La Federación Internacional de Natación margina a las mujeres transexuales

La Federación Internacional de Natación se convirtió este domingo en el primer organismo regulador de un deporte olímpico que sometió a votación la inclusión de los deportistas transexuales. Reunidos en un congreso extraordinario en el Estadio Puskas de Budapest, el 71,5% de los representantes de las federaciones nacionales votaron contra el acceso a las competiciones femeninas de todas las personas que han experimentado la pubertad de un hombre.
La resolución se basó en los informes de un comité científico que determinó que el desarrollo hormonal durante la pubertad brinda a los hombres una ventaja muscular sobre las mujeres. La Asociación Mundial de Entrenadores le dio su respaldo en un comunicado: “Las mujeres transgénero suelen retener ventajas físicas incluso cuando se suprime la segregación de testosterona”.
El documento aprobado sobre la política de elegibilidad expresó textualmente que “los deportistas que han realizado el tránsito de hombres a mujeres (mujeres transgénero) serán elegibles para competir en categorías femeninas de competiciones de la FINA y podrán establecer récords mundiales en categoría femenina si pueden determinar, para satisfacción confortable de la FINA, que no han experimentado la pubertad masculina en parte alguna más allá del Estado Tanner 2 o antes de cumplir los 12 años. Específicamente, el deportista debe proporcionar pruebas de que 1) ha completado la insensibilidad a los andrógenos; o 2) son sensibles a los andrógenos pero han suprimido la pubertad masculina antes de los 12 años, y desde entonces continúan manteniendo los niveles de testosterona por debajo de los 2,5 nanomoles por litro de plasma”.
Respecto a la elegibilidad para las competiciones masculinas, un sondeo interno de la FINA arrojó que el 83% de sus miembros votaron a favor de limitarla “exclusivamente al sexo de nacimiento”. A pesar del resultado de esta encuesta, la FINA determinó que su política de admisión para todas las competiciones oficiales incluiría a todos los hombres, incluyendo a los que habían hecho la transición de mujeres a hombres.
En una cláusula especialmente conservadora, por comparación con otras federaciones, la FINA determinó que las federaciones miembro deberán certificar el sexo biológico de sus atletas al registrarlos para las competiciones oficiales, así como al inscribir sus récords mundiales.
El presidente de la FINA, el kuwaití Husain Al Musallam, defendió su ecuanimidad proponiendo una tercera categoría “open” abierta a los transexuales sin restricciones. “Debemos proteger los derechos de nuestros deportistas a competir”, dijo, “pero también debemos proteger la justicia de nuestros eventos, especialmente en la categoría femenina. Entiendo que algunos trans puedan no estar de acuerdo. Para ello quiero abrir un grupo de trabajo, para que haya categorías trans en eventos importantes”.
“Transfobia”
El Comité Olímpico Internacional considera que cada deporte debe formular sus propias normas sobre la inclusión de los transgénero, según la naturaleza de las disciplinas en cuestión. El debate se ha recrudecido en torno a las posibles ventajas físicas que puedan haber adquirido los transgénero de origen masculino antes de efectuar su tránsito a la categoría de mujeres. La natación ha sido especialmente sensible a este fenómeno desde que Lia Thomas se convirtió en la primera persona transgénero en ganar un campeonato universitario en Estados Unidos.
Thomas, que nació hombre y que acredita condición legal de mujer, se impuso en la final de 500 yardas y conquistó el título para la Universidad de Pennsylvania en un clima de revuelta. Señalada como una tramposa, fue abucheada desde las radas y señalada por muchas nadadoras. El equipo de la Universidad de Princeton presentó una queja a la directora ejecutiva de la Liga de Universidades del Este, la Ivy League, acusando a Thomas de explotar ventajas biológicas evidentes que le permitían imponerse a nadadoras del equipo olímpico. “Esto socava medio siglo de lucha por los derechos de la igualdad de la mujer en el deporte”, protestaron las nadadoras de Princeton. Harris replicó en defensa de Thomas acusando a sus detractoras de “transfobia”.
El caso Lia Thomas. Se quejaron a Robin Harris, directora ejecutiva de la Ivy League Athletic Conference. Las nadadoras de la Universidad de Princeton destacaron las ventajas biológicas ignorarlo suponía “socavar Harris deunció “transfobia”.
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