Laura Borràs niega la corrupción ante el tribunal: “Todo lo que se hizo se podía hacer”

Laura Borràs ha prestado declaración ante los magistrados del Tribunal Superior de Justicia de Cataluña (TSJC) que la juzgan por un caso de corrupción cuando dirigía el Instituto de las Letras Catalanas (ILC). La presidenta de Junts per Catalunya se ha ratificado en su inocencia y ha señalado que el informático también acusado Isaías Herrero se llevó trabajos por valor de 335.700 euros sin concurso no por ser su amigo sino por la buena mano que tenía con la tecnología: “Era un artista digital, un creador”, ha declarado la presidenta de Junts per Catalunya, que se enfrenta a una pena de seis años de cárcel y 21 de inhabilitación por prevaricación y falsedad documental.

Laura Borràs se ha negado a responder a las preguntas de la Fiscalía: “atendiendo a todo lo que ha pasado antes y durante el juicio solo contestaré a mis abogados”, ha argumentado. Ha empezado a responder en tono medio afónico, pero a medida que el interrogatorio de sus letrados avanzaba sus respuestas multiplicaban los decibelios. “Todo lo que se hizo se hizo porque se podía hacer”, ha afirmado Borràs, y se ha descargado de responsabilidad sobre los pagos que realizaba el ILC. Ha dicho que en esta institución es habitual adjudicar unos 800 encargos al año con contratos menores, de coste inferior a 18.000 euros, y ha argumentado que en sus tiempos de directora los abonos estaban sujetos a un férreo control por parte de los interventores y de los funcionarios encargados de la administración de la institución. “Ante un proceso judicial, entiendo que se quiera sacar responsabilidad”, ha apuntado la acusada cuando se refería a una funcionaria que estaba a cargo de la administración del ILC y que cuando declaró ante el tribunal como testigo reveló que la actual presidenta de Junts desatendió reiteradas advertencias sobre el abuso de los encargos a dedo. “Estaba claro que todos los trabajos los hacía Isaías”, declaró la empleada pública, que se encargó de la gestión administrativa de la institución entre 2011 y 2016.

Borràs, asesorada por sus letrados Gonzalo Boye e Isabel Elbal, reclamó alterar el guion del juicio para poder declarar en el último turno, en lugar de ser la primera en testificar, como estaba previsto. La manioba procesal perseguía poder desplegar una mejor estrategia de defensa y contrarrestar todos los indicios lanzados en su contra durante el juicio. Isaías Herrero, el informático también acusado que presuntamente se benefició de los contratos a dedo adjudicados por la entonces directora del ILC avaló ante el tribunal la tesis de la acusación: Borràs le hizo un “contrato encubierto”, declaró. La acusada ha replicado que pensó en Herrero para realizar la web del ILC porque tenía que ser “un gran portal de referencia para la literatura catalana”. Borràs comandó la Institució de les Lletres Catalanes entre 2013 y 2018, paso previo a ser nombrada consejera de Cultura del Govern de Quim Torra.

También este lunes, los abogados defensores de Borràs han tratado de sembrar dudas sobre el proceso probatorio seguido por los Mossos d’Esquadra y la Guardia Civil a la hora de indagar en los correos electrónicos que se intercambió Laura Borràs con Isaías Herrero. El equipo de péritos contratado por la defensa de Borràs, al frente del que está el ultra Luis Enrique Hellín, ha puesto de manifiesto que los archivos informáticos fueron alterados durante la investigación policial: “Se produce una interactuación” en los archivos, han asegurado, pero sin poder concretar qué modificaciones sufrieron esos archivos informáticos.

Luis Enrique Hellín, el exintegrante de Fuerza Nueva condenado por asesinato en la transición, ha desacreditado las pruebas que incriminan a Borràs, al apuntar que los discos duros incautados por los Mossos sufrieron manipulaciones. Su contratación como perito por parte de la líder independentista ha estado rodeada de controversia. El experto fue integrante de la formación ultraderechista Fuerza Nueva y fue condenado por el asesinato y tortura de una joven militante del Partido Socialista de los Trabajadores en 1980. Durante su declaración, Borràs ha puesto de relieve que no conocía a Hellín y que contratarlo fue decisión de sus abogados defensores, sobre los que, ha dicho, tiene total confianza.

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