La huida desesperada del campo de refugiados que condujo a 39 palestinos a Barcelona

La mayoría de los 39 palestinos que el lunes, al aterrizar en Barcelona, solicitaron asilo ya han abandonado el aeropuerto. Todos ellos han recibido autorización para entrar en territorio español e iniciar los trámites que les permitan obtener la protección internacional. Los viajeros están a disposición de los servicios sociales y de la Cruz Roja, que se ha hecho cargo de buscarles alojamiento. Una decena de los pasajeros permanece por ahora en la terminal 1 de El Prat a la espera de que se resuelva el trámite, que previsiblemente irá en el mismo sentido porque los 39 comparten origen y circunstancias vitales: salieron del campamento de refugiados de Burj Barajneh, al sur de Beirut (Líbano) para escapar de una existencia cada vez más incierta.
Alrededor de las 11 horas del lunes 15 de noviembre, un vuelo chárter procedente de El Cairo aterrizó en el aeropuerto de El Prat. Los pasajeros debían seguir ruta hacia Bogotá y Quito. Pero una parte de ellos, 39 personas, decidió no seguir con el trayecto y manifestó su intención de solicitar asilo. Son miembros de cinco familias entre los que hay menores de edad y también ancianos, como una mujer de 90 años.
Las peticiones de asilo en frontera no son extraordinarias. “Es uno de los mecanismos previstos para obtener la protección internacional y una de las pocas alternativas que tienen algunos colectivos”; por ejemplo, los palestinos, explica Anna Figueras, abogada de la Comisión Catalana de Ayuda al Refugiado (CCAR), que cuenta cómo “la situación de los palestinos en Líbano se ha ido agravando con el tiempo”.
Lo que sí llama la atención en este caso es el elevado número elevado de personas solicita asilo procedente de un mismo vuelo. Según fuentes cercanas al caso, las familias pagaron una gran cantidad de dinero a un intermediario en Líbano para comprar los billetes de avión. Los viajeros detallaron a la Policía la ruta seguida: de Beirut (Líbano) a Addis Abeba (Etiopía) y de allí a El Cairo (Egipto) y finalmente a Barcelona.
Cuando un ciudadano manifiesta su deseo de solicitar asilo, debe explicar a los agentes de frontera cuáles son sus motivos y aportar, si las tiene, pruebas documentales o videográficas. Los 39 viajeros palestinos de El Prat contaron que proceden de Burj Barajneh, un campo de refugiados gestionado creado en 1949 a unos cuatro kilómetros al sur de Beirut y que acoge a miles de refugiados palestinos.
Los campos en Líbano, al límite
Las condiciones de vida en el campo, según su relato, no dejan de empeorar. “Detallaron las condiciones de vida insalubres en Burj, explicaron sus dificultades para acceder al mercado de trabajo y denunciaron el control que las mafias hacen de la vida allí”, explica Helena Martínez, la abogada del turno de oficio del Ilustre Colegio de Abogados de Barcelona (ICAB) que atendió a una de las familias aterrizadas en El Prat.
Algunos de los pasajeros explicaron que el campo está tan abigarrado de tendido eléctrico que, cuando llueve, hay un enorme riesgo de electrocución. Raquel Martí, directora ejecutiva de UNRWA España -la agencia de la ONU para los refugiados palestinos en Oriente Próximo- confirma que cada año mueren varios niños electrocutados por ese motivo. La situación en los 12 campos de refugiados de Líbano es “desesperante”, dice Martí. “Ha aumentado el número de personas en los campos, pero también los niveles de violencia, el tráfico de drogas y de armas…”
Sin derechos civiles en Líbano -tienen vetado el acceso a una cuarentena de profesiones y a la sanidad pública, explica Martí-, las familias “viven en condiciones sociosanitarias terribles” en el contexto de un país, Líbano ,sumido en una crisis social, política y económica -carencia de productos básicos, inflación galopante- de extrema gravedad. “Todo el que puede salir del país, de forma legal o ilegal, lo hace. Me consta que muchos palestinos salen de esta forma”, dice sobre el periplo de los 39 que aterrizaron en El Prat.
Desde el lunes, las familias han permanecido en la sala para solicitantes de asilo habilitada en la Terminal 1 de El Prat. La llegada, al mismo tiempo, de 39 personas colapsaron inicialmente a la Policía, que con la ayuda de la Cruz Roja trataron de acomodarles de la mejor manera posible. Todas las fuentes consultadas coinciden en que el trato ha sido correcto y en que en ningún momento se han producido incidentes.
Desde el 1 de noviembre de 2018, España requiere un visado de tránsito aeroportuario a los refugiados palestinos con documento de viaje emitido por las autoridades libanesas. Aunque España ya les exigía visado para entrar en su territorio, no lo necesitaban para acceder a los puestos fronterizos de los aeropuertos españoles, donde podían iniciar los trámites para demandar protección internacional. Para acceder a esta zona de tránsito bastaba con comprar un billete con escala en España, pero con destino a otro país ajeno a la UE que no les requiera visado. La restricción se endureció en febrero 2019 al exigirse visado a todos los palestinos independientemente de su procedencia.
La medida tenía el objetivo de dificultar que los palestinos pidieran asilo en los aeropuertos españoles porque el Gobierno consideró que se había producido un “aumento muy notable de las peticiones”. En 2017 el número de palestinos que había pedido asilo en puestos fronterizos rondaba el millar, pero la cifra casi multiplicaba por cinco las solicitudes de 2016.
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