“La tarde ha sido muy mala”: Montse, la trabajadora de la limpieza de Barcelona muerta en la ola de calor, avisó de que se encontraba mal

Montse Aguilar, la trabajadora de la limpieza de Barcelona de 51 años que murió el sábado por la noche en plena ola de calor, se encontró mal a lo largo de su jornada laboral. Lo atestigua su madre, a quien le contó, al llegar a casa, que le había transmitido ese malestar a la encargada del turno de tarde en Ciutat Vella, donde limpiaba. Y lo ratifica, sobre todo, un mensaje de WhatsApp que envió a un amigo que quiso saber cómo llevaba el calor. Montse lo envió apenas 20 minutos antes de desplomarse y fallecer en el acto: “Hola, cariñete. Perdón por no contestar antes, es que he tenido una tarde muy mala. No solo por la mierda que hay, es que pensaba que me moría, me viene unos dolores de brazos y pecho y cervicales, vamos calambres, he estado en campellans” [Capellans, una calle cercana a la catedral de Barcelona, donde estuvo limpiando].

En los jardines del tanatorio de Sancho de Ávila, en Barcelona, los familiares de Montse expresan este lunes su profundo malestar con FCC (la contrata que lleva el servicio de limpieza en el casco histórico) y con el Ayuntamiento de Barcelona. Aseguran que no se han puesto en contacto con ellos. Y critican que el Consistorio haya decidido pasar de largo del asunto. El director de servicios de limpieza y recogida de residuos, Carlos Vázquez, ha asegurado por la mañana que, una vez revisados los protocolos, no hay ninguna negligencia y por lo tanto el Consistorio no abrirá ninguna investigación. “El Ayuntamiento no tiene por qué abrir una investigación interna, hemos pedido un informe a la empresa y lo acabamos de recibir”. Sobre la autopsia y el esclarecimiento de las causas de la muerte, tampoco se ha mostrado demasiado interesado: “Hay cosas que no sabemos y quizá no se sabrán nunca”, ha afirmado Vázquez.

La familia de Montse, que no tenía hijos, está a la espera de recibir la autopsia, que deberá determinar las causas del fallecimiento. Cuando lo hagan, aseguran que presentarán una denuncia ante el juzgado. Por el diálogo entre la mujer y su encargada, y también por el mensaje de texto al amigo, no albergan ninguna duda de que su muerte se debió a un golpe de calor. Aseguran que Montse no sufría ninguna patología previa, más allá de que el año pasado sufrió una perforación de estómago.

Montse acudió a su puesto de trabajo, a pie, desde el cercano barrio del Poblesec, donde cantaba en el coro. Allí, en un piso, vivía con su madre, de 85 años a la que cuidaba. Empezó su turno de tarde, como siempre, a las 14.30. Ese día, en Barcelona se alcanzaron temperaturas por encima de los 35 grados. Llevaba tres años trabajando en el servicio de limpieza de Barcelona, encadenando contratos de obra y servicio. En algún momento de la tarde, empezó a encontrarse mal. “La encargada pasó con el coche, como hace habitualmente, y le preguntó cómo estaba. Ella dijo que sufría calambres en las manos, que le dolían la espalda, las cervicales y el pecho”, cuenta Clara, la hermana. La encargada le dijo que si se encontraba mal bebiera agua e, incluso, que abandonara su puesto de trabajo. “¿Por qué no la llevó en coche a un hospital?”, se pregunta Clara, indignada. El episodio se lo contó, por la noche, Montse a su madre, sentada en el tanatorio con la mirada perdida. “Mi madre la ha visto morir en sus brazos”.

La denuncia de la familia contrasta con las palabras del director de servicios, quien sostiene que “la trabajadora desarrolló su servicio de forma habitual” y “con toda normalidad”. Es cierto que Montse completó su jornada laboral y, pasadas las 21 horas regresó, también caminando, hasta casa. Después de contestar el Whatsapp sobre cómo le había afectado el calor al amigo, pidió a su madre que le sirviera la cena porque no se encontraba demasiado bien. “Fue coger la primera cuchara de puré, metérsela en la boca y desplomarse”. Los vecinos escucharon el golpe pensando que la madre se habría caído. Era Montse, sin embargo, la que estaba en el suelo, inconsciente. Le practicaron masajes cardíacos hasta que llegaron las ambulancias. Los sanitarios no pudieron hacer nada por salvarle la vida.

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