Las uvas vuelven a la Puerta del Sol a pesar del coronavirus

Las colas en la calle Mayor de Madrid han comenzado la tarde de este viernes varias horas antes de la hora programada para el desalojo de la puerta del Sol, que era a las nueve de la noche. Los primeros de la fila se han colocado a las seis de la tarde. La mayoría de los miles de personas que esperan poder hacerse con un hueco en la plaza son de diferentes lugares de España y Europa. Incluso, hay algunos que vienen desde la otra punta del globo. Es el caso de Fiorella Espinoza, de 21 años, que ha llegado desde Costa Rica. Tras un viaje de casi un mes por toda Europa con su pareja, Madrid es su última parada en el continente. “¡Venimos a celebrar el año nuevo por primera vez aquí!”, dice ilusionada. “¡Anda que vaya momento para venir desde tan lejos!”, comenta la mujer que está detrás de ella. Mari Carmen Villasclaras, de 51 años, ha viajado con su marido y su hija desde Málaga. Es el primer año que acuden a las campanadas de Madrid.

“Ayer [por el jueves] vinimos a las preuvas, pero no había tanta gente”, recuerda Villasclaras. El ensayo de las campanadas fue menos concurrido de lo habitual. A las preuvas acudieron unas 2.000 personas. Esta noche, las uvas y el champán vuelven a tomar la plaza más emblemática de la capital a pesar de la covid. Esta vez, con un aforo reducido a 7.000 personas ―un 60% menos de asistentes en la plaza, que tradicionalmente acogía alrededor de 20.000 personas― y con el uso obligatorio de la mascarilla.

Madrid es la única gran urbe de España que ha mantenido la celebración de las campanadas y la comunidad es una de las únicas ocho junto con Andalucía, Baleares, Extremadura, Castilla y León, Castilla-La Mancha y la Comunidad Valenciana que han optado no poner en marcha limitaciones para esta Nochevieja. A pesar del estallido de contagios, con una incidencia acumulada de 2.426 casos por cada 100.000 habitantes debido a la variante ómicron, que ya supera el 90% de las infecciones según datos de la Consejería de Sanidad, Madrid ha seguido con sus planes para dar la bienvenida al año 2022.

Cola de gente esperando para entrar a la Puerta del Sol para la celebración de Nochevieja.
Cola de gente esperando para entrar a la Puerta del Sol para la celebración de Nochevieja. DAVID EXPOSITO

Miles de personas han escogido Madrid como su lugar para acabar el año. Es el caso de Otman El Mounaoui, de 39 años, que ha viajado desde Bélgica para pasar tres días con su mujer en la capital y aprovechar sus días libres en el trabajo. Pero no está convencido de que puedan entrar: “No sé si lo vamos a lograr. Hay muchísima gente”.

Algunos llevan diademas con purpurina que brillan en la oscuridad con el número 2022. Otros esperan cargados con bolsas en las que llevan comida y bebidas para la celebración. Y los más ansiosos ya han abierto su lata de cerveza para amenizar la espera. Azahara Luna, de 24 años, viene con dos amigos desde Girona. Los tres llevan esperando en la cola casi una hora y aseguran que no se han movido del sitio. “Decidimos ayer que íbamos a venir porque en Cataluña hay muchas restricciones”, cuenta la joven. Delante de ellos, Laia Conde, de 21 años, coincide. La joven, que es de Barcelona, explica que fue una decisión espontánea: “Allí no se puede hacer nada por las restricciones. Por eso, nos animamos a celebrar el año nuevo aquí”.

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Madrid no tiene ni toque de queda a la una de la madrugada ni limitaciones en las reuniones familiares como en 2020, cuando el número de nuevos contagios en la víspera de Nochevieja era de 3.942. Este año son más de 21.360. La diferencia ahora es la vacunación que, hasta el momento, ha contenido el número de ingresados, de casos graves en las UCI y de fallecidos.

A las ocho de la tarde ya se estaba desalojando la plaza. “Ya no se puede pasar”, indicaban los agentes situados en los puntos de acceso a los viandantes. Los asistentes pasarán por los filtros policiales antes de llegar a las puertas del kilómetro cero, donde la policía les ha mirado las bolsas para evitar la entrada de elementos peligrosos.

El conteo de aforo lo han realizado equipos de Protección Civil, situados en los cuatro puntos de acceso en las calles Mayor, Arenal, Alcalá y Carrera de San Jerónimo, con apoyo de drones desde el aire. También se han dispuesto 10 vehículos del Samur con 37 sanitarios, entre funcionarios y voluntarios, ubicados en la plaza y en las calles aledañas.

Alrededor del espacio, de casi 10.000 metros cuadrados, se han distribuido 300 agentes entre Policía Municipal y Policía Nacional, un centenar más que el año pasado, cuando la plaza permaneció cerrada para evitar aglomeraciones. “Es un espacio grande, se puede garantizar la seguridad y es al aire libre”, justificaba su decisión Enrique Ruiz Escudero, consejero de Sanidad de Madrid, un día antes de las campanadas en rueda de prensa.

Esta noche se proyecta un espectáculo de luz y sonido en la fachada de la Real Casa de Correos, ubicada en la madrileña Puerta del Sol, justo antes de las campanadas. El edificio está iluminado desde las seis de la tarde de color rojo, junto con las luces que, coincidiendo con las fiestas navideñas, están encendidas desde hace semanas, como las siete estrellas de la bandera de la comunidad.

A las once comienza el espectáculo, con la proyección de algunos de los mensajes que han dejado las más de 60.000 personas que han pasado estos días por el Bosque de los Deseos, situado en la Casa de Postas. Estos se alternarán con distintas canciones de karaoke para que los asistentes puedan seguir las letras y cantar. Para terminar, se proyectará un videomapping para dar la bienvenida al año 2022 y, tras sonar las 12 campanadas, se verá un castillo de fuegos artificiales con la bandera de la Comunidad de Madrid y la de España.

En cuanto a otras celebraciones de fin de año, la presidenta de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, anunció eñ miércoles la cancelación de las cuatro macrofiestas organizadas para esta noche, como la de Guadalix de la Sierra. Sin embargo, los eventos en grandes discotecas como Fabrik en Humanes, con un aforo de 4.000 personas, o La Cubierta en Leganés, con 10.000, siguen adelante con sus eventos.

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