La candidatura de la desunión olímpica para los Juegos de Invierno de 2030

Sábado 1 de abril, 12 de la mañana. En una mesita redonda en la sede del Comité Olímpico Español (COE), cuatro sillas, cuatro folios en blanco, cuatro botellas de agua y cuatro vasos. Tres sillas están ocupadas. A la izquierda, José Manuel Franco, presidente del Consejo Superior de Deportes (CSD), en representación del Gobierno central; al frente, Alejandro Blanco, presidente del COE, el anfitrión; a la derecha, Laura Vilagrà, consellera de Presidencia de la Generalitat de Catalunya, una de las mitades de la que se quiere sea la candidatura española para los Juegos de Invierno de 2030 con los Pirineos como centro.
La cuarta silla está vacía.
Debería haber sido ocupada por un representante del Gobierno de Aragón, la otra mitad. Debería haber sido una reunión de cuatro partes y una foto de familia unida que habría llevado a Lausana, a la sede del Comité Olímpico Internacional (COI), la imagen de la fortaleza de la unión, el relato de que el deporte, los Juegos, fundamentalmente existe para borrar fronteras, para unir a los pueblos por encima de diferencias históricas, culturales o políticas, pero la foto resultante envía al mundo el mensaje totalmente contrario: dos comunidades autónomas vecinas son incapaces de ponerse de acuerdo ni siquiera antes de empezar a andar.
“En la reunión se ha validado la propuesta presentada, debatida y acordada por la Comisión Técnica [el llamado acuerdo técnico de reparto de sedes]. Esperamos y confiamos en que el Gobierno de Aragón se sume a esta propuesta”, señala el comunicado emitido por el COE.
El tiempo no se detiene. El plazo para llegar a un acuerdo definitivo no podrá ser de más allá de dos semanas, hasta Semana Santa, precisan fuentes del COE, que recuerdan que los responsables del COI que elegirán la sede en el primer trimestre de 2023 visitarán en mayo las instalaciones propuestas por los aspirantes. La ciudad japonesa de Sapporo, ya organizadora hace 50 años de unos Juegos de Invierno, parece ser la gran favorita. “Pero no nos lleva ninguna ventaja”, precisan desde el COE. “Sus instalaciones técnicamente están muy bien y las nuestras, bien, pero nuestra fuerza es el relato, la unión que crea el deporte, y que los Pirineos, una gran cordillera, nunca han acogido unos Juegos”.
Ambas comunidades están dispuestas a seguir en solitario su carrera hacia los Juegos, y sería el COE quien decidiera cuál de las dos sería la candidatura española. Pero todos consideran también que por separado sería imposible obtener los Juegos.
Los asistentes a la frustrada reunión de Madrid en la que se debería haber firmado el acuerdo técnico sobre el reparto de sedes para los Juegos culparon de su fracaso, evidentemente, al ausente, al presidente aragonés Javier Lambán, del PSOE, que, según todas las partes, renegó el sábado pasado, pocas horas después de haberlo aceptado, de un acuerdo que llevaba a su comunidad el biatlón, el esquí de fondo, el patinaje artístico, el patinaje de velocidad en pista larga y en pista corta y el curling. Cataluña aceptó el esquí alpino, el snowboard, el freestyle, el esquí de montaña y el hockey sobre hielo. Siguiendo los consejos del COI de huir del gigantismo y del gasto suntuario, en los Juegos de los Pirineos no se construirían las instalaciones más costosas, el tubo de hielo para bobsleigh, luge y skeleton, y los trampolines de saltos. Estas competiciones se celebrarían en los Alpes.
“De hecho, quien cedió en la reunión del acuerdo fue Cataluña, que llevaba una propuesta más ambiciosa para su comunidad”, dice uno de los 12 asistentes (tres personas por cada una de las cuatro partes, COE, Gobierno, Cataluña y Aragón) a aquella reunión. “Se votaron las dos propuestas, la de Cataluña y la del COE, y ganó esta por 3-1, y Cataluña aceptó. Y al día siguiente Lambán dijo que no. Ahora pretende que en Aragón haya también esquí alpino”. Desde Aragón, el socialista Lambán ha argumentado hoy, viernes, que la candidatura no está hecha “en pie de igualdad. “Mi obligación es poner por delante de todo la defensa del interés general de Aragón”, dice, y le aplaude en Sevilla, y le apoya, el presidente del PP aragonés, Jorge Azón, quien ha proclamado que el presidente del Gobierno de España, Pedro Sánchez, defiende antes los intereses de sus “socios independentistas radicales”, ERC, que a Aragón.
La consellera Vilagrá, de ERC, recuerda, por su parte, que ha habido seis reuniones técnicas y que se ha llegado a una entente, una buena propuesta desde el punto de vista competitivo y de posibilidades de ganar, y añade, al llegar a la sede del COE que ha ido a firmar el acuerdo, y no a entrar en polémicas políticas con el ausente Lambán.
Mientras fuentes cercanas al Gobierno central señalan que no creen que Lambán desee siquiera los Juegos para Aragón y que todos sus cambios de parecer están guiados por el cálculo electoral (en 2023 habrá elecciones autonómicas), en el COE impera un cierto sentido de desazón. “Después de haber logrado lo que creíamos más difícil, que Cataluña, la primera que pensó en los Juegos y pensaba ir sola, aceptara que su idea fuera compartida, ahora nos estalla la candidatura conjunta por el otro lado”, reflexiona Alejandro Blanco, a quien el Gobierno de Pedro Sánchez encomendó la tarea de aunar a ambas comunidades.
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