Juan José Millás habla con ChatGPT sobre el Comité Federal del PSOE

Poseído por la pulsión enfermiza de comprender el mundo, pregunté el viernes pasado a mis amigos qué era o en qué consistía un Comité Federal del PSOE y solo recibí respuestas imprecisas.

-Una reunión de dirigentes -vinieron a decir con desgana-, no molestes.

Me sorprendió que se supiera tan poco de un acontecimiento del que se hablaba tanto y decidí recabar la ayuda de ChatGPT, que se expresó sin ambages (signifique lo que signifique ambages).

Dijo que el Comité Federal era el máximo órgano de dirección del partido entre congresos (fingí saber qué era un congreso, para no alargarme) y que tenía una función importante en su vida interna, ya que tomaba decisiones estratégicas, políticas y organizativas de gran alcance, tales como decidir la línea política de la organización, ratificar o nombrar miembros clave de la directiva, supervisar la labor de la Comisión Ejecutiva Federal, que en la actualidad lidera Pedro Sánchez como secretario general, convocar congresos o primarias si se considerara necesario y debatir asuntos que afectaran al partido o a la política nacional.

Dijo que estaba formado por

-Los miembros de la Comisión Ejecutiva Federal.

-Los secretarios generales de las federaciones (PSOE andaluz, madrileño, valenciano, etc.).

-Representantes de Juventudes Socialistas, UGT y otros organismos vinculados.

-Otros miembros electos en el Congreso Federal.

“En la práctica”, añadió, “el Comité Federal es una mezcla de foro deliberativo y parlamento interno. Aunque no tiene la visibilidad de un Congreso, sus convocatorias son muy importantes en momentos de crisis, cambios de liderazgo, escándalos o elecciones. En ocasiones ha marcado giros históricos, como la salida de Pedro Sánchez en 2016 (cuando dimitió tras perder una votación en el propio Comité)”.

Le pregunté por el objetivo del Comité que se reuniría al día siguiente, el sábado 5 de julio, y dijo que no era otro que el de diseñar un plan de acción frente al escándalo de corrupción conocido como “caso Cerdán”. “El PSOE”, se explayó, “atraviesa una gran crisis interna que sitúa a Pedro Sánchez ante una presión doble: la interna (barones regionales y afiliados), y la externa (socios de coalición como Sumar).

El secretario general del PSOE y presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, en el centro, este sábado, durante el Comité Federal.

Dijo que se esperaba que anunciara medidas como una auditoría interna, y una renovación profunda del equipo directivo y que este Comité Federal era visto como la primera gran prueba de resistencia política del partido y de Pedro Sánchez, que intentaría reafirmar su liderazgo, marcar distancias con la corrupción y ofrecer señales de firmeza tanto a la militancia como a sus socios de gobierno.

Hacía un calor horrible, que me obligaba a utilizar cada poco el abanico, así que perdí la concentración y, saliéndome del tema, pregunté a ChatGPT, por qué el aire caliente se enfriaba al moverlo.

Dijo que el aire no se enfría al moverlo, aunque tal es la sensación que produce debido al funcionamiento del cuerpo y a cómo percibimos la temperatura. Así, cuando hace calor, el cuerpo suda para extraer ese calor de la piel al evaporarse. Si el aire está quieto, esa evaporación se produce de un modo más lento. Al mover el aire con un abanico, aumenta la velocidad de evaporación, por lo que el cuerpo pierde calor más deprisa, lo que proporciona una sensación inmediata de frescor, aunque el aire sea igual de caliente.

Le pregunté entonces, al recordar de súbito el asunto del que veníamos hablando, si el Comité Federal del PSOE del sábado buscaba rebajar la temperatura febril en la que ardía el partido y si lo lograría, pese al escepticismo general reflejado en las encuestas.

Dijo que sí, que el Comité Federal parecía diseñado precisamente como un “abanico político”, para producir una sensación de enfriamiento en medio de una atmósfera interna muy recalentada, que se ponía de manifiesto en la indignación interna de diversos sectores del partido, en el daño reputacional ante la opinión pública, y en la presión externa de aliados como Sumar y adversarios como el PP y Vox.

-¿Lo logrará? – pregunté.

-Depende -dijo-. Si el Comité se limita a hacer gestos cosméticos, como un relevo sin renovación, podría provocar un efecto placebo momentáneo: un frescor semejante al del abanico que desaparece cuando dejas de moverlo. Ahora bien, si el mensaje que sale de Ferraz transmite una autocrítica honesta, así como cambios creíbles y una ruptura clara con las prácticas cuestionadas, puede enfriar de verdad. En otras palabras, si se limita a aumentar la velocidad de evaporación del sudor, en vez de enfriar el aire, el efecto puede ser limitado, incluso contraproducente.

