Israel amenaza con prolongar una semana la mayor ofensiva contra Gaza en más de un año

Cohetes disparados por la Yihad Islámica, en Gaza en la madrugada del sábado.
Cohetes disparados por la Yihad Islámica, en Gaza en la madrugada del sábado.MOHAMMED SABER (EFE)

Israel amenaza con prolongar durante una semana la mayor ofensiva desencadena contra la franja de Gaza desde mayo de 2021. Tres decenas de objetivos de la Yihad Islámica fueron destruidos el viernes en la primera jornada de bombardeos, que se han cobrado la vida de al menos 11 personas, entre ellas un jefe militar de las Brigadas al Quds (la milicia del grupo palestino), y han causado 80 heridos. La Yihad Islámica, que mantiene estrechos contactos con Irán, ha respondido con el lanzamiento de 160 cohetes hacia el sur y el centro de Israel que no han causado víctimas.

Egipto se esfuerza en las últimas horas en una misión de mediación, con el respaldo de Qatar y Naciones Unidas, entre los bandos enfrentados para alcanzar un alto el fuego. En contra de lo habitual, el movimiento islamista Hamás, que gobierna de facto en el enclave costero desde hace 15 años, se mantiene al margen de las hostilidades. Las calles de Gaza permanecían desiertas en la mañana de este sábado mientras se suceden las oleadas de bombardeos de la aviación y las andanadas de la artillería de Israel, según mostraban las cadenas de televisión palestinas, tras más de un año de relativa calma.

Las Brigadas al Quds han jurado vengar el asesinato selectivo del comandante Taysir al Yabari, más conocido como Abu Mahmud, en el primer ataque israelí del viernes. Un misil impactó de lleno en su casa de la capital gazatí. Al Yabari actuaba como enlace con Hamás, según los servicios de inteligencia de Israel. En paralelo, el Ejército israelí ha capturado en la madrugada de este sábado a 19 miembros de la Yihad Islámica en Cisjordania.

Los bombardeos con misiles de precisión han destruido cinco rampas de lanzamiento de cohetes y seis fábricas de armas en Gaza, según informó un portavoz de las Fuerzas Armadas. Las autoridades sanitarias israelíes no han dado cuenta de daños personales causados por el lanzamiento de cohetes, más allá de algunos pocos civiles contusionados en caídas cuando corrían a protegerse en los refugios antiaéreos. El Ejército asegura que 60 de los 160 cohetes disparados por la Yihad Islámica fueron interceptados por el sistema de defensa antimisiles Cúpula de Hierro. La mayoría del resto de los proyectiles no llegó a impactar en territorio israelí.

Egipto ha invitado este sábado a una delegación de la Yihad Islámica a desplazarse hasta El Cairo para negociar un cese de hostilidades. Un portavoz del Ejército israelí precisó que, por el momento, no se han emprendido conversaciones para un alto el fuego y que la ofensiva bautizada como Despuntar del Amanecer sigue su curso. El Estado Mayor, que ha movilizado a 25.000 reservistas y desplazado dos divisiones a la frontera gazatí, ha advertido de que la operación puede prolongarse durante al menos una semana.

Los islamistas palestinos acusan a Israel de haber desencadenado la escalada. “El enemigo sionista ha comenzado esta agresión y debe esperar una guerra sin cuartel”, advirtió el secretario general de la Yihad Islámica, Ziad al Najala, en el canal de televisión libanés Al Mayadin, próximo al grupo proiraní Hezbolá. Por su parte, el primer ministro israelí, Yair Lapid, asegura que ordenó una operación preventiva ante la “amenaza inminente” de un ataque de represalia de la Yihad Islámica, a la que calificó como “un agente de Irán, que busca destruir Israel y matar a ciudadanos inocentes”. Lapid ya había anunciado la noche del viernes que la operación Despertar del Amanecer durará “tanto tiempo como sea necesario”. Mientras tanto, las sirenas de alarma anticohetes no dejan de sonar en las poblaciones próximas a a la Franja.

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La actual ofensiva recuerda a la desencadenada en 2019 para abatir al predecesor de Al Yabari en el puesto de jefe militar de la zona norte de la Franja, el comandante Baha Abu al Ata. El movimiento islamista Hamás ha condenado la muerte de los dirigentes de la Yihad Islámica, pero, al igual que ocurrió hace tres años, se ha abstenido de intervenir en la actual escalada bélica. En su lugar, el máximo líder de Hamás, Ismail Haniye, ha contactado con los mediadores de Egipto y Qatar para reclamarles que pongan fin a “los crímenes de Israel en Gaza”.

Operación preventiva tras una incursión en Cisjordania

Formalmente, el ataque preventivo israelí se ha producido por temor a represalias armadas palestinas por la detención a comienzos de esta semana de Bassam al Saadi, jefe militar de la Yihad Islámica en Cisjordania, en el área de Yenín (norte del territorio ocupado palestino). La Yihad Islámica había exigido, según informa la prensa hebrea, la liberación de su comandante en Cisjordania para detener las acciones armadas, en particular el disparo de misiles antitanque contra vehículos israelíes, con las que amenazaba a Israel.

Para el centrista Lapid, que se enfrenta a unas lecciones anticipadas en otoño, la ofensiva contra las milicias islamitas de Gaza puede resultarle políticamente útil a la hora de reforzar su posición en materia de seguridad frente a su rival en las urnas, el conservador Benjamín Netanyahu, quien ha dirigido en la última década tres de las cuatro guerras libradas en la Franja frente a las milicias islamistas.

Gaza, una estrecha banda territorial de 365 kilómetros cuadrados donde se hacinan 2,3 millones de habitantes, sufrió el último ataque israelí a gran escala en mayo del año pasado. Esa ofensiva duró 11 días y se cobró la vida de más de 250 palestinos, entre ellos 67 menores, y de otras 13 personas en territorio israelí.

Israel selló a partir del martes todos los pasos que controla en la frontera gazatí. El estado de alerta máxima ha llevado a aislar a miles de israelíes en las localidades y kibutz (granjas colectiva) que bordean la Franja. El Comando de Defensa Nacional del Ejército israelí, que abarca además la defensa civil, declaró una “situación especial” 80 kilómetros alrededor de la Franja palestina, donde los vecinos deben permanecer en lugares seguros y las comunicaciones por carretera y ferrocarril están cortadas.

El estricto bloqueo de la franja de Gaza, con el cierre de todos los pasos fronterizos con Israel, amenaza con dejar sin suministro de combustible a la única central eléctrica del enclave palestino, que apenas cubre una tercera parte de las necesidades de suministro del enclave. La clausura del paso de Erez, único habilitado para personas entre Gaza e Israel, ha privado también de tratamiento especializado en hospitales de Jerusalén Este a decenas de pacientes de cáncer gazatíes que no pueden recibir atención en los hospitales del territorio palestino.

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