El drama blanco de Salah

Hay deseos de venganza que se guardan en la intimidad y tratan de cobrarse en frío, a traición. Otros, como el de Mohamed Salah con el Madrid, se publicitan sin parar y se persiguen en caliente, aunque hayan pasado cuatro años. El egipcio no engañó a nadie, quería la suya y la quería ahora, en París. Su lesión en la final de 2018 a la media hora por un enganchón con Sergio Ramos era una herida en carne viva indisimulable. Y la siguiente vez que se cruzó con los blancos, la temporada pasada en cuartos, ahondó en su drama personal. Pero todavía le quedaba París y Courtois, que le sacó tres muy claras ya con 0-1. Cuando a las 23.30 se acabó todo, se quedó parado, solo, con los brazos en jarra, apenas consolado por Hazard y Alaba. Tardó mucho en que alguien de su equipo se le acercara. Fue Klopp, que le abrazó en la ronda de pésames del técnico alemán. El siguiente fue Alisson.

LIVLiverpool
Liverpool

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Alisson, Virgil Van Dijk, Trent Alexander-Arnold, Ibrahima Konate, A. Robertson, Thiago (Roberto Firmino, min. 76), Fabinho, Henderson (Naby Keita, min. 76), Salah, Luis Díaz (Diogo Jota, min. 64) y Mane

RMA Real Madrid

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Real Madrid

Courtois, Alaba, Eder Militao, Dani Carvajal, Ferland Mendy, Casemiro, Kroos, Modric (Dani Ceballos, min. 89), Benzema, Vinicius Junior (Rodrygo, min. 92) y Federico Valverde (Camavinga, min. 84)

Goles 0-1 min. 58: Vinicius Junior.

Árbitro Clément Turpin

Tarjetas amarillas Fabinho (min. 61)

El caso es que él dio prisa por resolver sus asuntos personales. Toda la prisa que le dejó el problema con el acceso de sus aficionados a las gradas de Saint Denis que retrasó el inicio de la final alrededor de 35 minutos. Muchos ingleses hacían todavía cola, otros se enfrentaban a la policía, que les repelían con gas pimienta, cuando él empezó su tarea. De entrada, mucha actividad, pero poco tino. El delantero estuvo en toda la amenaza que concentró su equipo alrededor del minuto 20, con varias ocasiones seguidas. Sus intentos quedaron centrados o flojos. El más peligroso se lo sacó abajo Courtois. La primera de la larga lista del belga, que a los dos minutos amargó de verdad a Mané en un disparo muy peliagudo abajo a la derecha que terminó en el palo. Ese fue el primer momento del Liverpool, que poco a poco vio cómo el Madrid empezó a amasar el partido, hasta que, otra vez, volvió a aprovechar la rendija que se le abrió para marcar distancias con el tanto de Vinicius.

La grada con sobrepoblación del Liverpool (los pasillos habían desaparecido, atestados de hinchas) se quedó muerta como un funeral y ahí, en medio de la depresión red, el único que se rebeló fue Salah. Tener cuentas pendientes siempre ayuda. Primero apretó las manos, luego la mandíbula y después los pies. Él fue la gran amenaza del Madrid en la acometida final. Pero su tiro combado, un remate en el segundo palo y otro cruzado acabaron aguados en las manoplas de Courtois.

La pesadilla del egipcio contra los blancos dejó la prolongación más dolorosa. La primera vez que se presentó en el Bernabéu, en la primavera de 2016 con la Roma (estaba cedido por el Chelsea), dejó un catálogo de regates, carreras y fallos en la definición. En 2018 se marchó llorando de Kiev. Se quedó con las ganas el año pasado en el fútbol envasado al vacío. Y su drama agudizó su drama en París. Sin Copa África, sin Mundial y sin Champions.

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