La escuela francesa va a la huelga, “harta” de los protocolos covid

Los colegios de primaria y secundaria de Francia están llamados este jueves a secundar una huelga que se aventura masiva, para mostrar su “hartazgo” ante las constantes renovaciones del protocolo sanitario, intempestivas y anunciadas casi sin tiempo de realizar los cambios decretados por el Gobierno de Emmanuel Macron en las últimas semanas. Según los organizadores, el 75% del profesorado ha adelantado que apoyará una huelga que podría cerrar la mitad de las escuelas del país.
Apoyada por una decena de sindicatos y muchos de los candidatos presidenciales, la protesta para expresar el “agotamiento y exasperación” reinante en el sistema escolar desde la vuelta al cole el 3 de enero, en plena oleada de ómicron, puede convertirse también en un serio toque de atención a un Macron que, con casi toda seguridad, buscará la reelección en las elecciones de abril y que ha hecho de las vacunas en particular, y de la gestión de la crisis sanitaria en general, uno de sus buques insignia.
La mayor parte de los sindicatos de enseñanza han secundado el llamamiento a la huelga. Lo que es más inédito, destaca la prensa francesa, es el hecho de que no solo algunos sindicatos de estudiantes de secundaria y asociaciones de padres la apoyan, sino también los representantes de los responsables escolares: personal de dirección de colegios e institutos, pero también inspectores académicos.
En un comunicado conjunto, los sindicatos denuncian “la responsabilidad del ministro” de Educación, Jean-Michel Blanquer, y “del Gobierno en esta situación caótica total debido a los cambios incesantes, a protocolos insostenibles y a la ausencia de medios para garantizar el funcionamiento de la educación”.
Según declaró el primer ministro, Jean Castex, ante la Asamblea Nacional el martes, en primaria actualmente permanecen cerradas unas 10.400 clases, es decir, el 2% de las aulas. Por su parte, Blanquer confirmó que hasta el martes, se habían dado a conocer 50.000 positivos entre los 12 millones de escolares que volvieron a clase la semana pasada.
Una de las medidas más criticadas han sido los constantes cambios de protocolo ante la variante ómicron decididos desde el restablecimiento del curso y, sobre todo, la forma de anunciarlos: el primer cambio se conoció el domingo previo a la vuelta al cole y fue realizado por Blanquer en el periódico Le Parisien. A apenas 24 horas de volver a mandar a los menores a clase, los padres se enteraron de que para evitar un cierre masivo de aulas, los menores de 12 años, así como los estudiantes mayores y profesores ya vacunados, podrían seguir yendo a clase aunque fueran contacto estrecho, siempre y cuando diera negativo el test PCR o de antígenos que tenían que realizarse nada más conocer su situación —lo que implicaba que los padres debían ir a recogerlos de inmediato al colegio y se formaran eternas colas ante las farmacias y centros de salud que practican las pruebas— y se siguieran realizando tests negativos dos y cuatro días después de la primera prueba.
Ante el caos generado y las fuertes críticas, Castex anunció solo una semana después, este lunes, por televisión, un “aligeramiento” del protocolo. Así, los padres ya no tendrán que correr a recoger a sus hijos para realizarles un test en cuanto se sepan que son caso contacto, sino que podrán esperar al final de la jornada escolar. Además, bastará con que el alumno se haga tres tests en casa y que los padres hagan una sola declaración jurada —y no tres como hasta ahora— asegurando que dan negativos.
Profesores y padres “exhaustos”
Las medidas no han aplacado, sin embargo, ni a profesores ni a unos padres que se dicen “hartos” y “exhaustos” y que vaticinan una huelga “histórica” en esta jornada tildada por la prensa como “día de cólera” o “jueves negro”.
La huelga de educación más amplia desde 2000 fue la celebrada el 13 de mayo de 2003 en protesta contra la reforma de la jubilación del Gobierno del conservador François Fillon, recuerda la Agencia France Presse. El historiador de educación Claude Lelièvre afirmaba en una entrevista en Libération lo “excepcional” de esta nueva huelga en la que, por primera vez en mucho tiempo, la protesta tiene un apoyo “compacto y unitario” en todo el entorno escolar. “Desde ese punto de vista, esta jornada y este llamamiento [a la huelga] son claramente históricos”, sostuvo.
Pese a las críticas y los llamamientos de sindicatos —y de varios candidatos presidenciales— a la dimisión de Blanquer, el Gobierno ha asegurado su apoyo al ministro de Educación, si bien durante el Consejo de Ministros del miércoles se vivieron algunas escenas de tensión, según la prensa.
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