Las reservas de agua siguen cayendo en España sin que se esperen lluvias suficientes en febrero para remediarlo

El agua embalsada en las principales cuencas hidrográficas de la España peninsular sigue cayendo. Según los datos difundidos este martes por el Ministerio para la Transición Ecológica, la reserva está en un 44,3% esta semana, la séptima del año. Es un dato muy malo, pero lo más preocupante es que las lluvias que deberían revertir esta situación y llenar de nuevo los embalses para poder superar el verano seguirán sin aparecer en, al menos, las próximas tres semanas. “En los próximos 21 días no se observan patrones de cambio”, explica Rubén Sánchez, portavoz de Aemet, sobre la situación de bloqueo anticiclónico que se viven en la Península desde hace semanas y que ha reducido las precipitaciones muy por debajo de lo normal y ha dejado la reserva hidrológica en mínimos.

La situación preocupa en muchas de las cuencas del país. Y la vicepresidenta para la Transición Ecológica, Teresa Ribera, y el secretario de Estado de Medio Ambiente, Hugo Morán, se reúnen este martes con todos los presidentes de las confederaciones hidrográficas en Madrid para abordar la situación de sequía y la planificación para los próximos años.

El año pasado, en esta misma semana, los embalses de las principales cuencas peninsulares estaban al 62,3%, es decir, 18 puntos más que ahora. Para encontrar un dato peor de la reserva hay que retroceder hasta la gran sequía de 2017 y 2018; en la séptima semana de 2018 los pantanos estaban al 42%.

Pero en la última semana de febrero de 2018 llegaron las precipitaciones, que fueron muy abundantes durante toda la primavera y ayudaron a revertir la situación. Sin embargo, según los pronósticos de Aemet, eso no ocurrirá ahora en, al menos, las próximas tres semanas. “Serán cálidas y secas”, señala Del Campo, que apunta directamente a ese bloqueo anticiclónico que vive la Península y que está haciendo que las lluvias sean más abundantes de lo normal en el norte de Europa, pero que estén prácticamente desaparecidas en la España peninsular. Más allá de esos 21 días, “la incertidumbre sobre los pronósticos es mayor”, apunta el portavoz de Aemet. “Pero los modelos señalan que no es probable que marzo y abril sean más lluviosos de lo normal”, advierte.

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La situación más preocupante se vive ahora en la cuenca del Guadalquivir, donde los pantanos están a solo al 28,5%. Según fuentes de la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir (CHG), desde la gran sequía de mediados de los noventa del siglo pasado no se había producido una situación tan mala en esta época del año en esta cuenca, la segunda de España con una mayor capacidad de embalse tras la del Tajo. “No teníamos un volumen embalsado tan bajo desde enero de 1996″, concretan estas fuentes.

La CHG ya declaró en noviembre del pasado año la situación excepcional por sequía en la mayoría de la cuenca. Y se está pendiente de que el Consejo de Ministros apruebe el real decreto ley de medidas para paliar esta situación en el que previsiblemente se contemplarán ayudas a los afectados. La última vez que se tuvo que aprobar un decreto similar en esta zona fue en 2017.

En este momento, el agua disponible para la agricultura de regadío —el principal consumidor de este recurso en la cuenca— se ha reducido ya un 50% sobre el nivel de un año normal. Y las restricciones podrían aumentar todavía más ahora. Este miércoles se reúne la comisión de desembalse de la CHG y se espera que se ofrezcan datos sobre el agua disponible para los próximos meses. Las políticas de gestión de los pantanos ante situaciones de este tipo siempre buscan garantizar el consumo humano y se intenta que existan reservas aseguradas para dos años.

La situación es muy mala en el Guadalquivir, pero todas las cuencas peninsulares —salvo la del Júcar— están ahora con unas reservas por debajo de la media de la última década, según los datos difundidos por Transición Ecológica.

Entre el 1 de octubre y el 1 de febrero, las lluvias en España fueron un 36% menores de la medida del periodo comprendido entre 1981 y 2010. Ese es uno de los motivos de la mala situación que se vive en las reservas del país. Pero las organizaciones ecologistas también apuntan a “la mala gestión”. Por ejemplo, a los “regadíos sobredimensionados, el robo de agua, los pozos ilegales, los trasvases innecesarios, el urbanismo desmedido y, en general, la sobreexplotación de los recursos hídricos”, según denuncia Greenpeace. A ello, los expertos en cambio climático añaden una advertencia: el calentamiento implicará una mayor evapotranspiración en la región mediterránea que hará que las reservas de agua disponible también sean menores y se puedan repetir con más frecuencia situaciones como las que está viviendo ahora la Península.

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