El Orgullo 2025 de Madrid celebra dos décadas de matrimonio igualitario y se alza contra la ola reaccionaria global

El Orgullo de Madrid ha cumplido. Unas 250.000 personas, según la Delegación de Gobierno (en torno a un millón, según los organizadores), han desafiado el calor de la capital, que estaba en alerta por altas temperaturas, para manifestarse por los derechos LGTBIQ+. “Se acabaron los tiempos de las peras y las manzanas”, ha dicho vicepresidenta segunda del Gobierno y ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, desde Atocha, poco antes de que comenzase la manifestación. Todos los partidos de izquierda, del PSOE hasta Podemos, pasando por Sumar o Más Madrid, han criticado la ausencia del Partido Popular en el Orgullo de Madrid, el más multitudinario de Europa. “La lgbtifobia institucional del alcalde Almeida y de la presidenta Ayuso no va a lograr invisibilizar ni tapar el orgullo que sentimos”, ha dicho Manuela Bergerot, portavoz de Más Madrid en la Asamblea regional. “Defender el Orgullo es defender la democracia”, ha agregado.

El lema de este año ―20 años avanzando en derechos: ni un paso atrás―, hace referencia a la amenaza que representa para las personas LGTBIQ+ la ola reaccionaria global. También alude a las dos décadas que han pasado desde la aprobación del matrimonio igualitario por parte del Gobierno del socialista José Luis Rodríguez Zapatero. Desde entonces, se han casado más de 75.000 parejas.

Miguel Baya, de 54 años, aún no lo ha hecho, aunque lleva 16 años con su novio. “Somos pareja de hecho. No nos hemos casado aún por el desembolso económico que supone”, detalla. Es de Barcelona, trabaja en una aerolínea y lleva una década visitando el Orgullo de Madrid con un grupo de amigos: “Este año está más vacío”, opina, “me aterra el retroceso que está impulsando la extrema derecha”. Explica que ahora tiene “más miedo que nunca” y añade que no dudaría en casarse si viera un posible retroceso en los derechos conseguidos.

Aunque la homosexualidad se despenalizó en España a finales de 1978, no fue hasta 1995 cuando se hizo totalmente (con la derogación de la ley franquista de peligrosidad social). Una década después se aprobó el matrimonio igualitario, que entró en vigor el 3 de julio de 2005. “Es un hito que cambió no solamente la vida de miles de personas LGTBI+, sino que situó a España como un país pionero y referente por la lucha por la igualdad y la diversidad. Un país referente que seguimos siendo a día de hoy”, resume el secretario de políticas LGTBI+ del PSOE, Víctor Gutiérrez, desde la manifestación, antes de subir a la carroza de los socialistas. Junto a Podemos y Más Madrid son las tres formaciones políticas con carroza propia.

La situación de la comunidad está mejor que antes, pero aún queda mucho por hacer”, cuenta Marifé Tovar, de 40 años. “Sobre todo con los temas relacionados con la familia”, agrega. Ella ha acudido al Orgullo con la suya: con su hija Aitana, de 4 años, y los tíos y tías de la menor. “Es algo bonito de inculcar en los niños, para que vea que existe la diversidad y ella pueda elegir en libertad”, apunta mientras la niña baila al son de la batucada.

Justamente, la supuesta protección de los menores es el argumento que repiten todos los partidos de ultraderecha de Europa y del mundo para intentar justificar los recortes de derechos a las personas LGTBIQ+. De hecho, esa fue la excusa que el Gobierno de extrema derecha de Hungría, liderado por Viktor Orbán, esgrimió para intentar prohibir el Orgullo de Budapest. Para la presidenta de la Federación Estatal LGTBI+ (Felgtbi+), Paula Iglesias, se trata de “una instrumentalización de los menores, que son utilizados como moneda de cambio para justificar el odio”. “Las personas LGTBI+ volvemos a tener una diana en la espalda”, remarca el socialista Gutiérrez en referencia a los retrocesos en derechos a nivel global.

La carroza de Karol G. (sin Karol G.)

