La cabalgada sin fin de Alcaraz, en trance hacia los cuartos

Por si había alguna duda, en Londres manda Carlos Alcaraz. Así lo expresa el murciano cada vez que estruja el puño, se gira hacia los suyos y aprieta la doble hilera de dientes, como si acabara de hollar el Everest. Síntoma de su apetito y de un estado, de un momento: imponente. Vuelan las hojas del calendario de este Wimbledon, el español desembarca en los cuartos de final merced a la remontada contra el ruso Andrey Rublev (6-7(5), 6-3, 6-4 y 6-4, tras 2h 43m) y el cerco continúa estrechándose, acotando hacia una triple dirección: la de él, Novak Djokovic y Jannik Sinner, los tres jinetes llamados a dirimir este torneo que el español sigue resolviendo a golpe de autoridad.
Hasta ahora, el serbio ha lanzado el mensaje de que sigue ahí, de que se debe contar con él, de que nadie le descarte porque la leyenda le acompaña y si alguien sabe de imposibles en esto del tenis es él, el del eterno resurgimiento. También se ha posicionado el italiano, quien dice haber pasado página y haber olvidado por completo lo de Roland Garros; difícil, pero tal vez así sea; los fantasmas acostumbran a salir de la caja cuando se divisa enfrente al gran enemigo, pero por el momento, rotundidad, vértigo y récord —tan solo 17 juegos cedidos de camino a los octavos— por su parte. Y por el lado opuesto del cuadro continúa progresando Alcaraz, entre sudores y silbando.
Hasta hoy, ningún cruce del todo plácido para él, acaso el segundo contra Oliver Tarvet, pero resueltos todos ellos con una suficiencia acorde a la jerarquía actual. Visto lo visto, no parece que pueda haber adversario que pueda enredarle de verdad excepto los dos mencionados, aunque intentará ponerle a prueba el británico Cameron Norrie, escollo en la siguiente estación. No parece, en cualquier caso, obstáculo suficiente para frenar a un tenista en trance que desde abril va despachando partidos y torneos con suma decisión. No faltan los chispazos, pero este Alcaraz es ante todo resolutivo. Ganar, fin único y primordial. Primero más trofeos, y luego ya se recuperará el divertimento.
“Rublev [de 27 años y 14º de mundo] es uno de los rivales más potentes. Es muy difícil enfrentarse a él porque te lleva al límite en cada pelota, haciéndote correr de lado a lado, siendo muy agresivo. Así que estoy muy orgulloso de cómo he jugado. Me he movido muy bien y he sido inteligente. Hay que estar ahí todo el rato, fuertes mentalmente”, desliza el de El Palmar, que encadena 18 victorias en el All England Club. Son ya 75 en los grandes y tres presencias en los cuartos de final de Wimbledon, igualado con Manolo Santana y Feliciano López, únicamente por detrás de Rafael Nadal (8). Es un trimestre traducido en una cabalgada poderosa, interminable, apabullante. Sin fin.
Hoy día, se contempla esencialmente a un competidor. A una roca que, por mucho que pueda dejarse algún set por el camino, tres en estos cuatro primeros compromisos, desprende en todo momento la sensación de que el triunfo le pertenece. Le arrinconó Fabio Fognini el primer día, pero sorteó el fuego con aplomo y sigue subrayándose. También esta vez ante el visceral Rublev, al que no le falta voluntad y en una versión nueva; frente a la adversidad, autocontrol, continuidad, un prolongado cara a cara. No logra desbloquearse en los grandes —diez presencias en cuartos, nunca más allá— ni contra los más fuertes —0-11 contra los top-5—, pero esta vez no se desvía ni se pelea consigo mismo.
Es Rublev, el talento al que se le espera desde hace mucho, demasiado, prometedor y decepcionante a partes iguales porque a su derecha de fuego no le acompaña esa mente traicionera y en permanente combustión, pura asincronía. Es Rublev, el chico del nervio incontenible que vive encerrado en un incendio —fuego y más fuego ahí dentro— que técnicos, psicólogos ni él mismo logran apagar. Es Rublev, un tenista que acostumbra a estar casi siempre ahí arriba, en las estaciones avanzadas, pero sin medianías ni término medio y todo lo que ello conlleva: lo mismo imparable que autodestructivo. En un terreno que exige de equilibrios, su carácter es veneno en el cuerpo.
