Los inadvertidos vínculos del Estado Islámico con el 17-A

Youssef Aalla, uno de los integrantes de la célula de Ripoll (Girona) muerto en Alcanar (Tarragona), posa con un chaleco con explosivos.
Youssef Aalla, uno de los integrantes de la célula de Ripoll (Girona) muerto en Alcanar (Tarragona), posa con un chaleco con explosivos.

La célula terrorista de Ripoll (Girona) que cometió los atentados de Barcelona y Cambrils en 2017 no solo se inspiró en las acciones de Estado Islámico (ISIS en sus siglas en inglés), sino que mantuvo algún tipo de vínculo más profundo con las “estructuras centrales” del califato. Es una de las conclusiones que Fernando Reinares y Carola García-Calvo, investigadores del Real Instituto Elcano, han alcanzado tras reconstruir las piezas de la investigación policial y judicial sobre el 17-A y entrevistar a personal de los servicios de inteligencia. Las relaciones personales de miembros de la célula con combatientes extranjeros y “facilitadores”, sobre todo en Bélgica, pudieron ser el nexo directo de la célula con la organización terrorista, recogen en su estudio, publicado en el último número de la revista Perspectives on Terrorism, de la Universidad de Leiden (Países Bajos).

La sentencia dictada por la Audiencia Nacional, en mayo de 2021, concluyó que la célula de Ripoll, liderada por el imán Abdelbaki Es Satty, se constituyó en una “red de base” de Estado Islámico, en cuyo nombre perpetró los ataques que dejaron 16 muertos y cientos de heridos. Solo tres terroristas fueron juzgados: los autores materiales de la masacre fueron abatidos por la policía. Los Mossos d’Esquadra habían concluido, en sus investigaciones, que se trataba de una célula alimentada por la propaganda yihadista e “inspirada” por las acciones que el entonces aún existente califato patrocinó en suelo europeo. Los autores del artículo creen que, más que “inspirada”, fue una célula “vinculada”.

Reinares y García-Calvo parten del mismo material probatorio, pero lo analizan con un prisma nuevo y llegan a otra conclusión. Los investigadores creen que la célula integrada por el imán y sus discípulos ―jóvenes de Ripoll con vínculos de sangre y de amistad entre sí― crearon un grupo vinculado al llamado “aparato de seguridad exterior” de ISIS, un órgano central que desde junio de 2016, tras los atentados de Bruselas, reclutaba a combatientes en Siria e Irak, pero también a retornados, para instigar, guiar y supervisar atentados en Occidente. El estudio entierra aún más la teoría de la conspiración sobre aquella masacre alentada recientemente por el comisario José Manuel Villarejo y un sector del independentismo catalán.

Una de los datos que sostiene la tesis de los dos investigadores es la temprana reivindicación de los ataques y la fuente que se cita en esa y en sucesivas reclamaciones de autoría. A las 17.15 horas, Younes Abouyaaqoub irrumpió al volante de una furgoneta en La Rambla de Barcelona y arrolló a decenas de personas; 14 de ellas murieron. Solo cuatro horas después, Amaq News ―la agencia de propaganda central de Estado Islámico― reivindicó el ataque a través de la aplicación de mensajería instantánea Telegram citando fuentes de “seguridad”, o sea del aparato clandestino de “seguridad exterior”, cuyos responsables solo aprobaban notificaciones sobre atentados con alusión a esa fuente cuando se trataba de atentados perpetrados por células vinculadas dicho aparato. Un detalle llama la atención de los investigadores del Real Instituto Elcano: ese primer comunicado se refería ya a “los atacantes”, lo que sugiere que la organización sabía que “había otros implicados”. En aquel momento, tan solo había trascendido públicamente el atropello, cometido por una persona.

Tres semanas después, la revista propagandística Rumiyah dedicó un artículo especial a los “ataques en España”. De los 14 atentados reivindicados por el grupo ese año, solo el de Barcelona y el de Manchester (en mayo) merecieron esa cobertura extraordinaria, lo que indica, según los investigadores, la relevancia que el ISIS concedió al 17-A. La célula de Ripoll aparece definida como “unidad encubierta” en un artículo que, admiten Reinares y García-Calvo, contiene errores. Pero éstos bien pudieron publicarse de manera deliberada, conjeturan, para “magnificar” el ataque.

La célula de Ripoll pretendía, inicialmente, cometer un gran ataque con vehículos cargados de bombas en Barcelona, muy probablemente en la Sagrada Familia. Para eso fabricaron ingentes cantidades de explosivo TATP y lo acumularon en una casa que habían ocupado en Alcanar (Tarragona). El 14 de agosto, los tres principales miembros del grupo (Younes Abouyaaqoub, Yousseff Aalla y Mohamed Hichamy) se grabaron en vídeo fabricando artefactos y profiriendo amenazas. Los investigadores concluyen que esos vídeos iban a ser enviados a algún enlace de Estado Islámico, probablemente por Es Satty, una vez cometida la matanza, prevista para el 20 de agosto.

