El Sevilla sigue vivo y se la jugará en Salzburgo

El Sevilla superó su primera final en la Liga de Campeones. Derrotó al Wolfsburgo en un choque donde solo le valía el triunfo. De esta forma depende de sí mismo para pasar a los octavos de final de esta edición de la Champions. El Lille derrotó al Salzburgo en el otro partido (1-0) y los de Julen Lopetegui se clasificarán si ganan en su visita al Salzburgo en el último partido de este igualado Grupo G en el que los cuatro conjuntos están separados por tres puntos: 8 el Lille, 7 el Salzburgo, 6 el Sevilla y 5 el Wolfsburgo.

SEVSevilla
Sevilla

2

Bono, Montiel, Marcos Acuña, Koundé, Diego Carlos (Rekik, min. 92), Rakitic (Augustinsson, min. 93), Joan Jordán (Delaney, min. 81), Fernando, Lucas Ocampos, Papu Gómez (Óliver Torres, min. 79) y Munir (Rafa Mir, min. 79)

WOL Wolfsburgo

0

Wolfsburgo

Pavao Pervan, Roussillon (Paulo Otávio, min. 74), John Anthony Brooks (Daniel Ginczek, min. 87), Bote Baku (Mbabu, min. 74), Maxence Lacroix, Guilavogui, Aster Vranckx (Lukebakio, min. 74), Arnold, Wouter Weghorst, Gerhardt (Philipp, min. 65) y Lukas Nmecha

Goles 1-0 min. 11: Joan Jordán. 2-0 min. 96: Rafa Mir.

Árbitro Cüneyt Çakir

Tarjetas amarillas Fernando (min. 36), Guilavogui (min. 51), Arnold (min. 81) y Lukas Nmecha (min. 89)

Los andaluces podrían pasar incluso como primeros si vencen en Austria y el Wolfsburgo derrota al Lille. Pero en este igualado grupo no le vale empate. El Sevilla cuajó una muy buena actuación, con sus futbolistas desplegando una enorme intensidad. El Wolfsburgo tiró una sola vez a la meta de Bono y solo lo corto del 1-0 mantuvo la incertidumbre hasta este minuto 97 en el que Mir marcó tras un gran pase de Ocampos.

Respiró la afición y los jugadores de un Sevilla que se fundieron en un enorme abrazo. El 2-0 hizo justicia a un partido donde los de Lopetegui rindieron a un gran nivel, sabiendo sobreponerse a las bajas y a la angustia de tener que ganar para seguir vivos en la máxima competición, donde cualquier error se penaliza. No los tuvo el Sevilla, concentrado y aplicado, para ofrecer una disertación de competitividad.

No es fácil jugar partidos con la soga al cuello. Es el momento en el que surgen los futbolistas con personalidad, caso de Rakitic o de Acuña, capaces de sortear la ansiedad que emana de la posibilidad de un fracaso. Agarrado al buen partido de estas dos piezas, el Sevilla, consciente de lo que se jugaba ante el Wolfsburgo, hizo de la intensidad un elemento esencial para imponer su ley ante el conjunto alemán, lleno de físico, algo más limitado en el aspecto técnico.

Fue una noche de Champions en la que el Sánchez Pizjuán entendió que su equipo no tenía red, creándose por lo tanto el ambiente de las grandes citas. Ante la fortaleza alemana, Lopetegui se inventó una delantera compuesta por Munir y Rakitic, con el Papu pegado a la izquierda. El conjunto teutón olvidó su sistema de tres centrales y fue presa del feroz dominio del Sevilla en un inicio de choque arrebatador.

Fatiga y pérdidas

El elemento diferencial consistió en que los jugadores del Sevilla se llevaron casi todos los balones en disputa, poniendo un punto más de chispa ante un Wolfsburgo que se vio superado en una buena primera media hora del Sevilla. Rakitic, en buen momento, ya había lanzado un saque de esquina que Koundé remató ante el meta Pervan, titular por el contagio por coronavirus del meta Casteels, que había jugado los 18 partidos oficiales del Wolfsburgo. El aviso mostró que las torres alemanas, aparentemente infalibles, tenían problemas en el juego aéreo. Se demostró a los 12 minutos, cuando Jordán remató dentro del área un medido pase del propio Rakitic para hacer de cabeza el 1-0 y su primer gol del curso.

El Sevilla, lanzado en la izquierda por un gran Acuña, dominaba a un rival que, sin embargo, pegó un picotazo casi letal. Un disparo del potente Nmecha fue repelido por Bono y el balón dio en el larguero. La jugada asustó algo al Sevilla, que cedió campo, perdiendo también el balón. El desgaste en la primera media hora había sido también considerable. Un lastre que podía pasar factura en Rakitic o el Papu. La posibilidad de la aparición de la fatiga y las pérdidas innecesarias en el centro del campo fueron los únicos defectos de este Sevilla que se aferraba a la vida en la Champions.

La segunda parte se vivió con una gran tensión en el ambiente. El Sevilla continuó dominando, aunque sus ataques no resultaron casi nunca letales. Remates sin demasiada contundencia, caso del Papu Gómez, que fueron resueltos sin problemas por Pervan. El Sevilla mantuvo la intensidad y el Wolfsburgo apenas llegaba. Los alemanes, no obstante, esperaban su ocasión, conscientes de que el empate era un buen resultado para ellos. La ansiedad el resultado flotaba en el ambiente a pesar del buen encuentro del Sevilla. La emoción se transformó en alegría final con el tanto de Mir.

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