‘Je récuse’

Recusemos las actuaciones de Enrique Arnaldo, tras su indigerible designación como miembro del Tribunal Constitucional. Sigamos la senda de Émile Zola en su celebre J’acusse de 1898, cuando acusó a la justicia militar francesa de falsaria al haber condenado al capitán Dreyfus por alta traición porque era judío.

Arnaldo no es ingrato a la decencia por su estrafalaria indumentaria en su toma de posesión ante el jefe del Estado el pasado jueves: esas arrugas astringentes en la americana, esa chaqueta dispar con los pantalones mal caídos, esos gemelos exorbitantes de traficante cursi, esa corbata excesiva y deslavazada, ese rugoso cuello de camisa… ese desprecio mal peinado a la mínima dignidad institucional.

Su apariencia exterior ofenderá, pero eso, eso, no es criminal. Solo símbolo externo desguazado de su larga trayectoria de atentados a incompatibilidades legales, por servir de mayordomo jurídico a un partido y sus administraciones corruptas, como la balear popular de Jaume Matas. Contra lo que prescribe el Estatuto de las Cortes (artículos 60 y siguientes) y en presunta incursión en delitos de “tráfico de influencias” y “actividades prohibidas a los funcionarios públicos”, regulados por los artículos 430; y 439, 441, 442 y 443 del Código Penal.

El desaguisado urdido por el subjefe del PP, Teodoro García Egea, y el ministro de la Presidencia, Félix Bolaños, al apadrinar esa indigna candidatura en el Congreso no es un mal menor frente a mantener una Justicia desierta, como algún pragmatismo sostiene. Porque sigue desierta: vean el fraude de ley en que incurren los miembros de la cúpula del Consejo del Poder Judicial al continuar en sus muníficas poltronas pese a su caducidad legal. Y porque el Tribunal Europeo de Derechos Humanos y cualesquiera otro que intervenga en asuntos domésticos proferirá carcajadas ante un Constitucional español que admite entre sus miembros a un tipo que actuó contra la ley. Al tiempo.

Ciudadanos. No se resignen a esta humillación. El desaguisado tiene enmienda. Promuevan la recusación de Arnaldo en todos los asuntos conexos con aquellos con los que se lucró actuando en favor de parte: sobre el aborto (¡será ponente de la sentencia en el caso!), sobre la eutanasia, sobre el procés, sobre la crisis climática, sobre el PP, sobre las cajas B, sobre redes de corrupción política (Lezo, Palma Arena) y sus ramificaciones, sobre la Generalitat valenciana popular, el Govern de Matas, la Comunidad de Madrid, la Diputación de Álava, el Ayuntamiento de Las Rozas… Sobre todo asunto, entidad o conducta que roce desvaríos ultras o trasluzca corrupción.

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