El ‘viacrucis’ de la última semana de Mónica García, la política que lucha por desbancar a Ayuso

—¡Qué chufla esta, Dios mío!

—Está tan forrada que ni se da cuenta de lo que le ingresan en la cuenta.

Una política del PP y otra de Vox comentan bien en alto, y por separado, lo que está ocurriendo ante sus ojos: el acto de contrición de Mónica García, la líder de Más Madrid, que cariacontecida da una rueda de prensa en la Asamblea de Madrid para reconocer que disfruta del bono social térmico en su condición de familia numerosa, y negociar como puede la contradicción de que haya pedido la dimisión del vicepresidente regional, Enrique Ossorio, por exactamente lo mismo. Es jueves, y la política que intentará desbancar del poder a Isabel Díaz Ayuso en las elecciones autonómicas del 28 de mayo explica que desconocía que era receptora de una ayuda que se obtiene automáticamente cuando también se tiene concedido el bono social eléctrico. Que el asunto lo gestionó su marido. Y que admite su error: “Pido disculpas”.

Pero su calvario no acaba ahí. Sigue, primero, en el pleno de control al Gobierno: aunque intenta recuperar la iniciativa (“todo es más fácil cuando se es un cínico, ustedes no tienen nunca ningún problema ético, porque son incapaces de reconocer un error y pedir perdón”, le dice al PP), sus rivales explotan la situación. Se pasa parte de la tarde al teléfono, pasillo arriba, pasillo abajo, en el Parlamento. Y al día siguiente despeja de actos su agenda. A García acaba de explotarle una bomba en plena precampaña electoral.

Enrique Ossorio, vicepresidente de la Comunidad de Madrid.
Enrique Ossorio, vicepresidente de la Comunidad de Madrid.Daniel Gonzalez (EFE)

“Esto ha sido un disparo en el pie, un boomerang que le ha explotado en la cara a Mónica García y a Más Madrid”, resume el politólogo Pablo Simón. “Si coges las preocupaciones de los votantes, hay temas particularmente sensibles para la izquierda, como las ayudas sociales y la redistribución de la riqueza”, explica. “Cuando incurres en un escándalo de este tipo, te erosiona en un tema en el que se supone que eres fuerte, en un tema fundamental para ti”, abunda. “Esa erosión se produce en términos de popularidad, da mayor riesgo de desmovilización, y afecta a corto plazo a los indecisos entre varios partidos de izquierdas”, detalla. “A medio plazo no tiene por qué suponer un cambio estructural muy profundo, pero sí una erosión que los rivales de Más Madrid estarán recordando continuamente”, opina. Y predice: “¿Quiénes van a jugar con ello? La derecha por el lado de la hipocresía, pero también Podemos, porque compiten por el mismo electorado, y les tildarán de incoherentes, lo que puede impactar a los indecisos entre las dos formaciones”.

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Miércoles 15. García arranca el día con una convocatoria importante para su partido, la presentación de las líneas maestras de su campaña. Es a las 10.00. Para entonces, ya ha estallado el escándalo de Ossorio: el número dos de Díaz Ayuso es beneficiario del bono social eléctrico y del térmico por ser integrante de una familia numerosa, y pese a que cobra 104.928,60 euros al año de sueldo y tiene un patrimonio de más de un millón de euros. García no duda. Pide su dimisión con toda contundencia. El problema llega alrededor de las 13.45.

“Le han concedido el bono social eléctrico”, arranca su pregunta a Ossorio una periodista durante la rueda de prensa del consejo de gobierno, que ese día se ha celebrado en Collado Villalba. “Lo curioso es que al marido de Mónica García también”, sigue. “Más Madrid ha solicitado su dimisión [la de Ossorio]”, añade. “Le pregunto si cree que son dos casos que encajan con el concepto de consumidor vulnerable”.

Díaz Ayuso, que escucha la pregunta junto a su número dos, se queda ojiplática. Ossorio, también. Y de manera inmediata, el teléfono del jefe de prensa de García empieza a arder. “¿Es cierto que García también disfruta del bono de la polémica?”, coinciden las preguntas.

La presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso.
La presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso.Carlos Luján (Europa Press)

“Veníamos de subidón de una presentación en la que todo había salido muy bien, y de repente sale esto: una bofetada”, fotografía un miembro del núcleo duro de la jefa de la oposición.