Estefany Pérez lleva solo 15 días en Madrid y este es su primer Orgullo como mujer trans. Pérez nació en Barinas (Venezuela), al acabar su formación universitaria, y “ante la situación política”, emigró a Colombia, donde hace tres años empezó su transición. Se ha venido a España “para buscar mejores oportunidades laborales” y reconoce que en la capital se siente “con más confianza para ir tranquila por la calle, gracias al clima de libertad que se respira”. España es el quinto mejor país del mundo para ser LGTBIQ+, según el ranking que elabora anualmente la ILGA (Asociación internacional LGTBIQ+): ha bajado uno con respecto al año pasado, pero subido cinco si se compara con 2022. Tras el matrimonio igualitario, en España se ha seguido aprobando legislación para proteger al colectivo, como la Ley de identidad, de 2007; la ley Zerolo, de 2022, que asegura la no discriminación, o la ley trans (para la igualdad real y efectiva de las personas trans y LGTBI+).

Vivimos un retroceso global en derechos. Vemos cómo el odio se disfraza de libertad. Se nos ridiculiza, se nos censura, se nos invalida, se niega nuestra identidad desde tribunas políticas, platós de televisión, o cuentas anónimas en redes sociales. Se cuestiona nuestra existencia con una impunidad que duele. Pero no nos vamos a esconder. No vamos a volver atrás”, clama el manifiesto de este Orgullo. “Por eso exigimos un Pacto de Estado contra los discursos de odio hacia todas las personas vulnerables: LGTBI+, migrantes, racializadas, con discapacidad, sin hogar, gitanas, mujeres, mayores, menores…”, continúa el texto, que fue leído desde el escenario por los representantes de Felgtbi+ y Cogam (Colectivo LGTBI+ de Madrid).

Manifestantes durante el desfile del Orgullo en Madrid.

En ese mismo momento, en torno a las 21.30, la primera carroza acababa de pasar por un atestado paseo del Prado. “Aquí solo respeto y orgullo por la diversidad. Somos fruto de resistencia, hoy nos toca bailar y besar con libertad”, resuena por los altavoces de la carroza de Cogam. La del colectivo madrileño era la primera de las 47 que desfilaban con la música a tope.

Entre todas destaca la de We Parade, la única accesible para personas con movilidad reducida. “Crecí sin ningún referente, y menos en silla de ruedas”, cuenta la esgrimista paraolímpica y activista LGBTIQ+, Gema Haseen-Bey (Las Rozas, 58 años). Habla en un momento que descansa de su trabajo como dj en la mencionada carroza. Cuando se cumplen dos décadas de matrimonio igualitario, ella pide “un Orgullo sin barreras físicas y mentales”. Otro vehículo reseñable es de 100 lesbianas visibles, una de las pocas carrozas autogestionada, o la de Karol G, pintada de animal print, y que cerraba la comitiva, aunque sin la presencia de la artista, que anunció en redes sociales que no podría acudir. “Dice mucho de ella que haya montado una carroza”, según Kike Nieto, de 25 años, que ha acudido con dos amigas.

Desde hace años, el Orgullo es un evento que atrae a muchísima gente a Madrid. Los hoteles del centro de la capital tienen una ocupación de en torno al 90%. “Si no estamos llenos, nos quedamos muy cerca de conseguirlo”, confirman desde la cadena Axel Hoteles, “una cadena heterofriendly”, como se describen y que tiene un alojamiento en la capital. Según los cálculos de Hostelería Madrid, la asociación empresarial hostelera más relevante de la región, la semana del Orgullo deja un gasto hostelero de unos 170 millones de euros. Además, este sábado en la capital, había un despliegue de 800 policías municipales a los que se sumaban más de 260 personas del Samur, que habían instalado siete hospitales de campaña.

Aunque no cuenten con carroza, desde el Partido Popular también han querido dar su mensaje del Orgullo. El vicesecretario de Educación e Igualdad del PP, Jaime de los Santos, ha dicho que los conservadores no darán “ni un paso atrás” en la defensa de los derechos de las personas LGTBI+. A lo que ha agregado que no hay retrocesos “en ninguna de las comunidades autónomas que gobierna el PP”. De los Santos no ha mencionado Valencia, donde los populares han llegado a un acuerdo con Vox para aprobar los Presupuestos a costa de recortar las normas regionales LGTBIQ+. Tampoco Madrid, donde Isabel Díaz Ayuso ya intentó recortar la legislación autonómica, aunque finalmente el Tribunal Constitucional lo paró.

“Lo decimos alto y claro: no volveremos al armario, no aceptaremos censura ni olvido, no daremos ni un paso atrás”, continuaba el manifiesto leído por los activistas. “El Orgullo es nuestra respuesta, nuestra bandera, nuestra revolución permanente. Ni un paso atrás”.

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