El Ejército israelí da por terminada su operación militar en Yenín

Tras dos días de bombardeos y arrestos casa por casa, el Ejército de Israel da por terminada su operación en el campamento de refugiados de Yenín. Las Fuerzas Armadas han anunciado a primera hora de este miércoles el fin oficial de la incursión, en la que han efectuado bombardeos aéreos por primera vez en Cisjordania en casi dos décadas y desplegado más de mil soldados, bulldozers y blindados. Ya se han retirado del campamento, donde se celebrarán durante la jornada los funerales por los 12 palestinos muertos, de los que al menos la mitad eran milicianos.

La violencia repuntó en las últimas horas de la incursión. Cerca de la madrugada, cuando las tropas israelíes comenzaban a reagruparse para la retirada, se produjeron los enfrentamientos más graves con los guerrilleros que seguían en el campamento, y cinco cohetes fueron lanzados desde Gaza. Todos fueron interceptados por el sistema de defensa contra proyectiles. Israel anunció poco después la muerte de uno de sus suboficiales a causa de un disparo cuando aseguraba la retirada. Ha sido identificado como el sargento primero David Yehuda Yizhak, de 23 años y residente en el asentamiento colono de Beit, informa la agencia EFE.

Esta madrugada, El Ejército ha bombardeado dos instalaciones en la franja, sin causar víctimas. “Este ataque impidió significativamente los esfuerzos de intensificación de la organización terrorista Hamás”, ha indicado el Ejército israelí, que responsabiliza al grupo de resistencia de todo lo que ocurre en el enclave.

La operación militar para “erradicar el terrorismo y retirar las amenazas” que pedía el sector más radical del Gobierno israelí y el movimiento colono, al que pertenecen varios de sus ministros, concluye con 30 arrestos, la confiscación de armamento y escasos enfrentamientos directos en el campamento. Los bombardeos aéreos no han sido masivos, sino localizados.

Los miles de residentes del campo que fueron evacuados, sobre todo mujeres y niños, han empezado a volver a sus casas. Según sus testimonios, una parte huyó por su cuenta, mientras que otra fue obligada con amenazas a través de altavoces. Los soldados les abrieron un corredor para que salieran con las manos en alto.

Ahora, el campamento se prepara para los entierros. Los jóvenes instalan en los accesos obstáculos antitanques y explosivos con bombonas de butano para evitar la entrada de coches con unidades especiales israelíes de incógnito. Un dron militar sigue sobrevolando la zona, mientras los habitantes miran los destrozos y el asfalto levantado por el paso de los vehículos israelíes. En las paredes exteriores de las casas que tomaron los soldados israelíes se pueden ver los agujeros abiertos para situar las armas de los francotiradores. Una mancha de sangre en el suelo marca el lugar en el que el soldado israelí fue asistido después de resultar herido en un primer piso, donde hay señales de disparos.

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Ese mismo martes, Tel Aviv sufrió un atentado que dejó ocho heridos, de los que cuatro siguen hospitalizados en estado grave. El presunto autor fue un palestino de 20 años que se coló desde el sur de Cisjordania a Israel, atropelló y luego apuñaló a los viandantes. Un civil armado le disparó y, posteriormente, remató en el suelo. El Ejecutivo está facilitando a la población la obtención del permiso de armas ligeras para repeler, precisamente, este tipo de ataques.

Gaza apenas ha entrado en escena, uno de los mayores riesgos de escalada si se prolongaba la operación. Hace apenas dos meses Israel lanzó allí una ofensiva contra la Yihad Islámica que acabó con 34 muertos en cinco días de bombardeos. Sobre la medianoche, las milicias de la franja han lanzado cinco cohetes mientras se replegaban las tropas en Yenín. La aviación israelí ha bombardeado poco después dos instalaciones vinculadas al movimiento islamista Hamás, que gobierna en ese territorio.

El Ejército ha recuperado desde la mañana “su actividad rutinaria” en Cisjordania, bajo ocupación desde la victoria israelí en la Guerra de los Seis Días de 1967 y que vive su mayor pico de violencia desde el fin de la Segunda Intifada en 2005. Allí han muerto en lo que va de año 156 palestinos. También 26 israelíes, en distintos ataques que han ido creciendo en frecuencia.

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