Las Bolsas remontan con fuerza y rompen una racha de tres jornadas de caídas

El precio del petróleo parece no tener techo, la electricidad se encarece para particulares y empresas, las multinacionales escapan de Rusia, las cadenas de suministro vuelven a esta bajo tensión, y el crecimiento económico se resiente. Los efectos económicos de la invasión rusa de Ucrania han devuelto en las últimas dos semanas el nerviosismo a unos mercados que se las prometían muy felices ante la relajación de restricciones pandémicas. Este martes, el Ibex 35, en algo que ha dejado de ser excepcional desde que empezó la guerra, inició la sesión con caídas cercanas al 1%, siguiendo así la estela del mal cierre de Estados Unidos y los descensos en Asia. Sin embargo, poco después, en una reacción brusca también propia de estos días de volatilidad extrema, ha recuperado terreno y cotizaba en verde, con subidas superiores al 3%, por encima de los 7.900 puntos. El Eurostoxx 50, que agrupa a las mayores empresas del continente, el Dax 30 alemán y el Cac 40 francés también se dieron la vuelta y se movían en terreno positivo, aunque con subidas ligeramente inferiores.

Iberdrola, Siemens Gamesa y Solaria lideran los ascensos con avances de más del 5%. Las tres cuentan con un importante negocio de energías renovables, que puede ganar protagonismo en plena búsqueda de alternativas a Rusia si finalmente Occidente opta por vetar las importaciones de crudo de ese país. Inditex, muy golpeada por su exposición a Rusia, donde ha suspendido la actividad de sus 502 tiendas, también figura entre las que más recuperan, igual que los bancos.

Los índices rompen así una racha de tres jornadas consecutivas de caídas. Los inversores dan una tregua al considerar que puede haber oportunidades tras la debacle de las últimas jornadas, que ha dejado por los suelos las cotizaciones de muchas empresas —el Ibex todavía pierde un 10% en lo que va de año—, aunque aún observan con nerviosismo la escalada de los precios del gas y el petróleo.

Esta mañana, el crudo Brent, el de referencia en Europa, subía más de un 2% hasta los 126 dólares. La fuerte revalorización de la energía no solo golpea a las compañías que utilizan combustible en su actividad de forma evidente —caso de las aerolíneas—; también provoca un encarecimiento de la factura energética de las empresas a la que es especialmente sensible la industria, y una transferencia de fondos del consumidor europeo a los países productores de energía, lo cual mina su capacidad para gastar en otros productos y servicios, afectando así al crecimiento. A eso se suma la tendencia de los consumidores a ser más conservadores, y de los inversores a aplazar desembolsos en un entorno de guerra a las puertas de las fronteras de la Unión Europea.

La posibilidad, alentada por Estados Unidos, de un veto a la compra de petróleo ruso que ahogue las finanzas de Moscú es la inquietud más reciente en los mercados por su efecto rebote ante la elevada dependencia europea del suministro ruso, sin el cual países como Alemania tendrían muy complicado mantener funcionando calefacciones, transporte, electricidad e industria.

Un eventual enquistamiento de la guerra también preocupa. Si el conflicto se alarga y las sanciones se mantienen durante meses o años, la recuperación no será todo lo potente que se preveía en un contexto favorable en otros ámbitos, con Bruselas en plena entrega de fondos europeos a los Veintisiete, y con los Gobiernos relajando las restricciones ante la caída de los contagios.

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