El Sabadell negocia la venta de su filial británica en plena opa del BBVA

El Banco Sabadell mueve una nueva ficha en plena opa hostil del BBVA. El banco catalán ha lanzado la venta de su filial británica, TSB, según indican fuentes financieras a este periódico. La transacción deberá contar con el visto bueno de la junta de accionistas, de acuerdo al reglamento de opas, y aún se encuentra en una fase inicial.
La entidad que preside Josep Oliu ha recibido en la últimas semanas muestras de interés de varios bancos presentes en el mercado británico, según ha adelantado el Financial Times. Entre ellos, cita a Barclays, NatWest, Santander UK y HSBC. El banco ha confirmado en un comunicado remitido a la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) que ha recibido y analiza “muestras de interés preliminares y no vinculantes” para la venta de TSB.
El Sabadell adquirió TSB de LLoyds en 2015 por 2.300 millones de euros. Desde entonces, ha sido un quebradero de cabeza para la entidad. La integración tecnológica de este banco británico provocó una grave crisis en el banco en 2018, tras generar un menoscabo extraordinario en sus cuentas de 384 millones de euros y el pago de una multa al regulador británico de 55 millones. Ya en 2021, tras el Covid-19, se planteó una venta del banco británico, pero sin éxito.
En los últimos años, la entidad había conseguido enderezar el rumbo de la filial. En 2024, TSB obtuvo un beneficio de 208 millones, el 20% más que el año anterior. La contribución a las ganancias totales del grupo, de 253 millones sobre un total de 1.873 millones, fue la más alta desde que adquirió la firma. En ese ejercicio, además, lanzó un plan de eficiencia, para reducir costes y plantilla.
Según el Financial Times, los interesados remitirán las ofertas este mismo mes, que rondarán los 2.000 millones de libras (2.400 millones de euros). También apunta a que el cuaderno de venta ya circula entre los potenciales interesados, así como que han iniciado el proceso de due diligence.
Esto coincidirá con el momento clave de la opa del BBVA. La oferta está a la espera de que el Consejo de Ministros amplíe o reduzca las condiciones que impuso la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC) el mes pasado. El plazo para ello termina el viernes de la semana próxima. Después será el turno de que la Comisión Nacional de los Mercados de Valores (CNMV) dé el visto bueno al folleto y entonces el BBVA deberá establecer un periodo de aceptación, de entre 15 y 70 días. Dado que previsiblemente este se iniciará en verano, el mercado cuenta con que se extienda hasta el mes de septiembre, cuando se conocería el resultado de la oferta.
Esto provoca que la posible venta de TSB esté condicionada por la normativa de opas. Y, más concretamente, por el llamado deber de pasividad. De acuerdo a la regla, el consejo de administración durante el periodo de tramitación de una opa no podrá —entre otras cuestiones como la emisión de nuevas acciones o pagar dividendos extraordinarios— vender partes de la sociedad si no lo autoriza antes la junta de accionistas. Por tanto, de alcanzar un acuerdo, el Sabadell debería convocar a sus accionistas de forma exprés para refrendarlo.
Por el momento, el banco que pilota Oliu junto a su consejero delegado, César González-Bueno, tiene el reto no solo de convencer a sus accionistas de que no acepten la oferta hostil del BBVA, sino también el de mostrar un futuro rentable para ellos con el banco en solitario. Por el momento, han prometido repartir en dividendos en 3.400 millones entre 2025 y 2026. Además, espera presentar durante las próximas semanas al mercado su nuevo plan estratégico para los próximos meses.
Además de una posible venta de TSB —que dejaría al mercado español como el único en el que está presente el Sabadell, además de un pequeño negocio en México—, la otra palanca de crecimiento sería una eventual fusión en España. Entre las posibles transacciones emerge una unión con Abanca o también un acuerdo con Unicaja, si bien ambos bancos han desmentido que estén en conversaciones para ello.
A priori, TSB tampoco parece un activo clave para el BBVA. La razón detrás de la opa —que ya intentó como fusión amistosa en dos ocasiones, en 2020, y en la primavera del año pasado, justo antes de lanzar la oferta hostil— está en reforzarse en el mercado español, para contrarrestar el peso del mexicano en sus cuentas, el primero en aportación a ingresos y beneficio. El mercado especula también con que la entidad que pilota Carlos Torres termine por explorar la venta de TSB, si bien esta filial le supondría entrar en el mercado británico.
Aún se desconoce, eso sí, si la opa del BBVA terminará con éxito. De hecho, afronta ahora su principal Rubicón. El Gobierno, que se ha pronunciado desde el principio como contrario a la oferta, puede endurecer las condiciones de la CNMC tanto que haga que la operación no tenga sentido y el BBVA decida retirarse. En caso de que pase este trámite, el BBVA tendrá que convencer a accionistas con más de la mitad del capital del banco catalán para que la oferta termine en sentido positivo para ellos.
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