La izquierda chilena elige a la comunista Jeannette Jara para disputar en noviembre la presidencial a una derecha que avanza imparable

La izquierda chilena ha elegido este domingo a la candidata que los representará en la primera vuelta de las presidenciales del 16 de noviembre frente a las derechas que avanzan imparables: Jeannette Jara, de 51 años, militante del Partido Comunista. Con el 98% de los votos escrutados, la administradora pública, abogada y magíster en gerencia pública ha obtenido un contundente 60,3%, frente a la socialdemócrata Carolina Tohá, que alcanza un 27,9%. El representante del Frente Amplio de Gabriel Boric, el diputado Gonzalo Winter, ha quedado en tercer lugar con un 9%, mientras que el congresista Jaime Mulet, de la de la Federación Regionalista Verde Social (FRVS), llega último con un 2,7%. La elección de Jara marca un hito para el Partido Comunista chileno: se trata de la primera vez desde el retorno a la democracia en 1990 que esta fuerza política, que estuvo en la oposición a los gobiernos de centroizquierda de la transición, logra instalar a una candidata de sus filas en la carrera a La Moneda, apoyada -al menos institucionalmente- por todo el sector. El resultado de esta primaria, a su vez, conlleva un gran golpe para las fuerzas moderadas del progresismo -encarnadas por Tohá en esta competencia interna-, que quedan subyugadas nuevamente a los sectores radicales de la izquierda.

“Para nosotros son resultados tristes, decepcionantes. No es lo que esperábamos. He llamado hace pocos minutos a Jeannette Jara. La he felicitado por sus resultados, muy contundentes. Es el momento de reafirmar lo que muchas veces dijimos: que estamos comprometidos con un pacto que vamos a cumplir, no solo en la forma, sino en el fondo. Ella se transforma en la candidata de la centroizquierda y trabajaremos lealmente para que esa candidatura le ofrezca al país el mejor proyecto posible para competir con la derecha”, ha dicho Tohá al reconocer su derrota. Y apuntó al papel del Socialismo Democrático y a la baja participación: “En lo personal, quedo ciertamente con una tristeza con este resultado. Pero, más allá, reafirmo que se levantó la voz de un proyecto político -la socialdemocracia- que es importante para Chile y que lo es en toda circunstancia y que no podemos dejarlo de lado ni desistir de él. Necesitamos hacernos cargo de que, por alguna razón, no concurrieron todas las personas que hubiéramos querido a esta votación”.

Ha sido una primaria marcada por la baja participación, aunque se desarrolló normalmente en todo el territorio y, como habitualmente sucede en Chile, los recuentos han sido rápidos y los resultados -ya categóricos- comienzan a conocerse menos de una hora después del cierre de mesas, a las 18.00 hora chilena. Con el 98% escrutado, participaron 1,4 millones de personas, en Chile y en el extranjero. Aunque se trataba de una votación voluntaria -solo estaban excluidos de votar los afiliados a partidos que no tuvieron primarias- se trata de una cifra que está incluso por debajo de los pronósticos menos auspiciosos. En las primarias de 2021 entre Boric y el comunista Daniel Jadue, donde compitieron solo dos partidos con dos candidatos, acudieron 1,7 millón de votantes. Era el piso que se había fijado el propio oficialismo para mostrar si tenía la capacidad de movilizar a su base social, de proyectar unidad y de demostrar que sigue siendo competitivo frente a una derecha fuerte que llegará con tres candidatos a la primera vuelta del 16 de noviembre: Evelyn Matthei (de la derecha tradicional agrupada en la alianza Chile Vamos), José Antonio Kast (de la derecha conservadora del Partido Republicano) y Johannes Kaiser (de la ultraderecha del Partido Libertario).

Este nivel de participación, sin embargo, no alcanza para asustar ni de lejos a las derechas y, por el contrario, representa una señal de debilidad. Si llegaban menos personas que las que participaron en las primarias de la derecha en 2021 que hace cuatro años perdió La Moneda -1,3 millón-, era una mala noticia para el oficialismo chileno, como efectivamente ocurrió este domingo. Con la elección de una candidata única del Partido Comunista, sin embargo, la presidencial chilena se vislumbra polarizada. Kast, de la derecha extrema, se ha instalado en las últimas semanas de acuerdo a las encuestas incluso por sobre Matthei, la economista moderada que fue por meses la favorita para llegar al Gobierno en marzo de 2026, cuando acabe la Administración de Boric.

La unidad de la izquierda será una gran prueba a partir de esta noche. La campaña fue subiendo de intensidad en las últimas semanas y las diferencias de fondo quedaron expuestas ante la ciudadanía, sobre todo entre Tohá -que arrancó la carrera como favorita- y la candidata ganadora. “Donde [el Partido Comunista] ha gobernado en el mundo los países se han estancado socialmente y ha cundido la pobreza”, acusó la politóloga socialdemócrata, de 60 años, en uno de los debates. Ambas exministras del Gobierno de Boric -Tohá del Interior y Jara de Trabajo- mostraron que encarnan opciones muy diferentes de concebir el papel de la izquierda en 2025 y las necesidades de un país como Chile, estancado económicamente hace más de una década y con desafíos urgentes como la crisis de inseguridad. En esta campaña ambas dejaron en evidencia diferencias fundamentales respecto de la convivencia del Estado y el mercado, el crecimiento económico, el manejo de la delincuencia, las relaciones exteriores, el control de la inmigración irregular, entre otras materias clave.

“Lo importante es que, al final del día, los sectores progresistas vamos a estar todos unidos detrás de una sola candidatura”, aseguró el presidente Boric por la mañana, apuntado a una preocupación de todo el sector político: si dadas las grandes distancias entre las propuestas oficialistas y lo caliente de la competencia, el resultado generará dispersión. Si la ganadora, Jara, tendrá efectivamente un torrente de poder político para enfrentar a una derecha que tiene los vientos a su favor este 2025, con una ciudadanía que pide autoridad, control de la inseguridad y crecimiento económico. A la oposición, de hecho, le conviene que la elegida haya sido la militante comunista. Sobre todo a Matthei que, con Tohá fuera de competencia, intentará conquistar a los sectores moderados de centro y de centroizquierda que no están dispuestos a apoyar a una carta de la izquierda radical.

La candidatura de Jara, al menos públicamente, pareció distinta al doctrinario Partido Comunista chileno, una colectividad que no ha girado hacia posiciones moderadas (como fue el caso el PC italiano y el eurocomunismo de Enrico Berlinguer), que se sigue definiendo como marxista-leninista y, por lo tanto, no ha sacado el concepto de dictadura del proletariado de su doctrina. El PC chileno tiene compromisos internacionales con regímenes de Cuba, Laos, Vietnam o Corea del Norte y su presidente, Lautaro Carmona, participó en abril pasado, por ejemplo, del II Foro Internacional Antifascista, realizado en Moscú, Rusia. La exministra del Trabajo, sin embargo, ha marcado distancias con la dirigencia de su partido, en temas sustanciales como la necesidad de un nuevo proceso constituyente, un asunto que ella no comparte. Pero no resulta evidente si tendrá la fuerza para poder abrirse un camino propio. Menos con el nivel de participación con que fue elegida y con una cantidad de votos -820.000- que están por debajo del más de millón de respaldos que obtuvo Boric en las primarias de 2021 y que fueron el trampolín para su llegada a La Moneda.

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