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Pero la explosión fortuita de la casa, la noche del 16, obligó a cambiar los planes y a improvisar, y fue así como se desencadenó lo que acabó siendo el 17-A: el atropello múltiple de Barcelona y el posterior ataque, con hachas y cuchillos, en el paseo marítimo de Cambrils. El informe recuerda que, entre los escombros de Alcanar, se hallaron notas manuscritas por Es Satty; en una de ellas, el imán se refería misteriosamente a “el que está por llegar”.

Los Mossos d’Esquadra estudiaron a fondo las conexiones externas de la célula y su relación con Estado Islámico. La respuesta no fue concluyente. Infirieron que no se podía descartar que, previamente al ataque, el núcleo duro hubiese tenido contacto con miembros del califato en Siria e Irak que hubiese dado sustento ideológico e impulso logístico a sus planes. El informe examina ese rastro internacional ya conocido, pero lo hilvana de forma que arroja nueva luz sobre lo ocurrido.

Los contactos en Bélgica

Tras su llegada a España en 2000 desde Marruecos, Es Satty mantuvo vínculos estrechos con el yihadismo. Tuvo contacto con el argelino que, en 2003, se inmoló en el ataque contra las tropas de Nasiriya (Irak) en nombre de Al Qaeda. Y estuvo implicado en una investigación judicial (de la que salió airoso debido a la legislación antiterrorista que entonces existía en España y que no contemplaba delitos relacionados con la radicalización) contra la mezquita Al Furkan de Vilanova i la Geltrú. Tiempo después, y tras su paso por la cárcel por tráfico de drogas, recaló en Ripoll, donde captó a los jóvenes. Entre octubre de 2015 y abril de 2016, residió en Bélgica. Allí difundió discursos radicales en una mezquita y se movió en el eje “Bruselas-Amberes, un área donde Estado Islámico reclutó a numerosos combatientes para ir a Siria”.

Uno de sus principales discípulos, Mohamed Hichamy —que lideró el ataque en Cambrils— había intercambiado llamadas con Hajar Abrini, que fue “uno de los contactos principales” de la célula en Bélgica. De 22 años, es prima de Mohammad Abrini, involucrado en los ataques de París en noviembre de 2015 y en el ataque suicida en el aeropuerto bruselense de Zaventem en 2016. La chica fue detenida en Corfú (Grecia) cuando intentaba llegar a Siria para casarse con un muyahidín.

En un viaje a Bélgica, Hichamy llamó a un teléfono que conducía hasta un grupo de cuatro extremistas belgas, según informaron las autoridades de ese país al juez instructor del sumario del 17-A. Uno de ellos es Tarik Chadlioui, con un largo historial radical en comunidades musulmanas en Europa como Amberes, Birmingham o París. En 2013, llegó a viajar personalmente a Siria para trasladar fondos recaudados en Europa. Chadlioui también tuvo “largas y duraderas relaciones en Cataluña” y una “influencia específica” en los miembros de la célula de Ripoll. En 2015, dirigió la oración en mezquitas de varias ciudades catalanas: Vic, Terrassa, Granollers, Tàrrega, Mollet del Vallès y Manlleu. Los móviles de algunos de los terroristas de Ripoll guardaban fotos de un póster anunciando un sermón de Chadlioui en Manlleu, a solo 25 kilómetros de Ripoll. Vídeos creados por este salafista también aparecieron en la tableta usada por el imán Es Satty, muerto en la explosión de Alcanar la víspera de los ataques.

El estudio de Reinares y García-Calvo recuerda que, en mayo de 2017 el Centro Nacional de Contraterrorismo (NCTC, en sus siglas en inglés) de Estados Unidos compartió con Mossos, Policía y Guardia Civil una información que alertaba del riesgo de un atentado, en verano, en lugares turísticos de Barcelona, especialmente La Rambla. Para interpretar esa nota, los expertos se han entrevistados con dos personas de los servicios estadounidenses de inteligencia que sospechan que el aviso pudo llegar de Siria o Irak a través de “comunicaciones interceptadas”. El aviso coincide en el tiempo con la fase final de preparación de los ataques: ese mes de mayo, Es Satty dejó la mezquita de Ripoll, sus lugartenientes en la célula informan al resto de los integrantes de los planes y todos ellos empiezan a movilizar los recursos necesarios para atentar y a distanciarse de sus familias en un viaje que no tendría retorno.

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