El Chelsea consolida la afición al béisbol en Georgia
Debutó el primer equipo de la Premier en el Mundial de Clubes y provocó afición al béisbol. El Chelsea, cuarto de la liga inglesa, ganador de la Liga Europa, es un equipo decididamente rígido. Enzo Maresca, su entrenador, planteó un partido áspero, calculador, cauteloso. Una invitación al bostezo. Los Ángeles FC replicó con más cautela, más disciplina, más rigor táctico. Sopor. Se impuso el que menos riesgos asumió. Casi por accidente. Nathan Ordaz acababa de sufrir un pelotazo en la cabeza. Había perdido el sentido de la orientación cuando recibió una pelota entre líneas y no fue capaz de advertir a Cucurella, que se la robó, jugó con Palmer, Palmer encontró a Jackson, y Jackson se revolvió y dejó solo a Pedro Neto: 1-0. A la media hora, lo predecible. Cero sorpresas. Cero emoción.

2
Robert Sánchez, Reece James (Malo Gusto, min. 45), Levi Colwill, Tosin Adarabioyo, Marc Cucurella, Roméo Lavia (Enzo Fernández, min. 45), Cole Palmer (Christopher Nkunku, min. 83), Pedro Neto, Noni Madueke (Tyrique George, min. 63), Moisés Caicedo (Dário Essugo, min. 83) y Nicolas Jackson (Liam Delap, min. 63)
0

Hugo Lloris, Sergi Palencia, Eddie Segura, Aaron Long, Ryan Hollingshead, Timothy Tillman (Marlon, min. 86), Igor Jesus (Frankie Amaya, min. 80), Mark Delgado (Yaw Yeboah, min. 86), Dénis Bouanga, Jeremy Ebobisse (Olivier Giroud, min. 45) y Nathan Ordaz (David Martínez, min. 37)
Goles
1-0 min. 33: Pedro Neto. 2-0 min. 78: Enzo Fernández
Arbitro Jesús Valenzuela
Tarjetas amarillas
Reece James (min. 35), Adarabioyo (min. 44), David Martínez (min. 57), Cucurella (min. 74), Palencia (min. 91)
El escenario era imponente. El estadio Mercedes Benz de Atlanta, hogar de los Falcons de la NFL, es un monumento a la innovación arquitectónica. A las tres de la tarde del lunes, el público se había rezagado. No están las cosas para hacer turismo en Georgia. Apenas media entrada para un aforo de 70.000. Valientes seguidores del LAFC en su mayoría. Portadores de banderas arcoiris. Encantados, seguramente, de ver cómo Igor Jesús, Tilman y Mark Delgado, sus buenos interiores, cerraban todos los espacios a los visitantes de azul. Con seriedad. Con una buena preparación. No por nada era el partido más importante de la historia del club. La cita más esperada en la carrera de muchos de sus jugadores. Lo advirtió Sergi Palencia, el lateral derecho catalán: “No hemos venido a intercambiar camisetas”.
El partido era un bloqueo mutuo cuando transcurrida la media hora, el LAFC adelantó líneas, se confió, se sintió grande frente a un adversario que parecía aletargado. Entusiasmados ante la aparente falta de respuestas del Chelsea, los jugadores imaginaron la gloria, se soltaron e invadieron el campo contrario. Perdieron la cabeza. Especialmente Ordaz, que a los cinco minutos de dejarse robar la pelota en la jugada que desembocó en el 1-0 pidió la entrada de los médicos. Tras un breve examen, los expertos le mandaron a la ducha por peligro de conmoción cerebral.
La maniobra de Nico Jackson fue una antología del empleo del cuerpo. Cómo controló, cómo se perfiló, cómo ocupó el espacio, cómo vio venir a Aaron Long, el central, como un camión, y lo engañó en el giro. Todo resultó maravilloso. El segundo más brillante de un partido farragoso. Su asistencia a Neto culminó la obra. Con consecuencias tan absurdas que cuando el portugués metió el 1-0 no le agradeció el servicio sino que se encaró con Denis Bouranga, el atacante del LAFC, y comenzó a lanzarle besos en un arrebato provocador.
Poco más ofreció el partido, aparte de cierta vibración en la segunda parte. Primero, un remate del propio Bouranga que despejó Robert Sánchez, después el 2-0 de Enzo Fernández, que entró para sustituir al inane Lavia y acabó cerrando el trámite con una llegada fulgurante al área de Lloris.
Nada sorprendente. Nada demasiado espectacular. Sin novedad en el frente de Georgia. El Chelsea le ganó al LAFC y ahora esperan el Tunis y el Flamengo. La Premier pudo con la Major League Soccer. Los Atlanta Braves, sus pitchers y sus catchers, pueden dormir tranquilos. Sus aficionados no los abandonarán por el pivote de Enzo Maresca.
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