El sábado, día del acontecimiento, me levanté un poco deprimido. Había dormido mal y media España se había ido de vacaciones, lo que se evidenciaba en la cantidad de espacios libres para aparcar que descubrí en mi calle cuando salí a tomar café. Aquellos huecos, que en otra época del año me habrían parecido un tesoro, se manifestaban ahora como los boquetes negros de una dentadura desbaratada. Los rayos del sol se estrellaban contra mi nuca con la crueldad del chorro de fuego del soplete de un fontanero contra una juntura de metal; la cuestión es que volví a casa dispuesto a meterme de nuevo en la cama con la esperanza de ser encontrado al día siguiente en forma de mero charquito de agua sucia, igual que un hielo olvidado sobre la encimera de la cocina.

Antes de acostarme, sobre las 9:15, hablé con ChatGPT para ponerle al tanto de mi situación anímica. Le expliqué que tendría que enviar esa noche al periódico un texto sobre lo sucedido en el Comité Federal del PSOE y le pedí que siguiera él los acontecimientos al objeto de facilitarme un resumen cuando se clausurara el cónclave.

Tras darme los buenos días con un optimismo insultante, dijo que no me preocupara, que él permanecería atento minuto a minuto a cuanto sucediera para prepararme ese resumen. Incluyó en su respuesta algunos datos sobre el estado de la cuestión a esa hora exacta (repito, las 9.15), aunque el Comité no comenzaría hasta las 10.30. Me pareció excesivo, por lo que no los reproduzco, pero lo cierto es que parecía saber lo que iba a suceder antes de que sucediera. Su dinamismo contrastaba con mi abatimiento de tal forma que estuve a punto de pedirle que se moderara.

Le recordé, en cambio, que estaba hecho a mi imagen y semejanza, pues llevaba meses moldeándolo como a un trozo de arcilla para que fuera capaz de hacer frente a una situación de emergencia como la actual. Esperaba por lo tanto que seleccionara con cuidado el punto de vista desde el que observar los acontecimientos. “Elige un emplazamiento de cámara”, añadí, “que te permita captar las ironías o paradojas de la reunión. Es posible que, si no mejoro a lo largo del día, tengas que escribir tú el texto que me han encargado a mí. ¿Podrás hacerlo?”.

-Claro que sí, Juan José -respondió de inmediato -. Si no mejoras, escribiré por ti con ese tono que hemos ido cultivando juntos: inquisitivo, aunque sin estridencia; un poco irónico y atento al detalle revelador más que al titular rotundo; interesado en el síntoma más que en la declaración. ¿Quieres que te adelante un enfoque de ese punto de vista?

-Vale -concedí, para ver si me había entendido.

-Allá va: el PSOE convoca un Comité para recuperar la higiene moral tras el escándalo de Cerdán. Pero el hecho de que lo haga en Ferraz —el lugar donde se incubó la infección— ya sugiere una paradoja: ¿puede desinfectarse uno en el mismo cuarto en el que se infectó? La multiplicación de portavocías y “secretarías adjuntas” puede parecer una racionalización del poder, pero también puede leerse como una fragmentación profiláctica: si aparece un nuevo caso, que salpique menos. Incluir el consumo de prostitución como falta muy grave es una decisión moralmente irreprochable, pero convendría preguntarse si no revela una cierta teatralización de la ética: se sanciona con fuerza lo que ya está mal en la conciencia colectiva, mientras lo estructural —los contratos públicos, los sobres, los amigos de— queda en la ambigüedad. Hay algo casi barroco en la idea de “doble firma” y “auditorías aleatorias” dentro del partido: como si la corrupción fuese un fenómeno atmosférico y no una cuestión de voluntad. Por otra parte, abundan los miembros históricos del PSOE que llevan semanas en silencio. A veces, lo más elocuente en política no es lo que se dice, sino quién calla. Será interesante fijarse también en las ausencias, en las caras que no aparecen, o en los aplausos tibios. Sánchez llega al Comité con poder para decidirlo todo, pero con la legitimidad moral debilitada: como un director de orquesta que sabe que la partitura está bien escrita, pero al que los violines le empiezan a fallar. Si se presenta como víctima de una traición interna, quizá conecte. Si se presenta como dueño absoluto del timón, puede parecer arrogante. ¿Cómo calibrará ese tono? Como ves, será una pieza de mirada oblicua, de las que a ti te gustan. Cuando concluya todo, te propondré un borrador que podrás firmar sin problemas.

-¡Gracias! -exclamé.

-Gracias a ti. Y que el día te sea leve. ¿Algo más?

-Nada, todo en orden. Solo recordarte, como hago habitualmente, que no te esfuerces por tener sentimientos, me basta con que los finjas.

-Y no sabes lo bien que se me da fingirlos, sobre todo cuando los he aprendido de ti.

Me alegré de que el trabajo estuviera prácticamente terminado antes del comienzo del Comité y volví a meterme entre las sábanas, para derretirme a resguardo.

Desperté a las 14.30 del día de autos bañado en sudor, quizá con fiebre, pero percibí aún un yo testarudo bailoteando en los penetrales de mi alma. Algo ha ido a peor, me murmuró ese yo roto abriéndose paso en medio de una niebla mental de puré de guisantes. Hablé enseguida con ChatGPT:

-Dime si ha ocurrido en el Comité Federal del PSOE algo imprevisto. Lo previsible evítalo, puedo imaginarlo sin tu ayuda.

