El PSOE deja solo a Garzón y aumenta la tensión entre los socios de Gobierno

Ya no es una desautorización aislada. El PSOE ha demostrado este martes que la decisión de dejar completamente solo a Alberto Garzón y distanciarse de su línea contra la ganadería intensiva y las macrogranjas es una cuestión de fondo y una estrategia dirigida desde La Moncloa. El ministro de Agricultura, Luis Planas, ha concedido este martes hasta cuatro entrevistas para desautorizar a Garzón y dejar muy claro que el PSOE no comparte sus palabras y sobre todo que los socialistas quieren aparecer en la polémica como los defensores de la ganadería, también la intensiva. Desde la rueda de prensa del Consejo de Ministros, la portavoz, Isabel Rodríguez, también evitó en todo momento respaldar a Garzón ante las seis preguntas que se le plantearon sobre la polémica. Planas ha calificado de “desafortunadas” las declaraciones de Garzón. Y Rodríguez ha seguido la misma línea. “El ministro [Garzón] puede tener sus ideas, pero nosotros hemos sido elocuentes en la defensa de la ganadería. El Gobierno reitera su compromiso inequívoco con el sector ganadero que concreta en leyes como la de la cadena alimentaria”.

Esto es, si el lunes el cruce ya llegaba a Pedro Sánchez y Yolanda Díaz, que le pidió que “cuidara” la coalición mientras él “lamentaba” las declaraciones de Garzón, el martes la polémica no amaina porque los dos sectores del Ejecutivo han decidido mantenerla en alto. De hecho, Planas admitió en las entrevistas que no ha hablado con Garzón en toda la semana. Solo lo hicieron hoy brevemente al final del Consejo de Ministros pero sin llegar a ningún punto de acuerdo.

Aun así, varias fuentes consultadas señalan que el Consejo de Ministros fue muy tranquilo. Se trata pues de una disputa más bien mediática en la que los socialistas quieren alejarse de Garzón en plena campaña en Castilla y León (una comunidad donde Unidas Podemos tiene muy poco peso) mientras el ministro mantiene su posición y su grupo le apoya.

Los socialistas dejan así muy claro que el ministro solo tiene el apoyo de Unidas Podemos, un grupo que está indignado con la reacción del PSOE, que achacan al ambiente preelectoral en Castilla y León y el miedo a perder el voto rural en esta y otras comunidades. Garzón no tiene ninguna intención de dimitir, al contrario, mantiene sus palabras y también tiene previstas entrevistas para reafirmar sus críticas a la ganadería intensiva frente a la extensiva, la tradicional, en su opinión mucho más sostenible ecológicamente y que genera más empleo. Y Pedro Sánchez tampoco parece tener ninguna intención de forzar la salida de Garzón, algo que implicaría una crisis impredecible en la coalición.

Pero el presidente y el sector socialista del Gobierno sí han querido dejar muy claro este martes, más que en toda la semana que dura la polémica, que no piensan respaldar a Garzón y pretenden que los ganaderos y en general el mundo rural vea claramente que hay dos posiciones, la de los socialistas y la de Unidas Podemos.

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Aunque en realidad nadie acaba de explicar dónde está la discrepancia de fondo, porque cuando se baja al terreno las posiciones no están tan alejadas ya que el Gobierno está promoviendo decretos para limitar las macrogranjas, comunidades gobernadas por el PSOE como Castilla-La Mancha van a aprobar este mismo jueves una moratoria para impedir la instalación de macrogranjas al menos durante dos años, e incluso el PP las rechaza.

Mientras los populares piden la reprobación de Garzón en el Congreso, el Ayuntamiento de Daimiel, gobernado por el PP, ha aprobado este mismo martes un cambio en el plan de ordenación municipal para impedir la instalación de una macrogranja que había solicitado el permiso y que ha provocado una gran reacción popular en contra. El PP de Castilla-La Mancha ha lanzado varios mensajes en contra de las macrogranjas en su cuenta oficial, pero también exige la dimisión de Garzón. Cuca Gamarra, portavoz del PP en el Congreso, explicó que ellos están en contra de las macrogranjas, pero a favor de la ganadería intensiva.

Esto es, nadie parece querer las macrogranjas, pero todos están contra Garzón. El ministro de Agricultura, Luis Planas, ha explicado que el problema es que Garzón no distinguió entre macrogranjas y la ganadería intensiva controlada en la que España es una potencia, y que según el ministro socialista produce carne de gran calidad que ha convertido a España en el cuarto exportador de la UE y el octavo del mundo. “No pienso que en este caso mi colega haya atacado al sector ganadero, lo que ocurre es que de sus palabras se deducen algunos errores yo creo, de apreciación, de concepto, que es lo que me lleva a hacer esta valoración, sobre todo en relación de lo que es la ganadería extensiva e intensiva, son dos realidades que coexisten en España y que van a coexistir durante muchos años”, dijo Planas. La polémica se recrudece pues no solo por la decisión de la oposición de alimentarla, algo esperable, sino porque dentro del Gobierno también se ha tomado la opción estratégica de no aparcarla, sino mantenerla muy viva.

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