Estas son las señas de identidad del whisky 10 (que no se parece a nada que hayas bebido antes)

¿Qué sería de nosotros sin los pioneros? Esas personas clarividentes que se lanzaron a innovar y arriesgar, rompiendo con lo establecido. Steve Jobs, Ferrán Adrià, Reed Hastings… decidieron romper con lo anterior y pensar que el teléfono podía convertirse en nuestro asistente personal, que la gastronomía podía ser vanguardia (y arte) o que el cine del futuro se disfrutaría desde el salón de casa.

Partiendo de ese mismo espíritu que abre caminos inéditos, Ballantine’s, la icónica marca de whisky escocés nacida en 1827, presenta ahora, casi dos siglos después de su nacimiento, una fórmula que abre nuevos caminos para los consumidores más inquietos y curiosos. El nuevo Blended Scotch Whisky Ballantine ́s 10 American Barrel combina lo mejor de dos mundos, la potencia del whisky escocés añejado durante 10 años con la dulzura de las barricas americanas. Tan lejos y –desde ahora– tan cerca. Estas son las señas de identidad de un whisky 10 desde su propio nombre.

10 años de envejecimiento en barrica

El carácter de Ballantine’s 10 American Barrel se forja tras una década envejeciendo en barricas de roble americano, consiguiendo una complejidad y una profundidad enormes. El contacto con la madera afina ese poderío tan característico del whisky escocés con la calidez que se espera de un whisky americano. Toda una sorpresa que demuestra que, en pleno siglo XXI, quien no se se arriesga no gana.

Una explosión de aromas

De igual manera que uno se hace adicto a un perfume determinado (que se termina convirtiéndose en nuestro favorito), la sinfonía de aromas de Ballantine’s 10 American Barrel llega a ser adictiva e invita a perderse en ella… Al servirlo en un vaso aparece una explosión de fruta fresca donde asoman manzana rosa jugosa, grosella negra o ralladura de limón. Las barricas también aportan su toque con notas dulces de vainilla, toffee o nueces.

Dulce y cremoso

Afortunadamente, atrás quedó la época en la que los destilados tenían que ser ásperos y duros para demostrar personalidad. Un trago de Ballantine’s 10 American Barrel es una experiencia sedosa, que acaricia el paladar. Al beberlo, aparecen notas de tarta de manzana casera y natillas de vainilla, que se mezclan con cuajada de limón, caramelo y toffee. ¿A quién le amarga un dulce?

El whisky más cool será versátil o no será

Si algo demanda el consumidor actual es que no se le dicte cuando beber un whisky: cualquier momento es idóneo. Ballantine’s 10 American Barrel es perfecto tanto de día como cuando cae la noche. Es el compañero de viaje perfecto tanto para el que lo disfruta a media tarde, on the rocks, en una copa corta, apreciando cada matiz, como para el que prefiere una fórmula más fresca al mezclarlo con su mixer favorito, mucho hielo y un gajo de lima.

No, no existe la forma perfecta de beber un whisky: cada uno elige la suya y puede ser una u otra, dependiendo del día. Aquí reside la magia de bebidas como esta, capaz de convertir cualquier momento en algo especial.

Una imagen seductora ( y accesible)

Vivimos en una cultura en la que lo visual reina con mano de hierro y en el caso del whisky no es diferente. Además de seducirnos por su carácter innovador, su aroma y sabor, la botella tiene que captar nuestra atención gracias a un diseño de 10. Ballantine’s 10 American Barrel lo consigue con una etiqueta negra que habla a las claras de que se trata de un producto premium, que ofrece ese algo más. Al servirlo, su color oro líquido está lanzando el mismo mensaje: aquí hay algo muy especial. Eso sí, un lujo que está al alcance de todo el mundo: los placeres inaccesibles no nos interesan. Y en el caso del whisky, menos.

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