El paro crece en enero en 17.173 personas, el menor ritmo en este mes en 24 años

Enero suele ser tradicionalmente un mal mes para el mercado de trabajo, y mucho más si, además de darse por concluidas las contrataciones con motivo de la navidad, se concentran sobre él, como ha sucedido en 2022, los efectos de la variante ómicron del coronavirus, la más contagiosa de las aparecidas hasta hoy, y responsable de la reaparición de algunas restricciones desterradas hace meses. Como si de un paciente más se tratase, el mercado laboral se ha visto igualmente afectado por esta circunstancia, y en el mes primer mes del año perdió 197.750 cotizantes a la Seguridad Social, e incluyó a 17.173 personas al colectivo de desempleados, el menor ritmo desde 1998. Sin embargo, enero también ha sido el primer mes en el que se ha aplicado la reforma laboral aprobada por el Gobierno, con el apoyo de la patronal CEOE y los sindicatos (y que este jueves buscará ser convalidada en el Congreso), y los efectos en materia de incorporaciones se han hecho notar: 238.672 personas han firmado un contrato indefinido, la mayor cifra para este mes en los últimos diez años. Los contratos indefinidos supusieron en enero el 15% del total, seis puntos más de la media histórica (9,1%) durante la década de la reforma laboral del PP.
Si en 2021, con hasta seis olas de contagios, el empleo logró aislarse de los efectos colaterales de las distintas restricciones, en 2022 no ha sido capaz de mantenerse al margen. Al menos en su primer capítulo. Sin embargo, hay matices que entregan algo de color a los tradicionalmente sombríos datos de enero: los 19.627.161 de cotizantes con los que terminó (en términos sin desestacionalizar) son 797.681 más que hace un año; y, además, se trata del grupo más numeroso de trabajadores para este mes de los últimos doce años. Con esta rebaja se corta una racha de cinco meses de descensos que se remontaba hasta el mes de agosto.
La afectación de la ómicron es una variable incuestionable, y esta se ha propagado, igual que entre los ciudadanos de distintas edades, por todos los sectores de la actividad. Debido a la aplicación por parte de distintos Gobiernos autonómicos de diversas restricciones a la movilidad (desde limitaciones horarias en la restauración, hasta recortes en los aforos en los establecimientos) que se han extendido también al mes de enero, los Servicios han sido quienes han sumado una mayor caída en el número de afiliados (-161.464), seguidos de la Agricultura (-13.097), la Industria (-12.581) y la Construcción (-10.608). Por territorios, y tomando como referencia el porcentaje de trabajadores afectados sobre la población ocupada, Extremadura ha sido la comunidad autónoma en el que más empleos se destruyeron en enero (-1.53%), por delante de las Islas Baleares (-1,50%) y de la Comunidad Valenciana (-1,42%).
Con los datos del paro sucede una suerte de juego de luces y sombras similar al que ocurre con la afiliación. Aunque con los más de 17.000 nuevos parados son ya 3.123.078 las personas que se encuentran sin empleo, no solo son casi un millón menos que en el mismo mes de 2021 (-841.275), sino que este aumento con respecto al contabilizado en diciembre es el más bajo desde 1998. Como no podía ser de otra manera, los Servicios (+33.627) y la Agricultura (+2.657) vuelven a ser los sectores afectados por este empeoramiento, que responde, además de al virus, a un efecto estacional.
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Sin embargo, la única perla que esconden los datos de enero se aloja en la contratación. No tanto en cuanto al número de incorporaciones, que supera el millón y medio (1.596.332), lo que supone una subida de 293.903 (22,57%) sobre el mismo mes del año 2021; sino porque 238.672 de ellos han sido de carácter indefinido, y en la última década no se había firmado semejante cantidad para este momento del año. La calidad del empleo, entre otros factores, se mide también por la duración de la jornada, y la mayoría de estas nuevas relaciones laborales han sido a tiempo completo (61%), muy por encima de las parciales (39%). Aun así, los contratos temporales siguen dominando la estadística (84,4%), muy por delante de los formativos, de muy escasa representación (0,5%).
El otro huevo de Pascua detrás del aumento del paro se aloja sobre el hecho de que el colectivo de desempleados menores de 25 años ha logrado rebajar nuevamente sus cifras durante las primeras cuatro semanas del curso (-1,40%).
La única estadística que se mantiene firme en su descenso progresivo es la que cuantifica el número de trabajadores afectados por un Expediente de Regulación Temporal de Empleo (ERTE). Son, eso sí, 105.043 personas a las que el coronavirus no permite todavía reincorporarse a su puesto, lo que significa, por otro lado, que se han reducido en más de 820.000 respecto al nivel de hace un año.
Sumando a los afectados por razones de productividad (ETOP) el montante total asciende a 116.821 empleados, y que se concentran principalmente en los servicios de comidas y bebidas (22.027), de alojamiento (16.935) y en agencias de viaje u operadores turísticos (11.015). De entre todos ellos, el 52,7% se encuentra en suspensión total, mientras que el 47,3% restante lo experimenta de manera parcial.
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