El Gobierno se asegura ‘in extremis’ la reforma laboral con una mayoría transversal

El Gobierno se aseguró la noche de este miércoles, casi contra las cuerdas de la votación de este jueves en el Congreso, el respaldo de una mayoría muy transversal de partidos e ideologías para refrendar uno de los proyectos estrella de la legislatura: la reforma laboral. El proceso de negociación se vivió con dramatismo y suspense hasta última hora, a varias bandas, y aún no se descarta algún tipo de apoyo final del PNV la misma mañana de este jueves.
La primera reforma laboral pactada entre los agentes sociales, patronal y sindicatos será convalidada este jueves en el Congreso con los suficientes votos afirmativos como para evitar lo que sería un gran fracaso político. El pleno comenzará sobre las nueve, pero la votación se producirá casi a primera hora de la tarde.
El Gobierno contaba la noche de este miércoles con los apoyos, en forma de voto afirmativo, de los 154 diputados de PSOE y Unidas Podemos. A estos se suman los 9 de Ciudadanos, 4 del PDeCAT, 2 de UPN —apoyos que se conocieron la tarde del miércoles—, 2 de Más País y uno de Compromís, PRC, Teruel Existe, Coalición Canaria y Nueva Canarias. Estos partidos, de confirmarse finalmente el voto, suman 176 diputados, uno más de la mayoría absoluta, aunque en esta votación basta con mayoría simple, esto es más síes que noes.
En el bando de los votos negativos se contaba este miércoles –a expensas de posibles cambios de último momento– con PP (88 escaños), Vox (52), ERC (13), EH Bildu (5), Junts (4), CUP (2), BNG (1), Foro Asturias (1) y el exdiputado de Cs en el Grupo Mixto, Pablo Cambronero. Los votos contrarios suman, de este modo, 167, con lo que la aprobación estaría asegurada.
El resultado final de la votación terminará de perfilarse, de confirmarse los votos anteriores, con el PNV, con quien el Gobierno negociaba este miércoles hasta última hora, bien para tener su voto afirmativo o la abstención. En una entrevista en TVE a última hora del miércoles, la vicepresidenta primera, Nadia Calviño, insistió en que el Gobierno seguía “trabajando con todos los socios, con todos los partidos políticos”.
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Los nacionalistas vascos se consideran incompatibles con los parlamentarios conservadores foralistas de Unión del Pueblo Navarro, normalmente en la oposición y aliados a la línea más dura del PP, pero que este miércoles a última hora anunciaron su voto favorable. El Ejecutivo temía precisamente que si le concedían a los nacionalistas vascos ahora el blindaje legal que requieren para mantener como está en Euskadi desde 2017 la prevalencia de los convenios autonómicos sobre los estatales, eso sí al margen de esta reforma laboral en discusión, Ciudadanos, la propia UPN y hasta la patronal CEOE se descolgasen del pacto. Esa oferta está sobre la mesa, se le ha trasladado al PNV y el Gobierno aún está a la espera de respuesta.
Si el decreto no pasase este jueves el filtro del Parlamento decaería y dejaría vigente la reforma laboral impulsada en 2012 por un Gobierno solo del PP en la resaca de la anterior crisis económica.
La vicepresidenta segunda, Yolanda Díaz, que tantos meses ha trabajado con su equipo el cambio de esta norma y que tanto se juega en su proyecto político si finalmente triunfa, hizo este miércoles en el Congreso una llamada de emergencia a la responsabilidad de ERC y PNV para que se sumen al acuerdo o expliquen a sus electores las consecuencias de su hipotético fracaso. Díaz se agarró a los datos sobre paro y afiliaciones conocidos también este miércoles para subrayar el aumento en enero en un 22,5% de los contratos indefinidos hasta suponer más del 15% frente a la media del 9% de las etapas de la ley laboral del PP. Las perspectivas de que se mejoren esas contrataciones gracias a la nueva norma laboral es el gran argumento de fuerza del Ejecutivo del PSOE y Unidas Podemos en las negociaciones, que se llevaron anoche al extremo con dos de los aliados preferentes del bloque de investidura, ERC y PNV.
Díaz aprovechó su salida del Congreso para detenerse ante los periodistas y alertar de que había lanzado propuestas a ERC sin obtener contestación. El portavoz parlamentario de ERC, Gabriel Rufián, utilizó ese mismo escenario del patio del Parlamento para desmentir que su partido hubiera recibido ninguna oferta seria y tildó de “trágala” el planteamiento recibido para prestar sus 13 escaños a cambio de casi nada. Fuentes de ERC precisaron que solo se les había prometido aumentar más las inspecciones de Trabajo en Cataluña, una de las demandas iniciales de ERC, pero que ahora entienden superada porque la Generalitat ya ha incluido partidas con ese objetivo en sus presupuestos. ERC interpreta de esa postura que al Gobierno, y en especial el sector socialista, le interesa sacar esa reforma hacia la derecha, “porque es la que le gusta a la patronal de Fátima Báñez, a Ciudadanos y a la FAES de José María Aznar, aunque no agrade a la propia Díaz”.
El Gobierno transmite, no obstante, que han citado en estos días a ERC a varias reuniones presenciales para negociar y que ni han acudido y anoche les remitieron un documento con varias propuestas al que no contestaron.
ERC esgrime, en consonancia con EH Bildu y BNG (claramente en el no a esta reforma) pero también de Más País y Compromís, que las leyes se deben hacer y negociar con los partidos en los parlamentos y no fuera en alusión al inédito pacto social fraguado entre el Gobierno, CEOE, UGT y Comisiones Obreras. Más País y Compromís razonan que si la nueva norma contempla varias mejoras sobre la vigente siempre será un “avance” su aprobación para millones de trabajadores ahora con contratos precarios.
Ferrán Bell y Esparza
Los cuatro diputados del PDeCAT, básicos para llegar a la barrera de los 174 votos positivos y superar los 173 negativos más o menos confirmados si ERC y PNV acaban votando no, ratificaron anoche en el Congreso su voto afirmativo. Su portavoz, Ferrán Bell, justificó la tarde del miércoles esa postura “por responsabilidad”, para no “generar más inestabilidad e incertidumbre” y porque el nuevo texto corrige errores como la excesiva temporalidad de la norma del PP que ellos mismos aprobaron en 2012.
El espaldarazo final llegó aún más de noche desde Pamplona. El presidente de UPN, Javier Esparza, no solo avanzó el voto positivo de sus dos diputados. Lo justificó en la relevancia del proyecto, en el acuerdo social y en la necesidad de dar certidumbre a los fondos europeos. Esparza desvinculó ese voto de ningún “plebiscito” al Ejecutivo del PSOE de Pedro Sánchez, con el que está muy enfrentado, y le mandó un recado al PP de Pablo Casado: “Somos un partido de gobierno, de Estado y lo que es bueno para España y Navarra es bueno para UPN”.
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