Compite Rublev al compás de su estado de ánimo, siempre revoltoso, aunque no le falta instinto guerrillero. Tan pronto se va como vuelve, porque herramientas y virtudes no le faltan; por encima de todo, uno de los drives más potentes del circuito. Pese a que disponga de poco margen para maniobrar, es capaz de girar la muñeca y descargar el tiro en un abrir y cerrar de ojos. Sin embargo, esa velocidad en la ejecución echa en falta el punto de mesura que clarifica la interpretación de los puntos y concede la linealidad necesaria para afrontar retos de tanta exigencia como una confrontación a cinco sets con Alcaraz. Son dos mentalidades antagónicas, dos mundos muy distintos.
Sin embargo, en esta ocasión ambos confluyen. Ni se extravía el ruso ni hay tampoco rastro alguno de desconexión, despiste o laguna de Alcaraz: no de este Alcaraz de los últimos tiempos, un tenista que progresa bajo un lema: cuando quiere y como quiere. A la que asoma algún tipo de contratiempo, o sea, pueda ceder algo de terreno, reacciona con templanza, madurez y seguridad. Lo intenta por tierra, mar y aire el de Moscú, sostenido y paciente, pero a cada envite se encuentra con piernas y más piernas del murciano, pasantes extraordinarios y, bienvenida sea, pólvora con el servicio: cierra con 22 aces, marca significativa, e incide en el mensaje: por si había alguna duda…
Andrey Rublev
vs
Carlos Alcaraz
Sets:
dentro/totales
34/43
79%
dentro/totales
21/33
63%
dentro/totales
24/34
70%
dentro/totales
15/21
71%
dentro/totales
4/9
44%
dentro/totales
9/12
75%
dentro/totales
9/32
28%
dentro/totales
15/41
36%
dentro/totales
1/1
100%
dentro/totales
1/2
50%
dentro/totales
1/0
20%
dentro/totales
1/0
50%
dentro/totales
12/20
60%
dentro/totales
16/23
69%
dentro/totales
8/12
66%
dentro/totales
14/16
87%
dentro/totales
6/8
75%
dentro/totales
6/7
85%
dentro/totales
3/25
12%
dentro/totales
6/20
30%
dentro/totales
0/0
0%
dentro/totales
1/1
100%
dentro/totales
4/0
66%
dentro/totales
3/0
60%
dentro/totales
17/27
62%
dentro/totales
22/33
66%
dentro/totales
13/17
76%
dentro/totales
18/22
81%
dentro/totales
5/10
50%
dentro/totales
5/11
45%
dentro/totales
10/33
30%
dentro/totales
9/27
33%
dentro/totales
0/3
0%
dentro/totales
1/1
100%
dentro/totales
1/0
25%
dentro/totales
2/0
66%
dentro/totales
20/33
60%
dentro/totales
19/27
70%
dentro/totales
15/20
75%
dentro/totales
17/19
89%
dentro/totales
8/14
57%
dentro/totales
4/8
50%
dentro/totales
6/27
22%
dentro/totales
11/33
33%
dentro/totales
0/0
0%
dentro/totales
1/7
14%
dentro/totales
2/0
66%
dentro/totales
2/0
50%
dentro/totales
83/123
67%
dentro/totales
78/116
67%
dentro/totales
60/83
72%
dentro/totales
64/78
82%
dentro/totales
23/41
56%
dentro/totales
24/38
63%
dentro/totales
28/117
23%
dentro/totales
41/121
33%
dentro/totales
1/4
25%
dentro/totales
4/11
36%
dentro/totales
8/0
44%
dentro/totales
8/0
57%
Enlace de origen : La cabalgada sin fin de Alcaraz, en trance hacia los cuartos