La detención de una pareja de turistas por fotografíar la casa de Erdogan agrava la tensión entre Israel y Turquía

El presidente turco,  Recep Tayyip Erdogan, el 10 de noviembre en un acto oficial en Ankara.
El presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, el 10 de noviembre en un acto oficial en Ankara.ADEM ALTAN (AFP)

La detención de una pareja de turistas israelíes acusados de fotografiar la casa del presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, en Estambul amenaza con agravar la tensión entre Israel y Turquía. Ambos países siguen enfrentados y con sus relaciones semicongeladas desde hace una década a raíz del asalto por comandos navales israelíes a una flotilla que se dirigía con ayuda humanitaria a la franja de Gaza, acción en el que murieron 10 activistas turcos. Ambos viajeros israelíes, el matrimonio formado por Mordi y Natali Oknin, están acusados de “espionaje militar y político” y se hallan bajo arresto desde la semana pasada, pendientes de decisión judicial por haber grabado imágenes de una de las residencias utilizadas por el mandatario en la mayor ciudad de Turquía. El Gobierno israelí ha preferido mantener un perfil bajo en la crisis bilateral y sus máximos representantes han insistido en que los detenidos “no trabajan para ninguna agencia de inteligencia israelí”.

Los Oknin –conductores de mediana edad de la empresa de autobuses Egged, la mayor de Israel, y vecinos de Modiin, ciudad dormitorio a mitad de camino entre Jerusalén y Tel Aviv– habían emprendido una escapada vacacional en Estambul para celebrar un cumpleaños. Decenas de miles de israelíes, vuelan cada año a Turquía para hacer turismo o conectar con otros destinos internacionales.

Fueron detenidos el pasado jueves, junto a un traductor turco que los acompañaba, bajo la acusación de haber hecho fotografías de una residencia de Erdogan situada en la orilla asiática de Estambul. Un empleado de la torre de comunicaciones (de 369 metros de altura) de la colina de Çamlica, situada en la parte asiática de Estambul y uno de los promontorios que mejores vistas ofrece sobre el estrecho del Bósforo, notificó a la policía que la pareja israelí estaba tomando imágenes desde un restaurante de la torre en dirección a la residencia presidencial, y que había escuchado una conversación sospechosa. Tras ello, se informó al servicio de protección presidencial y, posteriormente, la policía procedió a detener al matrimonio, que finalmente fue puesto a disposición judicial y arrestado por “espionaje político y militar”. La justicia decidió mantener el arresto hasta 20 días mientras concluyen las investigaciones del caso.

El presidente Erdogan posee una residencia particular en el barrio de Üsküdar de Estambul, cercano a la colina de Çamlica. Además, existe una residencia presidencial oficial en el mismo lado asiático y otra en el lado europeo del Bósforo. Son solo algunos de los edificios de nueva planta o reformados que se han habilitado como residencias del jefe del Estado fuera de Ankara –la capital en la que hizo erigir un colosal palacio– desde que Erdogan accedió a la presidencia en 2014.

El primer ministro israelí, Naftali Bennett, ha asegurado que los Oknin “son dos inocentes civiles que se han visto implicados por error en una compleja situación”. El Ministerio de Exteriores israelí, encabezado por Yair Lapid, se ha puesto en contacto con el matrimonio detenido, al que ha ofrecido asistencia consular, y se ha dirigido desde el pasado fin de semana a los responsables de la diplomacia turca para lograr su liberación. El director del Mosad, el servicio de espionaje exterior de Israel, también ha entrado en contacto con el del MIT, el servicio central de inteligencia turco, para hacer constar que los viajeros no figuran entre sus operativos, según ha informado la prensa hebrea.

En contra de la versión oficial, el abogado israelí Nir Yaslovitz, que ejerce la defensa de los detenidos en Estambul, ha asegurado que “su único delito fue fotografiar el palacio de Dolmabahçe (que fue residencia de sultanes otomanos en la parte europea del Bósforo) durante un inocente crucero en barco”. Aunque el histórico palacio cuenta con dependencias de despacho oficial para el jefe del Estado durante sus estancias en Estambul, no forma parte de la lista de residencias del presidente Erdogan.

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El asunto ha acaparado las portadas de los diarios israelíes, con informaciones sobre la familia de la pareja negando su pertenencia a servicios de espionaje. Un periodista del Canal 13 Israel, Ali Mograbi, fue retenido el pasado domingo por la policía turca mientras ofrecía una información en Estambul sobre el incidente. El reportero de la televisión israelí fue abordado en el céntrico distrito de Beyoglu por agentes de la policía, que le hicieron borrar todas las imágenes y lo confinaron en su hotel durante varias horas, después de lo cual fue liberado sin cargos.

Las autoridades turcas, en cambio, no han hecho declaraciones hasta el martes, cuando el ministro de Interior, el ultranacionalista Süleyman Soylu, afirmó que los Oknin “se habían centrado” en la residencia del presidente y la habían “marcado” como objetivo. “Siguiendo la evaluación de la Fiscalía, en el marco de la ley y el Estado de derecho, se ha decretado prisión preventiva. Nuestra evaluación es que se trata de un caso de espionaje militar y político. Serán los tribunales los que dicten sentencia”, añadió el ministro turco, que parecía cerrar así el paso a una solución negociada por vía diplomática.

La detención por espionaje de dos turistas ha desatado una de las peores crisis entre Israel y Turquía, que está contribuyendo a agrandar la brecha entre dos países que fueron, hasta la llegada al poder de Erdogan hace casi dos décadas, estrechos aliados en el Mediterráneo oriental.

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