Europa es un calvario para el Barça
El Barça entregó al Eintracht la grada y la cancha del Camp Nou. Muchos aficionados azulgrana se desentendieron del partido, la directiva gestionó muy mal la taquilla y el equipo se quedó mudo en el inicio del puente de Semana Santa. Los seguidores alemanes no dudaron en ocupar los asientos que dejaron vacíos los abonados del Barcelona y el encuentro se convirtió en un calvario para el Barcelona. Los futbolistas se perdieron en un estadio supuestamente suyo, convertido en una cancha contraria por el abandono social, retratado cuando la Grada de Animació se retiró unos minutos del Gol Nord, para jolgorio del animoso Eintracht.

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Ter Stegen, Óscar Mingueza (Sergiño Dest, min. 61), Alba, Ronald Araújo, Eric Garcia (Luuk de Jong, min. 69), Pedri (Frenkie De Jong, min. 45), Gavi, Busquets, Aubameyang (Adama Traoré, min. 61), Ousmane Dembélé y Ferrán Torres (Depay, min. 79)
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Trapp, Hinteregger, Obite Ndicka, Almamy Touré (Makoto Hasebe, min. 98), Ansgar Knauff (Chandler, min. 98), Rode (Ajdin Hrustic, min. 79), Kristijan Jakic, Filip Kostic, Daichi Kamada, Jesper Lindstrom (Jens Hauge, min. 79) y Santos Borré (Ragnar Ache, min. 89)
Goles 0-1 min. 3: Filip Kostic. 0-2 min. 35: Santos Borré. 0-3 min. 66: Filip Kostic. 1-3 min. 90: Busquets. 2-3 min. 100: Depay.
Árbitro Artur Manuel Soares Dias
Tarjetas amarillas Eric Garcia (min. 2), Kristijan Jakic (min. 23), Gavi (min. 27), Ajdin Hrustic (min. 82), Ousmane Dembélé (min. 93), Obite Ndicka (min. 94), Ansgar Knauff (min. 94) y Trapp (min. 100)
Tarjetas rojas Obite Ndicka (min. 99)
El castigo remitió a las peores noches barcelonistas en la Champions. Europa es un terreno prohibido también para el equipo de Xavi. Aunque ha aprendido a ganar partidos, el Barcelona no sabe todavía como alcanzar títulos como la Liga Europa. Vuelve la frustración y la impotencia en el Barcelona después de ser expulsado de los torneos continentales por adversarios que difícilmente accederán al trono como el Benfica y el Eintracht. Los fiascos han sido continuos en los últimos partidos, con y sin público a favor, siempre a rebufo del rival, alejado de su mejor versión en la Liga.
Al igual que pasó durante muchos años en el Barça, el equipo se alimenta del club en el Eintracht. Barcelona parecía ocupada por la hinchada procedente de Fráncfort. Todo ciudadano había dado en algún momento del día con centenares de fans de la entidad presidida por el emblemático Peter Fischer. La marea blanca acabó por tomar el Camp Nou en un despliegue que por momentos evocó la marcha azulgrana en la Recopa de Basilea 1979. El desafío tenía a fin de cuentas su lógica si se recuerda que el Eintracht de Fráncfort es un equipo invicto en sus salidas en la Liga Europa que acudía al encuentro de un adversario que no ha ganado ningún partido como local, si se entiende como propio el Camp Nou.
Fallos defensivos
Había mucha inquietud en el Barça por la fuerte carga ambiental adversa, la peligrosidad del rival y las limitaciones defensivas propias por la ausencia del lesionado Piqué y las molestias de Frenkie de Jong. La electricidad de la cita pareció contagiar a Xavi cuando apostó por Mingueza y Gavi. La elección del lateral resultaba muy comprometida porque tenía que defender al desequilibrante Eintracht. La inestabilidad de la zaga azulgrana quedó constatada nada más comenzar el partido cuando Eric cargó contra Lindström y el árbitro pitó penalti que transformó precisamente Kostic. El gol fue celebrado con bengalas por una multitudinaria afición del Eintracht que había empezado su ritual con una pitada al himno del Barça.
El marco no ayudaba precisamente a la reacción del equipo azulgrana, tan impaciente como amenazado por las transiciones de los muchachos de Glasner, muy bien agrupados y organizados en su cancha a partir de una zaga de tres centrales y del portero Trapp. El Eintracht no solo se cerraba bien sino que se desplegaba de forma vertiginosa por las bandas con Kamada y Kostic. No entraban en juego los volantes Gavi y Pedri, apenas había pases interiores y el único que embestía era Dembélé. La pelota rebotaba reiteradamente en un muro y salía despedida para la contra del Eintracht. Las pérdidas barcelonistas fueron la mejor munición para los alemanes y los remates se sucedieron a partir de la media hora en el arco de Ter Stegen.
Busquets y Dembélé se equivocaron y no perdonó Santos Borré con un disparo a la escuadra para poner el 0-2. Knauff no atinó después a marcar el tercero ante el desconcierto del Barça, demasiado frágil en su área y excesivamente revolucionado en cancha contraria frente a un rival paciente, directo y efectivo en el amable Camp Nou. El trabajado sistema de contención dispuesto por Glasner inutilizó el plan A de Xavi.
Nada nuevo en cualquier caso si se repara el guion de los últimos partidos del Barcelona. La diferencia es que ante los alemanes tampoco funcionó el B, penalizado con el 0-3 de Kostic, y el C solamente le alcanzó para lograr un resultado decoroso en el tiempo añadido: 2-3
El Barça no supo cómo enfrentar al Eintracht. Obsesionado por convencer, ni siquiera supo ganar. Jamás tuvo la finura y la velocidad necesarias para abatir a un rival sólido y poderoso, espléndido en el despliegue, más eficaz en la vuelta que en la ida, si es que la ronda fue a doble partido, puesto que la sensación es que el Barça siempre fue a remolque del Eintracht. Europa no quiere saber nada del Barcelona.
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