El conservador Merz se prepara para ser canciller con una extrema derecha más fuerte que nunca en la Alemania moderna

Alemania ha dado este domingo un giro a la derecha y se prepara para tener, después de la salida de Angela Merkel y un paréntesis de menos de cuatro años, de nuevo un canciller democristiano, Friedrich Merz. Pero si Merz logra negociar una coalición que le dé una mayoría parlamentaria, lidiará con una situación insólita en su país, un partido de extrema derecha más fuerte que nunca desde la II Guerra Mundial y como segunda fuerza parlamentaria y primera en la oposición.
Según la proyección de la cadena pública ARD, la Unión Democristiana / Unión Socialcristiana bávara (CDU/CSU) de Merz ha obtenido un 28,9% de votos, seguida de la extrema derecha de Alternativa por Alemania (AfD) con un 19,9%, casi el doble que en las elecciones de 2021.
“Vamos a hablar con los posibles socios para formar un Gobierno tan pronto como sea posible”, declaró Merz en una abarrotada Konrad-Adenauer-Haus, sede de la CDU, en Berlín.
Alice Weidel, candidata de AfD, anunció su disposición para participar en la formación de un Gobierno para cumplir lo que denominó “la voluntad del pueblo, la voluntad de Alemania”, aunque su oferta no tiene ninguna posibilidad de cumplirse, ya que el resto de los partidos descartan negociar con el partido de extrema derecha.
Con estos resultados, Merz debería convertirse en el próximo canciller al frente de una coalición, posiblemente con el Partido Socialdemócrata (SPD), según los cálculos de los analistas electorales de ARD sobre la base de las primeras proyecciones. Las combinaciones dependerán de si finalmente los liberales del FDP y el partido populista Alianza Sahra Wagenkencht (BSW) entran en el Bundestag. El futuro canciller afronta en todo caso una compleja negociación en un contexto de inestabilidad internacional y crisis económica en Alemania.
El peor resultado histórico del SPD
En tercera posición ha quedado, con un 16,2%, el SPD del canciller Olaf Scholz, que abandonará el cargo antes de agotar la legislatura y se convertirá en el jefe de Gobierno más breve desde Kurt-Georg Kiesinger en los años sesenta. Es el peor resultado histórico para el partido de Willy Brandt, Helmut Schmidt y Gerhard Schröder, con una caída de casi diez puntos que lo sitúa por detrás de la extrema derecha.
“Ha sido un resultado amargo para la socialdemocracia, una derrota”, dijo Scholz. El SPD se sitúa en la senda de otros partidos socialdemócratas europeos que han quedado al borde de la irrelevancia. Pero podrá salvar los muebles si siguen en el poder gracias a una coalición con la CDU/CSU, que, pese a la victoria clara, obtendría el segundo peor resultado de su historia.
Los Verdes son cuartos con un 13%, según la proyección. En conjunto, los tres partidos que en los últimos tres años formaron la coalición semáforo (SPD, Los Verdes y FDP) han perdido apoyo, una señal clara del electorado en favor de una alternancia.
La sorpresa de la jornada ha sido La Izquierda, heredera del partido poscomunista de la Alemania Oriental, que alcanza un 8,5%. No está claro, según las proyecciones, si los liberales y el nuevo partido BSW superarán el umbral del 5% que permite entrar en el Bundestag. Según la proyeccción de ARD, realizada por el centro Infratest, ambos se quedarían ligeramente por debajo del umbral. Pero en la segunda cadena pública, ZDF, tanto liberales como BSW alcanzaban 5%, lo que significaría que hay 8 partidos en el hemiciclo y complicaría la aritmética para formar mayoría parlamentaria.
De quedarse fuera los liberales y BSW y haber solo cinco partidos en el Bundestag, la CDU/CSU y el SPD sumarían una mayoría absoluta de 327 diputados, 11 escaños por encima de la mayoría absoluta. Sería una mayoría escasa que reflejaría la fragilidad de los antiguos grandes partidos y afrontaría una extrema derecha que, en Alemania y el mundo, siente el viento a su favor. Los democristianos podrían formar una mayoría todavía más cómoda con AfD que con el SPD, pero Merz ya ha dejado claro que “jamás” pactará con el partido de extrema derecha.
Comienzan los primeros tanteos
Ahora empiezan los primeros tanteos para explorar y posteriormente negociar la coalición que deberá gobernar Alemania en los próximos cuatro años. Merz se ha dado de plazo hasta mediados de abril. Es un plazo ambicioso, teniendo en cuenta que la campaña, una de las más polarizadas en años, ha agrandado la desconfianza entre los potenciales socios de coalición, y que cuestiones como la inmigración o el gasto público pueden complicar el acercamiento entre los democristianos y sus potenciales socios.
En 2005, cuando se formó la gran coalición de socialdemócratas y democristianos que lideraría la canciller Angela Merkel, las negociaciones duraron 65 días. En 2015, se alargaron a 86 días.
Esta vez, la expectativa en Alemania y Europa es enorme tras una campaña marcada por las propuestas para endurecer las leyes sobre la inmigración y por el apoyo desde la Administración de Donald Trump a AfD y a su candidata, Weidel.
Merz, si logra una mayoría que le elija canciller, afrontará una triple crisis, con elementos internos e internacionales. Primero, por el estancamiento de la economía que lleva a dudar sobre los pilares de la identidad alemana moderna: la eficiencia, el crecimiento, el bienestar. Segundo, por una situación internacional caótica y una relación transatlántica, otro pilar de la identidad. Y tercero: por el avance, elección tras elección, de la extrema derecha y la posibilidad que, para muchos, supone que algún día se convierta en el primer partido de Alemania.
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