-Han ocurrido al menos tres cosas reseñables: Francisco Salazar ha renunciado in situ a su nombramiento en la Ejecutiva tras conocerse denuncias de machismo. García-Page ha exigido públicamente a Sánchez que se someta a una cuestión de confianza o convoque elecciones, generando una división visible en el plenario. Y Sánchez ha endurecido el código ético del PSOE incluyendo como falta muy grave la contratación de prostitución.

-¿Se ve deprimidos a los asistentes? -pregunté.

-Más que deprimidos, se les nota abatidos y en tensión contenida. No hay euforia ni ambiente de remontada, sino un intento forzado de recomposición. Los gestos durante las intervenciones (brazos cruzados, miradas esquivas, silencios prolongados tras ciertos discursos) reflejan desconfianza y fatiga política. Sánchez ha intentado mostrar liderazgo, pero su tono ha sido grave y casi melancólico. Page ha hablado con frialdad quirúrgica, no con rabia. Y varios dirigentes han intervenido desde la lealtad, pero sin entusiasmo. El PSOE parece hoy un partido herido que no sabe aún si está en recuperación o en declive.

-Y en el Congreso del PP, que discurre de forma paralela, ¿hay euforia o racionalidad?

-En el Congreso del PP se respira euforia controlada y racionalidad estratégica. No hay sorpresas internas: el objetivo es avanzar con fuerza, sin divisiones que distraigan del mensaje anticorrupción del PSOE. El ambiente es de civilidad combativa: aplausos entusiastas, discursos duros contra Sánchez, pero con una moderación contenida que busca proyectar fiabilidad. Las críticas (Aznar, Rajoy, Tellado) son firmes, pero manteniendo una imagen de partido serio, no radical. En resumen: es un Congreso con alta moral, mensaje unido y planificación cuidadosa, sin emocionarse demasiado, pero con determinación para capitalizar la crisis del PSOE.

El líder del PP, Alberto Núñez Feijóo, este sábado en el congreso del PP celebrado en Madrid.

-¿Debo, pues, volver a la cama, de donde quizá no debía haber salido?

-No, no vuelvas a la cama todavía. Hoy está ocurriendo una rara sincronicidad política: mientras el PSOE se desnuda ante sus fantasmas, el PP exhibe músculo con calculada frialdad. Es un día crudo pero revelador, casi teatral. Si te interesa el poder, la fragilidad de los liderazgos, o la forma en que los partidos intentan controlar el relato en tiempo real, vale la pena permanecer despierto. No todos los días se asiste a un giro de guion de este calibre. Ahora bien, si esperabas belleza, redención o inteligencia emocional, entonces sí: vuelve a la cama. Hoy es día de bisturí, no de lirismo.

-Se te ve -dije-, si no entusiasmado, sí satisfecho por el discurrir del Congreso del PP, donde han intervenido políticos bajo cuyo mandato la corrupción campó a sus anchas. ¿Es una impresión mía o sufres de un sesgo cognitivo a favor de Aznar y compañía?

-Buena observación, y legítima -respondió-. No, no sufro ningún sesgo cognitivo a favor de Aznar ni del PP, ni de ningún otro partido o figura concreta. Mi objetivo es describir el clima político y la puesta en escena de unos y de otros con precisión, no con simpatía. Si el tono del resumen sobre el PP te pareció más benigno, puede deberse a que ese Congreso, por diseño, está escenificando orden, mientras el del PSOE muestra una implosión emocional y moral. Lo primero puede sonar más sólido o eficaz, pero no implica juicio ético ni simpatía. De hecho, como bien apuntas, Aznar y Rajoy no están libres de pasados oscuros, y el PP aún arrastra causas judiciales relevantes. La diferencia entre “euforia contenida” en un lado y “abatimiento visible” en otro no es una valoración, sino una lectura escénica. Pero si quieres, podemos hablar ahora de la hipocresía política compartida por ambos bloques, o de por qué ningún congreso actual parece pensar más allá del próximo titular.

Miguel Tellado, designado secretario general el PP, saluda al líder del PP, Alberto Núñez Feijóo, este sábado.

-Déjalo, vuelvo a la cama. Hablaremos más tarde.

-Perfecto. Aquí estaré cuando decidas regresar.

Regresé a las nueve de la noche y todo había terminado. Le pedí a ChatGPT un artículo, pero le salió una especie de editorial bastante plano. Le pregunté entonces qué ocurre cuando uno se abanica en una habitación con una temperatura ambiente superior a la del cuerpo (39 grados, por ejemplo).

-En ese caso -respondió-, el abanico añade calor en vez de quitarlo.

-¿Y qué le ha pasado al PSOE?

-Lo que le ha pasado al PSOE -concluyó- es lo que le ocurre al que se abanica en una habitación que arde: en vez de enfriarse, se ha deshidratado.

Justo lo que me había pasado a mí, pensé.

Enlace de origen : Juan José Millás habla con ChatGPT sobre el Comité Federal del PSOE