del PP ha señalado que el proyecto está en las “antípodas conceptuales” de la reforma de 2012, una afirmación muy celebrada por la propia ministra de Trabajo. Gamarra ha dejado para el final una pulla a Díaz después de que esta, frente a los criterio de los socialistas, se hubiese empeñado sin éxito en sacar la reforma con el apoyo de nacionalistas vascos y catalanes: “La maquinaria del sanchismo se ha puesto en marcha contra usted, ha entrado en la sala de despiece”.

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