Porque hay “un bucle continuo de llamadas”. Preguntas constantes. Pero el jefe de prensa de la líder de Más Madrid no sabe nada. Y ella tampoco. Intenta localizar a su marido, que es quien gestiona ese asunto, y está en un viaje internacional, sin que cunda el pánico. Así, la líder de Más Madrid mantiene la comida de trabajo que tenía con un periodista, su jefe de prensa y su jefa de campaña en el restaurante Tierra by Ezzential, a unos pasos del Congreso de los Diputados. Luego, García va a recoger a su hija al colegio y vuelve a casa a esperar a su hijo. Ante la polémica, le acompañan los dos integrantes de su equipo con los que ha comido, además de su portavoz de campaña, Javier Padilla, y dos asesores más.

Los minutos transcurren mientras varios de ellos comen bocatas de lomo, queso y tomate que han comprado en un bar cercano, “a la carrera”. Lo engullen con algo de agua. Piensan en qué hacer.

“La hemos cagado, cómo lo arreglamos, de ahí se parte”, explica una de las personas que acompañan a García en esos momentos. “A partir de ahí, lo esencial era tener información sólida para elaborar una respuesta sin contradicciones, veraz”, sigue. “Eso sobrevolaba todo”, añade. “Y se iba a toda velocidad, no se quería transmitir la sensación de que nos escondíamos o enterrábamos la cabeza bajo el suelo cual avestruz”, describe. “Mónica estaba a 100 millones de cosas, y con la preocupación de aclarar el asunto”.

Para entonces, la líder de Más Madrid ya ha recibido mensajes preocupándose por ella de la vicepresidenta Yolanda Díaz y del líder de Más País, Iñigo Errejón. Y llega la confirmación: sí, le dice su marido, cobran el bono térmico porque este se concede automáticamente a todas las familias receptoras del bono eléctrico.

Jarro de agua fría. Y acción-reacción. García no se queda quieta. Emite un comunicado. Y concede una entrevista en horario de máxima audiencia a la Cadena SER: “Yo no lo sabía (…) La primera sorprendida soy yo (…) No pongo ninguna excusa. Reconozco el error. No quiero cobrar esto. No lo necesito. Siempre hemos defendido un criterio de renta [para dar ayudas] Voy a estudiar si hay alguna manera de devolverlo”, reconoce.

El secretario general del PP de Madrid, Alfonso Serrano.
El secretario general del PP de Madrid, Alfonso Serrano.Alberto Ortega (Europa Press)

Jueves 16. La expectación es máxima en la Asamblea de Madrid. “Lo que ha ocurrido es un caramelito para el discurso del PP de que Mónica es una hipócrita que vive en el Retiro mientras dice lo que dice”, sentencia un político acostumbrado a analizar las estrategias de los partidos con representación en la Cámara.

El PP intenta aprovechar el momento: “Es una semana horribilis para la izquierda de la Comunidad de Madrid”, celebra Alfonso Serrano, el secretario general del PP de Madrid, que con esas 12 palabras refleja cuán diferente es el impacto de la polémica del bono en la derecha y la izquierda. Porque se ha descubierto que él también es beneficiario de esa ayuda. Y que además lo es en la categoría de vulnerable severo, a la que no debería haber accedido en aplicación del criterio de renta. Pero en el PP nadie cree que deba pedir disculpas. Ni él, ni Ossorio.

García llega pronto al Parlamento para repasar su intervención en el pleno, y la rueda de prensa previa. Esta se produce en la llamada zona de banderas, a unos metros escasos del hemiciclo, y concita más espectadores que nunca. No hay solo periodistas. Diputados de Vox y del PP ponen el oído. Hasta algún consejero de Díaz Ayuso le dedica de pasada unas palabras a la situación. García no escucha nada de eso. Está respondiendo preguntas. Asumiendo un error. Pidiendo disculpas. En el punto álgido de su viacrucis.

Luego es entrevistada en Al Rojo Vivo, un programa de La Sexta, para completar el tour de explicaciones que había comenzado la noche anterior en la radio.

Viernes 17. Al día siguiente, viernes, en la agenda oficial de la líder de Más Madrid no hay nada. Tampoco el sábado. Ni el domingo. Desierto. Tiempo de descanso previsto antes de la polémica, aseguran en su equipo. Un respiro para dar por cerrada una crisis inesperada.

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