El primer ‘número dos’ de Fernández Díaz niega que Kitchen se gestara en su etapa

El breve paso de Ignacio Ulloa por la Secretaría de Estado de Seguridad centró este jueves la comisión de investigación del Congreso sobre el caso Kitchen, la trama policial supuestamente urdida en el Ministerio del Interior para robar al extesorero del PP Luis Bárcenas documentos comprometedores para el partido y sus altos cargos. El primer número dos del ministro Jorge Fernández Díaz, que abandonó el cargo tras apenas un año, negó que la operación de espionaje se gestase en su etapa y aseguró que bajo su mando no se cometió ninguna ilegalidad.

La salida de Ulloa, juez y fiscal de carrera, sorprendió mucho en su día, ya que abandonó el cargo de secretario de Estado en enero de 2013 por “motivos personales”, cuando apenas llevaba un año en el puesto. Aunque la Audiencia Nacional sitúa en julio de 2013 el inicio de la presunta trama para robar documentación a Bárcenas, desde mucho antes se sucedían las maniobras para tratar de torpedear las pesquisas judiciales sobre Gürtel, que cercaban al PP —como denunció Manuel Morocho, inspector jefe de la policía y principal investigador de la trama. “Durante los años que yo estuve en la Secretaría no se cometió ninguna ilegalidad, ni se realizó ninguna ilegalidad paralela ni ninguna actividad al margen de la ley”, insistió el compareciente.

Según añadió Ulloa, su marcha de Interior se produjo de mutuo acuerdo con Fernández Díaz cuando este quiso “impartirle un ritmo más político a esa Secretaría de Estado”. “Y yo lo único que podía ofrecerle al ministro eran mis conocimientos técnicos y mi trabajo. No podía ofrecerle ni política, ni proyección mediática, ni maniobras arteras, ni ningún género de actuación que no fuera el estricto cumplimento de la ley. Si él pretendía una persona más versátil, con una proyección parlamentaria…”, continuó el ex secretario de Estado de Seguridad, al que sustituyó Francisco Martínez, procesado en Kitchen como coordinador de la trama.

El PP siembra dudas

El PP volvió a aprovechar su turno de palabra para cargar este jueves contra la comisión y para tratar de sembrar dudas sobre la investigación de la trama Gürtel, que ha supuesto ya dos condenas al partido por beneficiarse de ella. Su portavoz, Luis Santamaría, calificó las pesquisas sobre la red corrupta liderada por Francisco Correa como una “operación política”, “algo más feo” que el Watergate —el escándalo que acabó con el presidente estadounidense Richard Nixon— y “propio de las dictaduras”.

Según la tesis que ha expresado el diputado popular en otras ocasiones sin aportar ningún tipo de prueba, “da toda la sensación de que [Gürtel] fue una operación perfectamente orquestada”: “Gobernaba por entonces el PSOE y era ministro [Alfredo Pérez] Rubalcaba”. Esa es la misma teoría de la conspiración que los populares han difundido durante lustros. De hecho, cuando estalló en 2009 el escándalo, la plana mayor de la formación salió en rueda de prensa para afirmar que todo era una “trama contra el PP”. Sin embargo, casi 13 años después de aquella escena, los tribunales han condenado ya a cárcel a 69 personas por su implicación en la red corrupta. También han dado por probada la caja b y que el partido pagó en negro la reforma de su sede de Génova 13.

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