Junts propone a Anna Erra como relevo de Laura Borràs para no perder la presidencia del Parlament

Junts per Catalunya ha acordado formalizar el relevo de Laura Borràs en el Parlament y propondrá a Anna Erra como nueva presidenta de la cámara catalana. El partido ha optado por pasar página y evitar la estrategia de la confrontación que había alentado la propia Borràs, defensora de dejar la silla vacía para escenificar una protesta por su condena judicial por prevaricación. Erra, alcaldesa en funciones de Vic (Barcelona) y que el 28 de mayo optó por no presentarse a la reelección, es una figura de consenso dentro del partido. Su nombre deberá ser ratificado en el pleno extraordinario que se celebrará este viernes. Los partidos independentistas, ERC y la CUP, ya han avanzado que harán valer la mayoría que suman con Junts para que siga habiendo una persona vinculada al secesionismo como máximo representante del Parlament.

“Como demócratas, tenemos la obligación de eliminar del reglamento el artículo 25.4 [el que establece la suspensión provisional del cargo a los diputados a los que se les abre juicio oral por delitos relacionados por corrupción] porque es incompatible con el ejercicio de derechos fundamentales. No puede tener cabida en el ordenamiento jurídico de nuestro país”, ha asegurado Borràs en una comparecencia este lunes. La ya exdiputada le pone así deberes a su sucesora en el liderazgo de la Cámara, en una maniobra que busca argumentos legales si decidiera actuar jurídicamente ante su suspensión temporal. A preguntas de los periodistas, la líder de Junts ha asegurado que no cobrará las prebendas económicas que fija la ley para los expresidentes del Parlament. Sólo por la ayuda tras dejar el cargo, ahora le corresponderían 8.000 euros al mes por cuatro años.

Encontrar un nombre que sucediera a Borràs ha sido un tema espinoso para Junts. El partido se debatía entre dejar la silla vacía en señal de protesta como pretendía su presidenta, condenada a cuatro años y medio de cárcel por trocear contratos públicos, u optar por un movimiento que permitiera seguir ostentando la presidencia de la institución. Borràs y sus seguidores han insistido hasta última hora en que la estrategia óptima pasaría por dejar la plaza vacante y visibilizar de esta manera un rechazo por lo que, según ella, es un caso de lawfare, uso torticero de la justicia para perjudicarla políticamente. Este martes, Borràs compareció para calificar su caso como una “aberración democrática”, y volvió a cargar contra la Junta Electoral Central (JEC) y contra la mesa del Parlament por haber dado luz verde a su inhabilitación sin que haya una condena judicial firme. “Si no dimití antes es por no normalizar la injusticia”, defiende Borràs, que también critica el artículo del reglamento parlamentario que obliga a apartar del escaño a los diputados que se enfrentan a un proceso judicial relacionado con la corrupción.

Sin embargo, la mayoría de la ejecutiva de Junts, reunida este martes por la tarde, ha hecho valer el razonamiento que la prioridad es conservar la cuota de poder en el Parlament y que Anna Erra es un nombre de consenso en el partido para hacerlo posible sin levantar ampollas ni alentar más choques internos.

Antes de la reunión de la ejecutiva del partido, Borràs mantuvo un encuentro con Jordi Turull y entre ambos acordaron como resolver la sucesión parlamentaria. Turull puso sobre la mesa la necesidad de no desperdiciar una ventana de poder como es la presidencia del Parlament, toda vez que el partido ha quedado trasquilado desde que en octubre pasado tomó la decisión de abandonar la coalición de gobierno que tenía con Esquerra en la Generalitat. Borràs replicó que tanto el propio Turull como el líder de la formación, Carles Puigdemont, siempre han abonado en público la idea que su causa judicial es un caso de lawfare, y que transigir ahora con un relevo en el Parlament sería erosionar la credibilidad del relato.

Laura Borràs incluso trató de condicionar su sucesión y propuso un nombre que no estaba en las agendas: Toni Castellà. El exmilitante de la extinta Unió Democràtica de Duran Lleida es ahora una de las voces del Consell per la República que auspicia Puigdemont. Con el cese de Borràs, Castellà entra en el Parlament como diputado. Pese a que, desde hace semanas, en los órganos de dirección de Junts hay consenso para promocionar a Anna Erra a la presidencia, Borràs mnifestó hace cuatro días en Catalunya Ràdio que Castellà sería “un magnífico presidente”. Este martes, la expresidenta del Parlament ha negado que su cese haya sido fuente de un debate de largo recorrido dentro del partido: “Hemos buscado no anticipar ninguna quiniela”.

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Fuentes de la dirección de Junts ponen de relieve que Borràs ha tratado de poner requisitos a su sucesión para, a cambio de acabar transigiendo, lograr una serie de contrapartidas en su favor. De esta manera, se habría asegurado que su presidencia en el partido queda indemne, pese a su condena judicial por prevaricación, y conserva cierto margen de maniobra para influir en asuntos clave sobre la estrategia de la formación y en los nombres de futuros candidatos electorales.

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