Ikea se une a la lista de empresas que suspenden sus operaciones en Rusia por la guerra

El grupo sueco Ikea ha decidido suspender temporalmente sus operaciones en Rusia y Bielorrusia tras la invasión de Ucrania, según ha informado el fabricante de muebles en un comunicado. La empresa justifica su decisión, que afectará a 15.000 empleados, en la “tragedia humana” que supone la guerra, las alteraciones que está provocando en la cadena de suministro y en las condiciones comerciales. Ikea se une así a la lista cada vez mayor de empresas occidentales que frenan sus actividades en Rusia tras el estallido de la guerra.
Las importaciones y exportaciones se van a paralizar tanto en Rusia como en Bielorrusia, cuyo régimen está apoyando a Vladímir Putin en su ofensiva brutal contra Ucrania. Ikea va a parar sus operaciones industriales en Rusia. “Esto significa que todas las entregas de nuestros proveedores también se suspenden”, añade. Además, se detienen “todas las operaciones de ventas”, excepto los centros comerciales Mega, que seguirán abiertos “para asegurar que mucha gente en Rusia tenga acceso a sus necesidades diarias y esenciales como comida, verduras y farmacias”, precisa el comunicado. Ikea asegura que sus “ambiciones” en Rusia son “a largo plazo”, y que ha tomado medidas para asegurar el empleo, los ingresos y la seguridad de la plantilla y sus familias.
Decenas de empresas están dejando de operar en Rusia, como Apple, H&M, Disney, Netflix, Volvo, Daimler y Nike, mientras otras como las navieras MSC y Maersk están estudiándolo. El rechazo a la invasión de Ucrania y las consiguientes sanciones impuestas a Rusia han provocado un éxodo de multinacionales extranjeras que abandonan o reducen sus operaciones en suelo ruso, tras tres décadas de beneficiarse del lucrativo mercado postsoviético.
La exclusión de algunos bancos rusos del sistema de pagos Swift, el cierre por la Unión Europea y Canadá de su espacio aéreo, correspondido por Moscú, y el efecto de las penalizaciones internacionales, con el desplome del rublo, hacen que las empresas juzguen demasiado alto el riesgo reputacional y financiero de seguir en Rusia. El conflicto empieza a entorpecer la logística y el temor a que las sanciones impacte en el negocio ha llevado a muchas empresas a revisar la viabilidad de los contratos presentes y, sobre todo, futuros.
La crisis amenaza con costar miles de millones de euros a las empresas occidentales, que se están pensando cómo actuar. La decisión es más fácil para las empresas que tienen menos activos físicos, y más complicada para otras como los supermercados franceses Auchan, que cuentan con 231 establecimientos, facturan más de 3.000 millones anuales y emplean a 30.000 personas. Todavía no ha dicho nada al respecto la multinacional español Inditex, que tiene en Rusia su segundo mayor mercado en número de tiendas (527), solo por detrás de España.
La petrolera estadounidense ExxonMobil se sumó este miércoles al éxodo de empresa y anunció que abandona sus proyectos en Rusia. BP también ha decidido vender su participación del 20% en la rusa Rosneft.
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