El desafío de proteger a los huérfanos digitales

La transformación que está causando la tecnología en la sociedad trae consigo retos formidables, también para la educación. Padres y formadores se preguntan cuál será el impacto de los dispositivos y las plataformas en el desarrollo intelectual de una generación que ya nace pegada a las pantallas. Los avances, muy especialmente los que tienen que ver con la inteligencia artificial, pueden aportar valiosas herramientas pedagógicas, pero al mismo planten preguntas cuyas respuestas apenas se esbozan antes de que surjan nuevos interrogantes. Niños y jóvenes son nativos un mundo digital en el que se manejan, al menos técnicamente, mejor que quienes deben orientarles. Pero a la vez están huérfanos en ese ámbito, expuestos y desprotegidos, con su intimidad a un clic de hacerse viral y una preocupación omnipresente por la popularidad.

Sobre estos asuntos conversaron ayer en Madrid, en el acto inaugural del proyecto Tendencias, organizado por EL PAÍS, expertos en educación, juventud e infancia moderados por la periodista del diario Ana Torres.

Mar España Martí, directora de la Agencia Española de Protección de Datos, se mostró “totalmente a favor del uso de la tecnología”, pero alertó sobre los impactos que está causando en los menores. Y para conjurar esos peligros —el suicidio es la principal causa de muertes entre los adolescentes— abogó en lograr un gran consenso para alcanzar un pacto de Estado y una ley de protección a la infancia y juventud. “En eso no puede haber ideologías”, zanjó.

Santiago Íñiguez, presidente de IE University, quiso dar una visión optimista de la aportación de la tecnología a la educación. “La enseñanza online da más voz que la puramente presencial a los alumnos introvertidos, que a menudo son los más creativos”, aseguró. “Y potencia mucho más el aprendizaje, al permitir un enfoque mucho más individualizado”, continuó. Eso sí, reivindicó el papel de los profesores bien formados porque “la educación es un proceso social y requiere asistencia personal, no podemos dejar a los niños con Siri”.

Anna Bajo Sanjuán, responsable global de Impacto Social de Santander Universidades, también incidió en la necesidad de reforzar la formación de los docentes. “Educar a los profesores es básico para evitar las posibles resistencias y potenciar las nuevas tecnologías”, explicó. Y añadió: “Estamos aprovechando los foros de encuentro para ayudar a las instituciones en esa formación, como sacar provechos a todas esas herramientas, sacarles el lado positivo, más allá de los riesgos”.

María Acaso, jefa del área de Educación del Museo Reina Sofía, puso énfasis en la importancia del concepto de soberanía visual. “Ha llegado el momento de que decidamos qué imágenes queremos ver y cuáles no”, afirmó. Y abogó porque esa alfabetización digital alcance incluso el uso de imágenes que nos parecen frívolas como los stickers, pero en las que, recordó, se ha demostrado un uso muy diferente entre hombres y mujeres.

Mariano Jabonero, secretario general de la Organización de Estados Iberoamericanos (OEI), pidió, por último, que el avance se valore en términos de retorno y bienestar. “La mayor inversión en educación ha sido la compra de computadores. Pero la pregunta que debemos hacernos es ‘¿y todo esto para qué?”, cuestionó.

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