Los principales partidos esquivan las referencias a la etapa ‘posprocés’ en el debate electoral de TV3

En las campañas electorales catalanas, el debate de TV3 tiene la fama de ser uno de los actos relevantes de los días previos a las votaciones. Buena puesta en escena, prime time, propaganda gratis, audiencia asegurada, público motivado, indecisos al acecho y argumentos memorizados tras varias jornadas de promoción electoral. Un latiguillo por aquí, un pinchazo al rival por allá, elevar la entonación cuando convenga y, a poco que uno esté fino, la oportunidad para cazar una cuota de votantes. Este año, el debate de la televisión pública catalana arrancó marcado por dos negativas de peso. De un lado, uno de los candidatos mejor posicionados para el triunfo final, Carles Puigdemont, declinó las posibilidades que se le ofrecieron para poder intervenir y confrontar con sus rivales. De otro, uno de los presentadores estrella de la cadena autonómica, Ricard Ustrell, animó la previa del programa electoral declarando en directo que no merecía la pena verlo. Recibió la bronca pública del comité de trabajadores y terminó disculpándose.

En las elecciones al Parlament de 2021, el debate de TV3 tuvo una audiencia acumulada de casi 1,9 millones de espectadores, según datos de la propia cadena. Acaparó el 26% de cuota de pantalla y fue el programa más visto del día.

Este martes, en tiempos de supuesta conciliación horaria, la disputa electoral televisada arrancó a las 22:10 horas. “Este es el debate decisivo”, anunció la presentadora, Ariadna Oltra, sin referencias a los al menos otros cuatro que se celebran durante esta campaña. La amnistía ha sido el tema que ha colapsado el runrún político durante meses en Cataluña, pero ahora parece un asunto lejano. Archivado. Los independentistas, lo mismo Junts que ERC, evitaron presentar la ley como un logro, algo que sí hizo Aragonès con los indultos. “Celebro que usted pueda estar aquí, señor Rull”, le dijo el candidato de ERC a su rival de Junts, que fue encarcelado y luego indultado. Illa pasó de puntillas sobre el asunto, cuando el PP y Ciutadans acusaron directamente a los socialistas de complicidad con los independentistas. Además de eludir la amnistía, los independentistas tampoco concretan qué pasos van a dar a partir de ahora en la carpeta territorial.

TV3 puso a los ocho aspirantes detrás de un atril. Seis hombres, dos mujeres. El candidato del PSC Salvador Illa, traje oscuro y corbata morada, arrancó preguntando a Pere Aragonès, traje y corbata oscuros, sobre sus intenciones pactistas: “Cree usted que Junts puede aportar estabilidad?”, le preguntó Illa. El president, al que se le supone la llave para decidir si apoya un Govern de Illa o de Puigdemont, respondió con evasivas, aludiendo a financiación y lengua catalana, y contraatacó a la línea de flotación de Illa. Lo acusó de “compartir muchas cosas con Junts, como un modelo desarrollista alejado del siglo XXI”. Aragonès siguió pinchando a los socialistas con un tema muy sensible en Cataluña, los trenes de la red de cercanías: “Qué credibilidad van a tener si gestionan Rodalies?”, le espetó a Illa.

Con Puigdemont ausente, declinó la posibilidad de intervenir vía telemática, Junts priorizó a su número 3, Josep Rull, exconsejero con raíces en Convergència, por delante de la número 2, la empresaria Anna Navarro. “El president Puigdemont no puede estar aquí”, dijo Rull para estrenar su intervención. Y se llevó la primera amonestación de la moderadora por superar el tiempo asignado. El candidato de Junts no lució corbata, lo mismo que Alejandro Fernández, del PP. “Yo desde adolescente quería ser político”, dijo Fernández.

El primer mandoble fue para el candidato de Vox, Ignacio Garriga,. “Usted es un racista”, le soltó Rull al cabeza de cartel de la ultraderecha. La candidata de la CUP, Laia Estrada, vestido de tonos rojos, tardó poco en hacer aflorar el tema que lo ha precipitado todo en Cataluña: El proyecto Hard Rock, de Salou. Los desacuerdos sobre el macroresort de ocio impidieron a ERC aprobar sus presupuestos de 2024 y llevaron a Aragonès a convocar elecciones anticipadas. “El casino más grande de Europa, consumiría tanta agua como una ciudad de 30.000 habitantes”, alertó la líder de los comunes Jéssica Albiach, ataviada con una chaqueta en tono pastel. Puigdemont ha manifestado en campaña que el Hard Rock no es un modelo que apoye, pero su delegado en el debate defendió que el Hard Rock serviría para “desestacionalizar el turismo en Tarragona”. Un argumento muy similar al que ha dado repetidamente Salvador Illa.

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Con el debate ya lanzado, apareció la sequía que sufre Cataluña. Nadie carga con la responsabilidad de que no llueva, pero se originó un baile de culpas para señalar quién es el responsable de la falta de previsión en infraestructuras para la escasez de lluvias. “Las cosas que no se hacen en Cataluña son siempre culpa de otro, es el comodín que siempre funciona”, zanjó Salvador Illa.

La salud del catalán protagonizó el cuarto bloque del debate. El uso de la lengua propia de Cataluña en los jóvenes ha caído 19 puntos desde 2007 y el año pasado se ubica en el 25%. El representante de Junts, Josep Rull, instó al socialista Salvador Illa a llegar a un gran acuerdo sobre el uso del catalán en la escuela. El jefe de la oposición recogió el guante, pero también instó al PP a que participe en ese mismo acuerdo amplio, algo que había hecho en el pasado. El popular Alejandro Fernández y Carlos Carrizosa (Cs) han coincidido con que muchos ciudadanos encuentran “antipático” el catalán por lo que consideran las medidas coercitivas con que se quiere asegurar su uso en los comercios y la atención ciudadana que ofrece la Generalitat. “Los datos de uso deberían hacerles reflexionar sobre si sus medidas de fomento son las correctas”, les ha dicho Fernández. Aragonès, por su parte, ha puesto en valor que en su Govern se ha hecho una gran inversión para fortalecer el sector audiovisual y así garantizar la oferta de series y películas en plataformas. Todos los partidos, salvo Vox, se han mostrado a favor de trabajar en la línea de que el Presupuesto para cultura llegue al 2% del total. En el pasado borrador de cuentas era de 1,7% y el president candidato ha criticado al resto de partidos que no lo apoyaran. Informa Camilo S. Baquero.

Illa se esperó casi a la medianoche para anunciar que, si se hace con la presidencia de la Generalitat, nombrará consejera de Interior a Núria Parlon, alcaldesa de Santa Coloma de Gramenet (Barcelona), y recuperará a Josep Lluís Trapero, exjefe de los Mossos, para ser director de la policía catalana. Aún más tarde era cuando anunció que tiene “un plan” para el regreso a Cataluña de las empresas que se marcharon por la incertidumbre del procés.

Eran las 0:22 horas cuando la moderadora Ariadna Oltra anunció que el programa llegaba a su fin. “Ha sido un debate vivo”, consideró. A la campaña le queda el último esprint.

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