La poesía de Chantal Maillard, el gran debut de Lydia Sandgren y otros libros de la semana
En su ópera prima, Obras reunidas, la autora sueca Lydia Sandgren pergeña una compleja trama que no obedece sino al objetivo primordial de pensar el arte, de comprender los entresijos de la creación artística y su vínculo con la vida. En La luz que siento, el pensador rumano Lucian Blaga crea un espacio poético sobre una infancia que se expande: el adulto busca recrear una edad dorada con las herramientas de un expresionismo exacerbado. Otro libro de poesía de otra autora filósofa, Lo que el pájaro bebe en la fuente y no es el agua, de la hispanobelga Chantal Maillard, traza un mapa para hacer frente al dolor y la herida, al daño y el castigo, la ceguera y la inocencia, al yo y su ausencia, a lo(s) otro(s), al hambre y lo perdido, a la muerte y el duelo, al miedo y la culpa.
También regresa a la niñez la ya fallecida Tezer Özlü en Las frías noches de la infancia, autobiografía donde escribe un grito en el que encierra su vida. La vida que ella ha sentido. La verdad subjetiva que no deja de ser parte de la verdad como suma de lo real y del modo de decirlo. En Una filosofía del miedo, Bernat Castany Prado compone una filosofía moral e incluso más bien una sociología y hasta un manual de psicología para aprender a combatir el miedo, mientras que Bienamada, de Empar Moliner, ofrece un implacable y descarnado diagnóstico moral sobre nuestro presente narrado, además, de manera impecable. Una larga lealtad, de Francisco Rico, reúne artículos y textos que componen un mosaico de deudas personales, profesionales y a veces simplemente míticas.
Por último, la mayoría de los argentinos habita en no-lugares cuyas creencias y prácticas participan tanto del régimen rural como del urbano, y en pequeños pueblos y ciudades que no apartan sus ojos de la capital, una Buenos Aires que, junto con su periferia, alberga al 38,9% de la población. Pese a ello, la literatura argentina continúa articulándose en torno a la oposición habitual entre la ciudad y el campo y, de manera más específica, entre la capital y lo que algunos llaman “el Interior”. Pero como prueban varias obras recientes —La concordia, de Carolina Sborovsky; El buen destierro, de Alfredo Staffolani y Las bestias, de Vicky García— también hay muchos autores que no arrojaron una mirada orientalizante sobre el campo o la incorporaron estratégicamente en sus textos.

La ópera prima de Lydia Sandgren celebra por todo lo alto la ficción en una narración que desvela los entresijos de la creación artística. Crítica de Javier Aparicio Maydeu.

La poesía de Lucian Blaga, censurado por su afiliación a un partido fascista, recrea el espacio de una infancia perdida y acierta por plantearse preguntas cuyas respuestas siguen aún pendientes. Crítica de Martín López-Vega.

Este es el mapa de una red topológica de nodos, de itinerarios y pasadizos intertextuales desde un “núcleo expandido” que, como “amasijo / de / partículas / enjambre”, se despliega en texturas convergentes, una escala de fractales que reiteran la interpelación de la escritura de Maillard. Crítica de Antonio Ortega.

La escritora turca Tezer Özlü, autora, narradora y protagonista de este libro glorioso, cuenta una existencia amenazada por la locura y que vivió con extrañeza. Crítica de Marta Sanz.

Para combatir el temor o para aprender a convivir con él, Bernat Castany Prado entrega un manual jubiloso e iluminador de los sentimientos humanos. Crítica de Juan Luis Cebrián.

Empar Moliner dibuja en este libro una sospecha que hace que nos instalemos en un futuro incierto o probable para nosotros y dolorosamente ineludible para la protagonista. Crítica de J. Ernesto Ayala-Dip.

Francisco Rico da luz en ‘Una larga lealtad’ a textos y artículos perdidos que suponen una ventana a su biografía de extravagante catedrático de Filología y académico. Crítica de Jordi Gracia.

Esta pieza teatral es una mística “consensuada por toda la sociedad patriarcal” en la que confluyen el cristianismo, un fisicoculturista prusiano, ‘new order’ y el tormento de la carne. Crítica de Patricio Pron.

La autora narra el retorno de su protagonista a la propiedad familiar donde no hay un pasado que suscite nostalgia, sino uno presidido por la violencia de clase, la enfermedad, la superstición y un “modo de vida pegajoso” que hace que las mujeres pasen de ser hijas a madres en unos pocos años. Crítica de Patricio Pron.

Los personajes de ‘Las bestias’ devoran a sus víctimas, violan, beben, se encomiendan a la Santita Morena, levitan, vomitan ranas, conciben animales y asumen o se rebelan contra una idea de las mujeres que hace de ellas tanto objeto de deseo como motivo de desprecio. Crítica de Patricio Pron.
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