El informe oficial sobre el Torico: “Se puede intuir que no es el original”

El informe oficial sobre los daños sufrido por el Torico, una escultura de 45 centímetros emblema de la ciudad de Teruel que el domingo pasado se desplomó desde una altura de 11 metros y que forma parte de una fuente monumental del centro de la ciudad, es clarísimo: “Se puede intuir que no es la original”.

En el estudio, encargado por el Ayuntamiento turolense tras el accidente y titulado Reparación de urgencia del fuste de la fuente del Torico. Criterios técnicos planteado, se lee literalmente: “En todas las fuentes consultadas se indica que la figura [debería ser] de bronce, igual que los caños [decorativos de la fuente]. Sin embargo, al desplomarse y partirse, se ha podido comprobar que el material en el que está ejecutada es fundición [hierro] gris. Señala Soledad Díaz, restauradora especializada en metales del Instituto de Patrimonio Cultural Español [dependiente del Ministerio de Cultura y Deportes], durante la reunión mantenida el día 21 de junio de 2022 con motivo de la reparación, que existen diferencias estilísticas notables entre los caños [de bronce] y el Torico [de hierro], y que el material utilizado en este último es propio de un periodo más industrial. En base a estas apreciaciones, se podría intuir que la figura recientemente caída no es la original de 1858, sino una réplica de principios de siglo XX, tal vez vinculada a una reparación de la fuente tras los daños sufridos por esta durante los bombardeos de la ciudad en 1937. Esta es una hipótesis establecida en base a criterios estilísticos y de empleo de materiales y debería ser corroborada por medio de un estudio histórico y documental antes de poder ser dada por cierta”. Es decir, el informe sospecha que la escultura original de bronce del siglo XIX fue sustituida en la Guerra Civil por una hierro, tal y como adelantó este jueves EL PAÍS.

La historia afirma que en 1171 las tropas de Alfonso II de Aragón arrebataron a los musulmanes las tierras donde ese año se fundaría la ciudad. La leyenda sostiene que se eligió un alto donde se encontró un toro sobre el que brillaba una estrella. Desde entonces, astado y lucero forman parte del imaginario cultural del municipio. La fuente, dice el informe, fue levantada en 1855, en sustitución de una pieza anterior diseñada por el ingeniero de origen francés, Pierres Vedel. Esta fontana, fechada en 1557, se construyó, a su vez, sobre unos antiguos aljibes medievales del siglo XIV.

La estatua sufrió daños durante un bombardeo en 1937 ―la ciudad soportó numerosos ataque aéreos durante la Guerra Civil―, lo que llevó a la familia de Gómez Cordobés a retirarla y guardarla en lugar seguro hasta el final de la contienda, según la tradición popular. Pasada la guerra, fue restituida en torno a 1940. Fue restaurada en 2003, momento en el que se retiró del monumento la pintura negra que revestía la figura del animal. El valor cultural del bien radica principalmente en su papel central durante el comienzo de las fiestas del Ángel o de la Vaquilla, que comienzan el 1 de julio. Durante estas celebraciones populares, la escultura se viste con un pañuelo rojo que colocan los integrantes de las peñas. Trepan por la columna y besan el icono. Pero el cronista municipal de Teruel, el catedrático de Historia Medieval Vidal Muñoz, ha descubierto recientemente que el Torico no fue protegido por esa familia, sino que fue guardado bajo un montón de leña en la casa consistorial turolense durante la Guerra Civil.

El informe señala también que, en la mañana del domingo 19 de junio de 2022, mientras cuatro operarios retiraban las sogas que unían el Torico con los balcones de la plaza donde se alza, con motivo de la finalización de unas jornadas taurinas, la columna se desplomó e impactó contra uno de los bolardos que rodean la fuente, sufriendo daños importantes en diferentes zonas. Cuernos y patas de la pequeña escultura metálica se fracturaron, mientras el capitel que la sostenía se partió “en multitud de fragmentos y otros elementos, como el fuste acanalado y la coronación de la pila”. Fue precisamente en ese momento, al restaurarla, cuando el Ayuntamiento descubrió que no era de bronce, como indicaban sus archivos, sino de hierro. En teoría, alguien había dado el cambiazo en algún momento.

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“La causa fundamental [de la caída] fue el empuje lateral introducido en la columna al desatarse las sogas de un lado, si bien al desplomarse el fuste ha salido a la luz el mal estado de conservación del vástago de hierro que conectaba todas las piezas por su interior y que se encontraba completamente deshecho por la humedad”. Los técnicos consideran, igualmente, “irrenunciables una serie de principios básicos”, tales como una estricta conservación y perpetuación de la fuente, evitando obras innecesarias de renovación o embellecimiento que no respeten sus valores de autenticidad y antigüedad”. Recomiendan coser el fuste mediante varillas corrugadas de fibra de vidrio y que se recoloquen las piezas respetando “la posición y orientación original de cada elemento, consultando para ello fotografías y documentación gráfica anteriores a la caída”.

Ayer, la directora general de Patrimonio del Gobierno de Aragón, Marisancho Menjón, escribió en Twitter que su departamento sabía desde hace 20 años que el monumento era de hierro. Sin embargo, nadie del Ayuntamiento tenía conocimiento de ello, por lo que la sorpresa para las autoridades municipales fue mayúscula al descubrir, tras la caída, que el astado que exponían en la ciudad era de hierro, no de bronce como señalaban los archivos municipales “Que es de hierro se sabe al menos desde 1994, cuando fue examinada por el Museo de Teruel. No hay un informe que diga lo que se afirma en la noticia [de EL PAÍS], solo hay la apreciación de una restauradora de Madrid [en referencia a Soledad Díaz, reconocida especialista en metales del Instituto de Patrimonio Cultural de España] a la que este material le parece más propio de una época algo posterior. Seriedad”. Menjón no ha respondido, en cambio, a las peticiones de este periódico para obtener su versión directa y explicar por qué no se le comunicó al Consistorio que era de hierro y por qué no se abrió una investigación.

El Ayuntamiento, sus expertos y la Fundación Santa María de Albarracín, encargada de coordinar la restauración, insisten en que desconocían por completo que el Gobierno regional supiese que la estatua fuese de hierro desde hace dos décadas. La alcaldesa de la capital, Enma Buj, del PP, asegura que descubrirá la verdad. La oposición municipal, mientras, exige explicaciones. ¿Cuándo y quién cambió el Torico de bronce, máximo icono de la ciudad, por uno de hierro idéntico? Esa es la pregunta aún sin respuesta. Si es que se hizo.

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