España aprueba la vacunación infantil y comenzará la campaña de los niños de entre 5 y 11 años el 15 de diciembre

La campaña de vacunación de niños entre 5 y 11 años comenzará en España a partir del 15 de diciembre. La Comisión de Salud Pública ha aprobado este martes la inoculación en los menores de 12 años después de que la vacuna de Pfizer para esta población fuera validada por la Agencia Europea del Medicamento (EMA) y de recibir el aval de la Ponencia de vacunas, el grupo de técnicos que asesora a las autoridades sanitarias españolas.

La campaña comenzará con la llegada de los primeros viales, previstos para el 13 de diciembre: a partir de ahí se repartirán entre las comunidades, que podrán comenzar el proceso el 15. Sanidad espera recibir entre este mes y enero 3,2 millones de vacunas, lo que sería suficiente para inocular la primera dosis a la práctica totalidad de los niños de entre 5 y 11 años (3,3 millones). La segunda dosis se inoculará ocho semanas después.

La de los menores de 12 años era la única franja de edad para la que todavía no había comenzado la campaña de vacunación y es también la que mayor incidencia de casos acumula: 412 diagnósticos por 100.000 habitantes, casi el doble que la media de España (248) y más del triple que entre adolescentes (133) o mayores de 80 (125). Tras los niños, los siguientes grupos con más casos detectados son los de entre 30 y 50 años, lo que coincide con la edad de la mayoría de los padres de estos niños.

La ministra de Sanidad, Carolina Darias, en una rueda de prensa posterior al Consejo de Ministros el pasado viernes en Madrid.

Esta es una de las principales razones por las que los directores de salud pública del ministerio y las autonomías han decidido aprobar la vacunación entre niños de entre 5 y 12 años (para los menores de esta edad todavía no hay un fármaco aprobado). Igual que la quinta ola se propagó con rapidez entre los jóvenes, que por entonces no estaban inoculados, esta sexta lo hace especialmente entre niños. Y, aunque la vacuna no frena por completo los contagios, sí que reduce la capacidad de transmisión, por lo que cuando reciban la pauta completa es previsible que el virus se propague más lentamente (a expensas de lo que suceda con la variante ómicron, aparentemente más transmisible).

Los ensayos muestran que, con las variantes en circulación, la vacuna formulada por Pfizer (que contiene un tercio de la dosis que lleva para los adultos) reduce las probabilidades de que los pequeños contraigan la enfermedad en un 91%. Y minimiza las ya de por sí bajas posibilidades de hospitalizar, ingresar en UCI o morir a prácticamente cero.

En un contexto de baja transmisión los especialistas consultados por este periódico no se mostraban favorables a inocular a los niños, dado el bajo riesgo que tiene de contraer la covid más grave. Pero cuanto más alta es la curva epidémica, más sentido tiene la vacunación infantil. Así lo determinó, por ejemplo, el grupo de expertos que asesora a la Agencia del Medicamento de Estados Unidos (FDA, por sus siglas en inglés), que determinó que el beneficio de vacunar a los pequeños es mayor que los riesgos en cualquier escenario, pero especialmente en uno de muchos contagios.

Los epidemiólogos consultados por este periódico se han mostrado favorables a la vacunación infantil. “Para protegerlos a ellos, pero especialmente para frenar la transmisión”, subrayaba Fernando Rodríguez Artalejo, catedrático de Salud Pública de la Universidad Autónoma de Madrid. Los expertos lo ven como una de las armas para seguir arrinconando al coronavirus.

Quique Bassat, epidemiólogo y miembro de la Sociedad Española de Pediatría, señala que sin ser urgente, la vacunación infantil empieza a ser necesaria. “Las cifras lo avalan. El grupo pediátrico es el que tiene mayor incidencia de lejos, están dándose brotes en las escuelas, cosa que no había pasado hasta ahora. No hay urgencia, pero tenemos demasiados casos y los niños están contribuyendo a la transmisión en el país”, reflexiona.

Un debate distinto al de la vacunación adulta

El debate sobre la vacunación infantil, no obstante, es distinto al de los adultos, cuyas probabilidades de morir por covid son mucho mayores. Entre los niños los efectos secundarios graves, por muy infrecuentes que sean, pueden llegar a serlo incluso más que los que causa la propia enfermedad. Aunque los ensayos clínicos entre menores de 12 años no produjeron ningún efecto adverso grave, la aplicación entre adolescentes ha ocasionado muy esporádicos episodios de miocarditis, que en la gran mayoría de los casos se han resuelto con una intervención conservadora y sin necesidad de cuidados intensivos. Los expertos estadounidenses concluyeron: “Si bien los beneficios de la vacunación dependen en gran medida de la incidencia de covid-19, el análisis general predice que el número de contagios clínicamente significativos superaría claramente el número de casos de miocarditis excesiva asociados a la vacuna en un amplio rango de escenarios de incidencia”.

La mayoría de las complicaciones de la covid en niños se produce en aquellos que tienen patologías previas. Por este motivo, Federico Martinón, asesor de vacunas de la Organización Mundial de la Salud, cree prioritario que los pequeños más vulnerables sean incluidos en la campaña de inoculación. Esto incluye a niños con cáncer, inmunodepresión, obesidad, síndrome de Down, o aquellos con afectación neurológica grave. Con respecto a los demás, la decisión “es compleja, y depende de factores científicos, éticos, políticos, epidemiológicos y económicos”.

“La gente confunde que sea bueno o malo con que sea prioritario o no”, dice Martinón. “La vacunación del niño sano es buena, sabemos que la vacuna funciona y es segura y eficaz. Y además de los ensayos clínicos, ya se ha administrado a más de cinco millones de niños de esa edad, sin ningún problema de seguridad. Ahora bien, no es prioritaria en comparación con la indicación de vacunación de otros grupos de riesgo. Ahora mismo priorizaría la vacunación de todos los niños con factores de riesgo. En segunda instancia la de los niños convivientes con adultos de alto riesgo, para tratar de generar un cordón de protección adicional precisamente en los que son más vulnerables. Y, por último, estaría la vacunación de los demás niños, que no es prioritaria, que no es lo mismo que no sea buena o que no tenga datos”, zanja.

Estados Unidos es uno de los países que ya ha comenzado con la inoculación infantil, con más de 2,6 millones de dosis pinchadas, el 10% de la población de entre 5 y 11 años del país. Después de un mes, no se han reportado efectos adversos notables. “Estamos viendo un buen perfil de seguridad. Las miocarditis, que tenían mucho que ver con la dosis, serán probablemente muy inferiores con la dosis pediátrica”, señala Bassat.

China acaba de comenzar la mayor campaña del mundo, que aspira a inyectar el remedio a 160 millones de niños hasta final de año. En Europa, tras la aprobación de la EMA, algunos como Italia o Alemania ya han resuelto comenzar la vacunación en cuanto comiencen a llegar dosis. En el caso de Francia, a partir del 15 de diciembre, podrán empezar a vacunarse los pequeños con enfermedades crónicas u otras vulnerabilidades. El resto, unos seis millones de niños, podrá hacerlo, una vez que las autoridades sanitarias den su visto bueno final, a partir de finales de mes, probablemente “alrededor del 20 de diciembre”, ha acotado el ministro de Sanidad, Olivier Véran. En Reino Unido lo está estudiando el Comité Conjunto de Vacunación e Inmunización, que podría aprobar las inoculaciones esta misma semana.

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